Rafael Chávez, de 47 años, se muestra tan apesadumbrado como impotente. Desde hace una semana aproximadamente, poco después de que Portugal notificara casos de lengua azul en Extremadura de serotipo 3, lleva contabilizadas 32 ovejas muertas en su explotación de Villanueva del Fresno. «32 ovejas madres porque de corderos que han muerto fruto de un aborto o al poco de nacer por no tener leche de la madre cuento unos 40 más», relata mientras enseña a HOY una fosa en la que va echando los cadáveres ovinos.
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Allí se acumula el hedor y las moscas ante un veranillo más propicio aún para la propagación de la enfermedad en la cabaña ganadera. Chávez tiene una explotación de 800 cabezas de ovino. Todas pastan en los 'Bienes Comunales' (finca comunal) de Villanueva del Fresno, a un paso de la frontera con Portugal.
De ellas, el ganadero villanovense estima que unas 300 están afectadas por lengua azul, «entre ovejas gestantes y lactantes, unas con mayor o menor afectación por la enfermedad».
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Oficialmente todavía en Villanueva del Fresno no hay foco declarado por lengua azul, según la Administración. Sí lo hay en las vecinas Cheles, Alconchel y Oliva de la Frontera, pero no en Villanueva. Pero la realidad es absolutamente clarividente, sentencia.
«No hace falta que me entreguen un papel diciendo que efectivamente tienen lengua azul. El mejor análisis es el que se ve: están con mocos, débiles, apenas se levantan, hay abortos frecuentes y, claro está, las muertes masivas de ovejas. Es lengua azul, claro. Dicen que en unos cuantos días nos lo confirmarán pero, vamos, que no hace falta que nos lo confirmen. Lo estamos viendo desde hace días», comenta.
Además, sospecha que están contagiadas con el serotipo 3, el más virulento, debido al gran foco detectado en Portugal.
«Esto es una catástrofe cuya magnitud aún no se conoce. Todos los días se están muriendo animales o enfermando y muchos de estos, sobre todo ovejas madres y corderos, no sobrevivirán», relata el ganadero.
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Y lo dice con un enorme pesar porque el año, hasta septiembre, venía extraordinario para el sector ovino. «Hemos tenido una buena primavera, se había producido una bajada de los precios de los piensos y tenemos con unos precios históricos de venta de los corderos. Pero ahora nos llega este desastre en plena paridera de las ovejas», clama Chávez.
«Hemos pasado de tener un año a un año catastrófico», sentencia. Lo peor, vaticina, es que no ve solución a corto plazo. Ni hay vacunas no aunque se pusieran todas en tiempo récord, algo casi imposible, solventaría la mortandad que golpea a las ovejas en estos momentos.
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«Estamos llegando tarde. La ola de fuerte de contagios, al menos en esta zona pegada a Portugal, ya no la hemos tragado», enfatiza mientras camina por la finca comunal de Villanueva del Fresno. Un remolque llega junto a Rafael. Una decena de nuevas ovejas y corderos muertos para la fosa. Y no parará de crecer, pronostica.
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