No hay quien compre lana. Se acumula en las naves de los ganaderos y en los almacenes de empresas comercializadoras. No encuentran comprador. De la campaña pasada y parte de la anterior se estima que en Extremadura pueden acumularse unos 6,5 millones de kilos. ... Y ya ha empezado el esquileo de las ovejas de esta campaña, que garantiza más cantidad a corto plazo. La región es la primera región productora europea de lana.
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«El problema no es solo nuestro, ni español. Es europeo aunque también afecta a más partes del mundo», amplifica Antonio Holguín, presidente de Comercial Ovinos, la gran cooperativa ganadera y comercializadora de lana en la región, con sede en Villanueva de la Serena. «Señalo a Europa por ser nuestro ámbito y porque no tiene industria textil desde hace años. Eso explica muchas cosas en lo que está pasando con la lana», incide Holguín a HOY.
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La lana está tan depreciada que prácticamente no se compra ni se vende. ¿Por qué? «Desde 2019 hay un receso bestial en el mercado mundial. Desde 2019 se viene produciendo esa situación, que ahora se redobla. Una situación que afecta no solo a los ganaderos sino sobre todo a los comerciantes de lana», explica Marco Antonio Calderón. Es el administrador y uno de los socios de Lanas Extremadura, otra comercializadora, de las pocas que quedan en Extremadura. Al contexto mundial de caída de la demanda se le añade, en el caso de la lana española, otro lastre particular. Su gran cliente, China, no quiere saber nada de ella en estos momentos.
China es el gran importador de este producto. El 80% del mercado mundial lo mueve el país asiático, que tiene cerradas sus fronteras a España desde hace dos años, cuando en nuestro país eclosionó la viruela ovina. Entonces el gigante asiático decidió no comprar nada que tuviera que ver con la oveja española por esa enfermedad. España está libre oficialmente de viruela ovina desde noviembre pasado, pero las puertas de China siguen cerradas. Ganaderos y comercializadoras han solicitado al Ministerio de Agricultura que interceda ante el Gobierno de aquel país para que las reabra.
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La crisis para ganaderos y comerciales no para de crecer. Cada año se saca lana. Los productores de ovino necesitan quitársela de encima una vez realizado cada año el esquileo y buscan para ello a las comercializadoras. Algunos ganaderos decidieron no vender en la pasada campaña por los bajos precios. En 2018 el kilo se pagó a 2,80 euros. El año pasado, a 30 ó 40 céntimos en el mejor de los casos.
Otros ganaderos llevan dos años acumulándola en sus naves. Pero tres años seguidos sin darle salida son muchos y empieza a faltar espacio. No pueden ni enterrarla ni quemarla (es ignífuga).
Marco Antonio Calderón
Socio y administrador de Lanas Extremadura
Las comercializadoras viven una situación peor. Muchas han cerrado desde 2022 porque no han podido vender. «Lo de China es el remate pero la cosa ya pintaba bastante mal desde 2019», expresa Calderón. «Todos los años las ovejas se deben esquilar. Es una necesidad. Los ganaderos nunca hemos ganado dinero con la lana, pero al menos lo que nos compensaba el coste de esquilarlas. Ya no», puntualiza Holguín, presidente de Comercial Ovinos.
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Es una cooperativa que agrupa más de 1.350.000 cabezas de ganado ovino merino y más de 2.500 ganaderos de Extremadura y Andalucía. Su producción media anual supera los 3.5 millones de lana, el 30% de la producción de lanas merinas de España.
Holguín lanza un mensaje de tranquilidad a los socios de Ovinos. «Vamos a recogerles la lana. Ya veremos a cuánto se puede pagar, pero vamos a hacerlo», agrega. La decisión en campañas pasadas de los ganaderos y comerciantes de no vender esperando un precio mejor ha llevado, en el caso de los últimos, a la ruina a muchos de ellos. Han cerrado empresas, algunas de tres o cuatro generaciones de antigüedad.
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«Los ganaderos no se arruinan por no vender lana, pero lo sufren. Las comercializadoras, se arruinan y cierran», finaliza Calderón, ganadero también con explotación ovina en Monesterio y Montemolín, en el sur de la provincia de Badajoz.
Casi todo el tejido textil es fibra artificial o de algodón. Apenas queda ya rastro de la lana en el mercado textil mundial. Solo un 3% del total lo copa ya el subproducto que se saca de las ovejas. Una realidad inimaginable para las generaciones más veteranas de ganaderos y empresas comercializadoras de ovino pero evidente ahora. Estamos ante un problema estructural, no coyuntural, reseña Marco Antonio Calderón, que estuvo dos décadas trabajando en Comercial Ovinos y que después puso en marcha, junto a otro socio, Lanas Extremadura. Un perfecto conocedor del mercado y de este subsector en el que ha ido desapareciendo las industrias vinculadas con el procesado de la lana en territorio español. Aquí ya solo se recoge, se clasifica, y se empaqueta en enormes fardos en espera de que haya comprador. Ahora, con el mercado chino cerrado a cal y canto, las pocas esperanzas de venta se dirigen a Uruguay, Argentina y Egipto. La producción de lana lleva disminuyendo por la competencia de otras fibras naturales vegetales, como el algodón y en menor medida el lino y sobre todo por las fibras sintéticas (acrílicas).
Desde 1990 se ha asistido a una disminución cercana al 40% de la producción mundial de lana. En productores tradicionales como Australia y Nueva Zelanda ha bajado casi un 60%. En Uruguay y Argentina ha perdido más de la mitad de su producción. En Europa ha sido menos gracias a que el ovino está ligado a ayudas de la PAC.
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