La Junta de Extremadura ha eliminado la prohibición de usar perros para cazar en Monfragüe, según se desprende al leer el Programa de ... acción selectiva de control de ungulados 2024-25, publicado en el DOE el pasado día 18. Esto no significa que vaya a haber canes en las batidas para reducir la superpoblación de ciervos y jabalíes que queden por realizarse esta temporada, sino únicamente que se abre la puerta a su utilización.
Antes de poder usar canes, debe entrar en vigor el nuevo PRUG (Plan Rector de Uso y Gestión), el documento que sienta las bases de lo que se puede y no hacer en el parque nacional en todos los órdenes y cuya renovación aún debe recibir el visto bueno del Organismo Autónomo de Parques Nacionales. La actividad cinegética en el espacio más protegido de la región la regulan el Plan de acción selectiva, que es un marco general con cinco años de vigencia –el actual se aprobó en el año 2021– y el Programa de acción selectiva, que desarrolla el Plan y se actualiza cada año.
En uno y otro documento se recoge que las batidas de control en terrenos públicos fuera de la Zona de Reserva –la de usos más restringidos– se hacen de octubre a diciembre, para respetar las épocas de cría. Esto significa que apenas hay ya margen para hacer batidas con perros este año. Se hará a partir de que se apruebe el nuevo PRUG.
La Junta no logró la temporada pasada capturar ni el 20% del objetivo fijado, una tasa muy inferior a la de temporadas anteriores
El Programa de acción selectiva del año pasado habilitaba «el método de batidas de control sin perros en terrenos de propiedad pública». En el nuevo, este párrafo desaparece. Más aún: lo hace también la palabra perros, citada diez veces en 22 páginas el año pasado y ahora ninguna.
La nueva política de la Junta en materia cinegética en Monfragüe también destierra el sistema de jaulas, cercones y eutanasia con bala cautiva. Así, el programa de acción selectiva del año pasado establecía que «dentro de los métodos letales, se aplicarán a la totalidad de ejemplares a extraer (...) la captura en cajas trampa y eutanasia mediante bala cautiva, además del uso de armas de fuego para el sacrificio en cercas de manejo, recechos y aguardos de control». Ahora se dice lo siguiente: «Dentro de los letales, se aplicarán a los ejemplares a extraer (...) recechos y aguardos de control, batidas de control acordes a la legislación vigente...».
El sistema de jaulas y cercones
Y estas últimas palabras son clave. Porque permitir métodos «acordes a la legislación vigente» significa que cuando entre en vigor el nuevo PRUG, que autoriza el uso de perros, se podrá cazar con ellos en el parque. «La eliminación del sistema de jaulas y cercones, y el hecho de que se abre la posibilidad de cazar con perros son las dos novedades principales del nuevo Programa de acción selectiva de ungulados en Monfragüe», valora Víctor Arroyo, técnico de la Federación Extremeña de Caza, que defiende el uso de los canes.
Al contrario que SEO/Birdlife, que considera que el cambio «no responde a criterios de conservación, sino a las demandas del sector cinegético y de los propietarios de fincas privadas».
Cérvidos en Monfrragüe, el pasado octubre, durante la berrea.
Hoy
Sobre la actividad cinegética en terrenos privados, el nuevo Programa autoriza a los dueños de fincas a «solicitar a la dirección general con competencias en materias de conservación llevar acabo en sus terrenos actuaciones selectivas de control». Habrán de hacerlas respetando el capítulo 8.3 del Plan, que limita esas acciones a «recechos, aguardos y batidas sin presencia de perros de caza, bajo la estricta tutela de la administración».
Esta participación de los propietarios privados –ya recogida en el Plan aprobado hace tres años– se implanta «tras constatar la existencia de desviaciones en los objetivos que se persiguen en el control de las poblaciones de ungulados». O sea, visto que no se ha conseguido matar a todos los ejemplares que se estima necesario para corregir la superpoblación. La ayuda de los dueños de fincas no es nueva. En el año 2018, la Junta hizo con ellos 12 acciones de control de ungulados, y 11 en 2019.
Los dueños de fincas podrán pedir a la administración permiso para acoger batidas
Hay que recordar que cada año, el programa concreta cuántos ciervos y jabalíes deben abatirse por razones de equilibrio medioambiental. El excesivo número de estos animales genera daños a la vegetación y ayuda a expandir enfermedades como la tuberculosis, que tienen en los jabalíes a unos de sus vectores principales. De ahí que haya consenso en la necesidad de rebajar su número en el parque nacional extremeño.
En la primera campaña de vigencia del sistema de jaulas y cercones, la 2021/22, se fijó el objetivo de matar 561 ciervos y 500 jabalíes, y a su término, se habían abatido 223 y 297 respectivamente, lo que supuso un porcentaje de cumplimiento del 40% en ciervos y el 59% en jabalíes. En la temporada siguiente, la meta fue sacrificar 418 ciervos y 564 jabalíes, y el balance final fue de 261 y 524, respectivamente, o sea, el 62% en ciervos y el 93% en jabalíes. Al juntar los datos de los dos años, el resultado es que se logró completar los cupos en un 51% en ciervos y en el 76% en jabalíes. Y en la campaña pasada, la tasa de éxito bajó al 14% para ciervo y el 19% en jabalí.
«Campaña de desprestigio»
«Pese a los buenos resultados, pues ya se estaban alcanzando tasas de éxito de captura selectiva de ciervo y jabalí –opina SEO/Birdlife–, el sector cinegético y los propietarios de fincas privadas de Monfragüe se lanzaron a una campaña de desprestigio hacia estos métodos, usando vídeos de origen desconocido y acusando a la administración gestora de hacer sufrir a los animales, de matar hembras con crías y otros testimonios infundados para acusarla de utilizar métodos contrarios a la ética de la caza».
Para Fondenex (Fondo para la Defensa del Patrimonio Natural y Cultural de Extremadura), el control de ungulados en el parque nacional extremeño debe hacerse no discriminando terrenos en función de quién es su propietario, sino haciéndolo allí donde venados y jabalíes ocasionan problemas. El colectivo defiende que toda actuación en este capítulo debe regirse siguiendo criterios científicos.
Vista panorámica del parque nacional extremeño.
Hoy
Los cupos de ejemplares a abatir varían cada año, en función de los resultados obtenidos en la temporada anterior. Para la 2024/25, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible propone capturar 430 ciervos (322 hembras y 107 machos) y 467 jabalíes. Son 214 ciervos menos y 48 jabalíes más que el año pasado.
Este cambio responde a la constatación de que las poblaciones de una y otra especie han variado en el último año, asegura el programa publicado en el DOE. «Según los registros de los recorridos respecto a los datos de programas anteriores, el número de ciervos contabilizados ha disminuido», recoge el documento. En cuanto a los jabalíes, apunta que «revisando los datos de los anteriores programas, la productividad, el estudio de herbivoría y sobre todo, comparando las hozaduras, rascaderos, zonas de paso, etcétera, todo parece indicar que la población ha aumentado ligeramente».
HOY pidió a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible el pasado 25 de noviembre una valoración de las novedades del programa de acción selectiva de ungulados en el parque nacional, para incluir su punto de vista en este análisis, pero la petición no ha recibido respuesta.
Ciervos junto a un mirador del parque nacional, el pasado octubre, durante la berrea.
Hoy
Abatir a los ciervos semidomesticados antes de la berrea
El Programa de acción selectiva de ungulados en Monfragüe 2024-25 aborda un problema conocido pero no resuelto: la presencia en el parque nacional de ejemplares que han tenido tanto contacto con humanos que permiten un acercamiento antinatural en la especie y peligroso para las personas. Suelen merodear por los miradores en busca de gente que les da comida, en ocasiones de la mano. «En el caso de los animales semidomesticados –plantea la resolución publicada en el DOE el pasado día 18–, en la zona de uso público del parque, donde el número de individuos aumenta en los meses de septiembre y octubre (berrea), generando un problema de seguridad para los visitantes del parque, puede ser necesario reducir el número de individuos antes de ese periodo».
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