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Las mujeres que quieren tener hijos y tras intentarlo de forma natural no pueden cuentan con la opción de ser tratadas junto a sus parejas ... masculinas, femeninas o solas en el Centro Extremeño de Reproducción Humana Asistida (Cerha), un servicio del SES en Badajoz que realiza técnicas de reproducción asistida y que durante la pandemia acumuló listas de espera que rozaban el año. «Ahora es de seis meses para fecundación in vitro. Siete como mucho», apunta Francisco García Malpartida, ginecólogo que está al frente de este centro que lleva en funcionamiento desde 2005.
Por él pasan cada año entre 500 y 700 mujeres que desean ser madres y lo están teniendo difícil. Su esperado bebé no llega de forma natural y tienen que recurrir a la ciencia.
El problema para algunas de ellas, según relatan a este diario, es la espera, «que se hace eterna y sabes que el tiempo corre en tu contra».
Ahora es menor que durante los momentos más duros de la pandemia y en lista de espera hay unas 300 personas para fecundación in vitro.
«Para la primera consulta y para inseminación artificial no hay espera. Es rápido», añade el doctor Malpartida, que alude a que ante el cuello de botella que se generó durante la covid lo pusieron en conocimiento del SES.
Por ese motivo, tras el final de las restricciones estuvieron haciendo consultas de tarde e intervenciones en quirófano para reducir la lista de espera.
Además, según explica Malpartida, desde junio de 2022 en todas las áreas de salud de Extremadura realizan inseminaciones artificiales, la técnica más sencilla de reproducción asistida, algo que antes solo se hacía en Badajoz y que suponía continuos desplazamientos de pacientes de diferentes partes de Extremadura.
Francisco García Malpartida
Ginecólogo y jefe del Cerha
La mayoría de las mujeres que están en esa lista de espera pasa de los 35 años. «Cada vez la gente accede a la maternidad más tarde. Desde que abrimos hasta ahora la edad de quienes acuden a primera consulta se ha incrementado en tres años. La media ronda los 37 años».
La mayoría de quienes acuden al Cerha son parejas heterosexuales, aunque en torno a un 12% son mujeres que quieren ser madres solteras o parejas de lesbianas.
En el Cerha cuentan con dos consultas con ginecólogos y también trabajan dos embriólogos. «En momentos puntuales hay una tercera consulta», matiza Malpartida, quien reconoce que son pocos para todo el trabajo.
Asimismo, otra de las quejas que comparten la mayoría de las mujeres que se someten a este proceso es la falta de un psicólogo especialista en el Cerha para que les acompañe en un proceso emocional duro.
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