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La Junta de Extremadura ha presentado ante la Unión Europea un proyecto que plantea obtener un rendimiento turístico de la presencia del lobo, una vez ... que ha certificado el regreso de la especie a la comunidad, donde se le perdió el rastro oficialmente en el año 1993.
La solicitud tramitada por la Consejería de Transición Ecológica y Sostenibilidad está en línea con la Estrategia estatal sobre esta materia, que defiende fomentar la convivencia del 'canis lupus' con el medio rural en general y la ganadería extensiva en particular. La iniciativa se ha presentado a la última convocatoria del programa comunitario Life, que lo está analizando, y los contratos no se firmarían antes de junio de este año. No hay certeza de que la propuesta vaya a ser aprobada, pero el hecho de haberla presentado ilustra sobre la política de la administración regional en este campo.
El deseo de la Junta es iniciar la promoción de Extremadura como destino turístico asociado al lobo centrándola en aquellos sitios donde se ha verificado la presencia de la especie. O sea, en la ZEC (Zona Especial de Conservación) Sierra de Gredos y Valle del Jerte. Este espacio protegido de casi 70.000 hectáreas engloba una parte del sureste de la provincia de Cáceres, y además del Valle del Jerte, incluye áreas amplias de La Vera y el Valle del Ambroz. En ella se localizan varias de las cotas más altas de la comunidad.
Esta ZEC agrupa a 37 municipios, uno de ellos La Garganta, que entre sus atractivos turísticos cuenta el único Museo del lobo de Extremadura. También con un viejo corral de lobos reacondicionado para atraer turistas. Se trata de un hoyo de unos 250 metros cuadrados al que se atraía a los animales, que una vez dentro no podía salir de él al toparse con un muro en pendiente negativa, esto es, hacia dentro del círculo, que además estaba coronado por losas largas sobresaliendo también hacia dentro.
De la presencia histórica del lobo en este territorio da fe la toponimia del lugar, que incluye los castaños de Escondelobos (en Casas del Castañar, Valle del Jerte), incluidos en el catálogo regional de árboles singulares.
El regreso de la especie a Extremadura fue certificado el pasado febrero, cuando un laboratorio especializado de la Universidad de Oporto confirmó que los restos de excrementos encontrado en un paraje de montaña del término municipal de Villanueva de La Vera (en la sierra de Gredos, cerca del límite con la provincia de Ávila) correspondían «a una hembra reproductora cuyo halotipo genético se corresponde con una especie lobuna del centro-norte de España».
Unos meses más tarde, el mismo laboratorio portugués avaló que también eran de 'canis lupus' otros restos remitidos por la Junta de Extremadura. Esta vez correspondían a un varón cuyo rastro había sido recogido en Madrigal de La Vera.
«Además –amplía la Consejería–, el Instituto de Conservación y de la naturaleza y los bosques de Portugal ha identificado genéticamente otros dos individuos en la frontera luso-española, en una zona próxima al término municipal de Zarza La Mayor, entre el norte del parque natural del Tajo Internacional y el sur de la Sierra de Malcata». En este caso, se ha verificado que uno de los ejemplares es una hembra y el otro aún no se sabe. «El resto son especulaciones sobre posibles individuos aislados y dispersos de Ávila y Salamanca, notificados por personal de las zonas limítrofes pero aún sin prueba confirmada», añade la Junta, que explica también que el Estado le ha concedido dinero para avanzar en un modelo encaminado a «la conservación de la especie y el mantenimiento de su población».
Esa subvención del Ministerio para la Transición Ecológica y el reto demográfico se invertirá en dos tipos de acciones: «para poner en marcha medidas preventivas en la gestión del lobo ibérico y para paliar daños producidos a la ganadería extensiva», avanza la Consejería. En este sentido, hay que recordar que el Consejo de Gobierno de la Junta acordó el pasado día 7 encargar a la empresa pública Tragsatec que ejecute por valor de 84.998 euros una serie de medidas encaminadas a reducir el daño que esta especie pueda causar al ganado.
Hace ya unos meses que la Junta de Extremadura trabaja en el futuro Plan de recuperación regional del lobo, cuyo objetivo principal será sentar las bases que permitan la convivencia entre la especie y el sector ganadero. Esto no fue necesario durante lustros, porque no había lobos, pero una vez que se ha constatado su regreso, toca empezar a preparar el camino, y una de las bases de ese documento será «reducir el rechazo que genera en el medio rural», explica la Consejería de Transición Ecológica y Sostenibilidad.
Lo intentará «a través de medidas de sensibilización y concienciación, en especial resaltando el papel del lobo como regulador de otros carnívoros que afectan también al ganado y a las especies cinegéticas que tienen un exceso poblacional, como el jabalí». También «fomentando la adopción de medidas de prevención de daños en ganadería, incentivando el empleo de pastores y también de perros mastines, más otras medidas preventivas utilizadas en otros territorios con presencia de esta especie». Cita igualmente la Junta «la concesión de indemnizaciones por daños causados por el lobo en la cabaña ganadera».
Este último punto es una de las claves. Porque la principal base de la asociación negativa que tiene la especie en Extremadura es el daño que sus ataques han causado en explotaciones ganaderas y que no siempre fueron resarcidas de manera satisfactoria para los trabajadores del campo.
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