![La lana merina de Extremadura intenta resurgir aprovechando el auge de la moda sostenible](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202303/03/media/cortadas/anino_2-RI0DbOwqvVWbbEILriVyfUI-1248x770@Hoy.jpg)
![La lana merina de Extremadura intenta resurgir aprovechando el auge de la moda sostenible](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202303/03/media/cortadas/anino_2-RI0DbOwqvVWbbEILriVyfUI-1248x770@Hoy.jpg)
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Ropa cuyo origen esté en una oveja y no en un pozo de petróleo. Seguramente, nunca antes hubo en el mundo tanta gente dispuesta a pagar más por tener prendas así. Es la moda sostenible, una ola a la que intenta subirse la lana ... merina española, que en gran modo es decir la extremeña porque en la comunidad pastan siete de cada diez ovejas merinas puras del país.
Ellas, las guardianas de la esencia de la raza, son las que dan la mejor lana, la de vellones más largos y finos, la que quieren las marcas de lujo y las de ropa deportiva cara, los dos sectores del ámbito textil que más han puesto sus ojos en esta fibra natural aislante del frío y del calor, antibacteriana, ignífuga, biodegradable y no alérgica. Este auge del ecologismo llevado al armario ha impulsado en la región varias pequeñas iniciativas empresariales que intentan que la merina recupere su sitio. A gran escala, esta batalla comercial la gana claramente de momento Australia y en menor medida Argentina, pero España, o sea, Extremadura, lucha por conquistar su hueco.
marco antonio calderón
Lanas de Extremadura
Gucci, Loewe, Chanel, Carolina Herrera, Adidas, Yucs, The North Face, Zara, Yves Saint Laurent... Todas estas marcas y otras muchas tienen en sus catálogos productos elaborados con lana merina, aunque en el sector coinciden en que es difícil conocer el país de procedencia de la fibra. Por cuota de mercado, lo más probable es que sea australiana.
«La lana que yo utilizo es de oveja merina española pura», sitúa Cecilia Calderón, que hace siete años creó desde Cáceres su propia marca, 'La Merina Wool'. Vende cojines, pañuelos o mantas a un consumidor de alto poder adquisitivo, y también bobinas a artesanos, diseñadores u otro pequeños emprendedores.
«Hay una tendencia clara en una parte del sector textil hacia la recuperación de la alta calidad», apunta la empresaria. «Está creciendo el número de consumidores que apuestan por las prendas duraderas, frente al modelo impuesto por algunas grandes cadenas conocidas por todos que impulsa a renovar continuamente el armario con piezas que duran una temporada, y a veces ni eso». «Estamos ahora ante la oportunidad de situar en buena posición a la lana merina, porque esta moda sostenible y duradera se basa en la alta calidad, y Extremadura es la principal productora de lana de merina pura, que es la de mayor calidad», amplía Calderón.
15 millones de ovejas hay en España, y una de cada cuatro está en la comunidad. La proporción se dispara si solo se tienen en cuenta las merinas puras. La Asociación nacional de criadores de ganado merino agrupa a 160 ganaderías, de las que casi el 70% están en Extremadura (hay 72 en Badajoz y 38 en Cáceres), según la web de este colectivo que entre otros cometidos, se ocupa del Libro genealógico de la raza. En él están inscritos todos los animales puros. Son aproximadamente 135.000, de los que unos 106.000 –es decir, el 78%– están en la región.
camino limia
Ganadera y abogada
La Asociación surgió en la década de los setenta, principalmente como reacción ante el declive de la raza, que a mediados del siglo pasado se topó con un problema que aún hoy le pasa factura. Lo que ocurrió fue que la lana se depreció tanto que dejó de ser rentable para los ganaderos. El motivo de esa caída en picado del precio fue «la competencia de los colosos del hemisferio sur (Australia y Argentina, principalmente) y de las nacientes fibras sintéticas, como el nylon», contextualiza la Universidad de Extremadura (UEx) en un estudio titulado 'El suroeste de España y la lana merina'. Se publicó en el año 2017 aunque sigue plenamente vigente, y lo firman Beatriz Agudo, Antonio Jesús Galán, Marco Antonio Calderón y Carmen Haba.
«Esta situación –resume este pedagógico informe– forzó a los gestores genéticos del merino español a tomar una decisión ante la dicotomía entre mejorar la calidad de la lana o fortalecer la capacidad cárnica de la raza». Y casi todos eligieron lo segundo.
Seis años después de este estudio de la UEx, uno de sus autores, Marco Antonio Calderón, tiene claro que «aunque es cierto que la lana merina tiene ahora más nombre y más publicidad y se venden más prendas de merino de alta calidad, esto no significa que lo estemos notando en España». «En el mundo se está vendiendo más, sí, sobre todo prendas técnicas deportivas de alta calidad, pero en España no hemos evolucionado en sintonía con esta tendencia, y nos hemos quedado en una producción de calidad mediocre», argumenta Calderón. Desde hace un mes, él trabaja para la empresa Lanas de Extremadura, pero antes estuvo más de veinte años como gerente de Comercial Ovinos, la mayor operadora de lana del país y que tiene su sede principal en Villanueva de la Serena.
Durante más de dos décadas, las ovejas han sido su día a día, y desde experiencia afirma que «en España tenemos a los mejores ganaderos de ovino del mundo, nadie saca tanta rentabilidad a sus animales, gracias a la carne y la piel, pero en lo que a lana se refiere, las finas australianas son mejores que las españolas». «En esto, la calidad se mide con valores objetivos, como la longitud o la finura, y el australiano es un hilo más fino, más largo, más blanco, más limpio y que da más rendimiento», afirma Calderón, que cree que la lana merina española «tiene más nombre e historia que calidad». «Si no fuera como digo –continúa–, no se estaría pagando una a cinco euros el kilo y la otra a 50 céntimos. Si alguien quiere comprar lana y encuentra dos iguales de buenas, una a cinco euros y la otra a medio euro, habría colas de compradores para llevarse camiones de la que cuesta medio euro».
cecilia calderón
Empresaria, 'La Merina Wool'
«Aunque no guste escuchar esto, es la realidad, y haríamos bien en asumirla», añade el experto, partidario de intentar ganar calidad tanto mejorando la pureza de la raza merina española como mezclándola con otras. «Se pueden hacer las dos cosas», defiende Marco Antonio Calderón. «Ni yo ni nadie –mantiene– puede afirmar que cruzar merina española con merina australiana es malo, porque no hay datos suficientes». «Yo no soy partidario de demonizar cruces, y creo que la mejora de la calidad puede llegar por la vía de la mejora genética pero también con la del cruce, y la primera opción es más lenta que la segunda».
No opina lo mismo Camino Limia, licenciada en Derecho y ganadera de ovino. «Me parece una torpeza introducir genética australiana o argentina en el merino español», afirma. «Supone crear un animal que no se va adaptar a nuestra zona, cuando además, nuestro merino es mejor que el australiano».
«La lana merina española nunca se ha desvalorizado, en todo el mundo ha mantenido siempre la importancia y el valor que ahora se le empieza a dar en España», considera Limia. «Quien se ha atrevido a salirse del círculo que mueve los hilos de la lana –sigue– ha podido comprobar que el mercado internacional, y en particular el sector textil premium, valora nuestra fibra y la paga, de hecho nosotros estamos vendiendo lana de 17 micras –más fina que la media del merino puro español– a tres y casi cuatro euros el kilo, a Italia y Alemania».
En su radiografía al sector, ella considera que «el problema en España es que no hay un trabajo serio de selección genética por parte de los productores, falta profesionalización». Y propone soluciones. «Lo primero es aprovechar el merino puro que nos queda para mejorar un producto único y genuino y demostrarle al mundo que el mejor merino sigue estando donde nació; lo segundo, que el productor trabaje la lana profesionalmente, entregando los vellones en condiciones de ser vendidos en cualquier parte del mundo; y lo tercero, hay que apostar por los artesanos, darles herramientas para que puedan trabajar sin depender de los monopolios».
De esa escala pequeña, local, artesanal, parte Dehesalana, el proyecto surgido en Actyva, «cooperativa Integral de economía social del suroeste ibérico». Surgió en el año 2015, «para devolver la lana a hogares y talleres textiles, y permitir así rescatar un recurso local autóctono caído en el olvido y que ha perdido valor», explican en su web. En ella venden ovillos, calcetines, mitones, camisetas, lana peinada... «Nos nutrimos de ganaderías extremeñas y también de una trashumante, y vendemos tanto materia primera como productos acabados, a tejedoras, talleres textiles, emprendedores y también a consumidores finales», detalla Almudena Sánchez, coordinadora y cofundadora de Dehesalana, que tiene su versión no productiva en Laneras, un proyecto con una vocación «social, educativa, terapéutica».
La existencia de Dehesalana en Hervás, o de Extremerinas (de Charlotte Houman desde Cuacos de Yuste), es una prueba más de que «algo se está moviendo en torno a la lana merina en Extremadura», como resume Cecilia Calderón, de 'La Merina Wool', que cree que «estaría bien que quienes vamos en una línea parecida, nos uniéramos».
En este grupo de iniciativas empresariales surgidas recientemente en torno a la histórica fibra está Añino Regina Merina, la propuesta de Antonio Milara, maestro zapatero y guarnicionero, hijo y nieto de laneras extremeñas, y la ovetense Icíar Martín Aresti. La firma tiene su domicilio social en Castuera.
Su marca, creada hace dos años, vende calzado y ropa orgánicos –tienen el certificado GOTS que concede Europa– online y también en cuatro tiendas colaboradoras (ubicadas en Granollers, Astorga, León y Boca de Huérgano), a las que en breve se sumará una quinta en Barcelona. La marca utiliza la lana merina pura de Fernando Fernández, de Castuera, y ha mostrado sus diseños en la Fashion Week de Florencia. Otros, como Oteyza, han enseñado qué se puede hacer con esta materia prima en la Fashion Week de Madrid.
3.725.387 Cabezas de ganado ovino que hay en Extremadura, al cierre del año 2021, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En España hay 15.081.347. En el año 2014, este censo oficial recogía que en la comunidad autónoma había 3.041.334, lo que supone que la cabaña ha aumentado un 22% en siete años. Este incremento fue sostenido, año a año, según la gráfica que ofrece el Ministerio, que especifica que el censo en la última década nunca bajó de tres millones de ejemplares.
2.711.745 Número de ovejas que se esquilaron en Extremadura en el año 2021 para obtener lana fina blanca, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En España fueron 3.342.466, lo que significa que la región aglutina el 81% del total nacional.
6.247 Es la producción de lana fina de Extremadura en el año 2021, medida en toneladas. Es el 81% del total de España, que produjo en ese ejercicio 7.717. En el ejercicio de 2013, la producción extremeña de lana fina blanca fue de 2.891 toneladas, lo que significa que en ocho años aumentó un 116%, según el Ministerio.
«Antonio y yo sabíamos de las posibilidades de la lana, y hemos querido hacer algo diferencial, un tejido sin poliamida ni derivados del petróleo, y con una caída que parece de última generación», resume Martín, que recientemente fue galardonada por el proyecto de Añino Merina en los III Premios +50 Emprende.
«Nuestra producción es biológica, no usamos nada que no sea natural, y creo que hemos conseguido poner en valor la lana, una fibra muy noble, y lo hemos logrado sin subvenciones, solo con fondos propios», completa la cofundadora de Añino –así se llama a los corderos de un año cumplido– Merina. «Nuestro proyecto tiene muy presente el valor que los rebaños trashumantes de merinas tienen para el suelo, y más en una zona como Extremadura y en estos tiempos de cambio climático», concluye Icíar Martín poniendo el foco en la cuestión medioambiental. Esa que en mayor o menor medida está ayudando a que recupere su sitio la oveja merina española, la madre del merino mundial.
Asociada popularmente al invierno, como un tejido para abrigarse, típico de jerséis o mantas, la lana de oveja merina es también un aislante del calor. Es más transpirable que otras, y se seca más rápido. Estas y otras propiedades, como su poder antibacteriano o para repeler lluvia fina, explican por qué se ha convertido en una de las fibras naturales preferidas por las marcas de moda más caras, que la usan para prendas de todo tipo.
Además, la lana merina más fina y larga –más de siete centímetros y menos de 20 ó 21 micras de diámetro, respectivamente– se ha hecho en los últimos años un hueco entre las firmas deportivas y la ropa técnica que más apuestan por la calidad. Camisetas interiores tipo segunda piel para corredores o ciclistas, o forros polares, calcetines y guantes figuran entre las prendas de firmas de renombre elaboradas con esta fibra natural que también se ha empleado en gorros y cascos para pilotos de Fórmula 1.
El referente nacional sobre precios es la Lonja de Extremadura, donde cotiza en torno a los 0,60 euros el kilo de fina, lejos de los más de dos euros que llegó a alcanzar justo antes de la pandemia. En el Índice de Mercado del Este australiano, el precio puede llegar a ser diez veces superior.
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