¿Qué ha pasado hoy, 23 de febrero, en Extremadura?
Juani Díaz Blanco, en su casa del centro de Cáceres. Jorge Rey
Vive sola en Cáceres

Juani Díaz Blanco: «Me gustaría que la asistenta viniera a casa más horas»

88 años ·

«Vivir sola a mi edad no tiene ventajas», dice la anciana, que pasea a diario y está atendida por hermanas y sobrinas

Martes, 6 de febrero 2024, 07:22

Juani Díaz Blanco tiene 88 años, en mayo cumplirá 89, y vive sola desde hace dos, cuando murió su hermana. «Es duro, lo llevo ... mal», se sincera la mujer, que está soltera y vive en Cáceres, en un piso del centro urbano. «La Junta de Extremadura –cuenta– me concedió una asistenta, que viene una hora los lunes, miércoles y viernes por la mañana. Ella hace de todo. Lo que yo necesite, pero es poco tiempo el que está. Hace las tareas del hogar y si sobra tiempo, hace también alguna otra cosa. Algunos días, salimos a dar un paseo. Cuando ella está en casa, bien, pero cuando se va, me quedo sola. Me gustaría que pudiera venir más horas, para estar algo más de tiempo acompañada. A ver si ahora cuando revisen mi caso, le autorizan que venga más tiempo».

Publicidad

Cacereña de toda la vida, la mujer vivió antes en la calle Parras. De ahí se mudó junto a sus padres a la vivienda donde continúa a día de hoy, que compartía con su hermana. «A ella la sacaba yo todos los días a pasear», recuerda Juani, que no ha perdido esa costumbre, la de salir a caminar a diario. «Me ha dicho el médico que me tengo que mover, así que todos los días por la mañana y por la tarde, cojo mi bastón y me voy a dar un paseo por Cánovas (el bulevar histórico de la ciudad y el más concurrido, en pleno centro, muy cerca de su piso). Hago paseo arriba y paseo abajo, y a veces entro en alguna tienda a por algo de comida si necesito».

«Es duro, porque la mayor parte del día no tienes a nadie con quien hablar, o que te ayude si te pasa algo»

Un día normal en la vida de la octogenaria cacereña comienza sobre las nueve de la mañana, cuando se levanta. «Para cuando viene la asistenta, a las diez, normalmente ya estoy desayunando –detalla la mujer–. Luego, doy un paseo por Cánovas. No me siento en los bancos porque son muy duros. Necesitaría un cojín, pero no lo llevo por no ir cargada con él. Después del paseo, preparo la comida. Casi siempre como lo que me traen mis sobrinas. Hoy (por este lunes) tomaré el cocido que me trajeron ayer, que como me suelen traer bastante cantidad, lo troceo y me vale para varios días. Después de comer, me echo la siesta en el sofá».

Una tarde cualquiera

El guion de la tarde pasa por «merendar, y luego entretener el tiempo con la tele o con alguna lectura, hasta la hora de salir a dar otro paseo también a Cánovas por la tarde. Luego ceno y me acuesto. Duermo bien, eso es lo bueno».

Publicidad

Juani no tiene hijos, pero sí hermanos –son ocho, de los que viven seis– y sobrinas. «Tienen sus familiares a los que lógicamente tienen que atender también, pero me traen comida y me llevan al médico siempre que tengo que ir», agradece la mujer, que dice disfrutar en general de buena salud, más allá algunos problemas de visión». «Vivir sola, por lo menos a estas edades, no tiene ninguna ventaja –opina Juani Díaz–. La mayor parte del día no tienes nadie con quien hablar y contarle lo que te pasa, o que te ayude si te pasa algo. Es triste». ¿Y una residencia? «No me gustan –dice–. He ido mucho como voluntaria y no me gustan»,

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad