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La recuperación del lince ibérico, hasta hace poco una especie amenazada, es cada vez más evidente. Así lo confirma el ejemplar que desde hace días merodea el Club de Golf de Badajoz, por cuyos hoyos se ha visto pasear últimamente y donde se le ha visto con un conejo recién capturado, que es la base de la dieta de este esquivo felino junto a roedores y pequeñas aves. De hecho, el aumento de la población de conejos es lo que ha estimulado que en los últimos años se recupere la población de linces. Se debe a que el conejo es un animal en cuya caza y despelleje gasta muy poca energía y, por contra, la ingesta de esta presa le aporta muchas calorías.
A comienzos de los años 2000 el lince ibérico estaba al borde de la extinción, con solo 84 ejemplares adultos y una población en declive desde hacía más de 50 años. Pero en 2011, tras varios programas de cría en cautividad en los que Extremadura ha tenido un papel protagonista gracias al centro de Zarza de Granadilla, comenzaron las sueltas en la naturaleza y el lince ibérico, que antes ocupaba menos de 500 km², ahora se distribuye por un área de más de 3,300 km², según el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco). En la actualidad se calcula que hay más de dosmil ejemplares dispersos por la península ibérica. Las cifras se extraen sumando aquellos con collar que son rastreados por satélite, los captados por fototrampeo y de imágenes que reportan aficionados, ya que sus manchas son únicas, como una huella dactilar.
Según el último informe del Ministerio para la Transición Ecológica, en 2023 se registraron 14 núcleos poblacionales de presencia estable y reproducción de lince ibérico, de los que 13 se hallaron en España (cuatro en Andalucía, tres en Castilla-La Mancha y seis en Extremadura), más un núcleo en Portugal. En Extremadura estaría el 12% aproximadamente de esa población de linces.
La aparición de este ejemplar que ha sido visto varios días en el Club de Golf de Badajoz y que se supone, según fuentes cercanas al complejo, que también ha sido visto por la urbanización cercana de Los Rostros, indica que la recuperación de la especie va por buen camino. De hecho, el año pasado llegó a ser visto un lince en la barriada pacense de San Roque. Ahora mismo su único depredador es el lobo, prácticamente inexistente en Extremadura. Sin embargo, tiene como amenaza el tráfico, siendo los atropellos la principal causa de mortalidad. De hecho, el informe del Miteco apunta que en 2023 murieron 33 linces en la región (189 en total), la mayoría por atropello.
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