«Pasan de nosotros. La sensación que tenemos es que están a repartirse los restos del cadáver. Es un sinsentido, se pelean por la nada. Están en su burbuja. Piensan que la política es Madrid y el Congreso, pero es mucho más». Esta sensación que ... traslada de forma anónima un miembro destacado de Cs en Extremadura es la más extendida, sostiene, entre sus compañeros, que advierten que la guerra abierta entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal por el control del partido puede darles la última puntilla también en la comunidad extremeña.
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En la región, Cs tiene siete diputados desde 2019 tras unas elecciones a las que acudieron pensando que podrían ser decisivos para el nuevo gobierno autonómico. No lo fueron y, por el contrario, vivieron su particular crisis con la salida de Cayetano Polo en septiembre de 2020. La dirección nacional amenazó con la expulsión de prácticamente la mitad de los diputados, pero se reconciliaron y siguen formando un grupo en la Asamblea. Al menos, de cara a la galería.
Cuentan con las alcaldías de Badajoz y Villafranca de los Barros, mientras que apoyan al PSOE para dirigir los ayuntamientos de Almendralejo y Navalmoral de la Mata. Tienen concejales en Cáceres (lograron cinco, pero solo continúan tres), Plasencia (uno), Mérida (tres) y Badajoz (cuatro).
Su cargo de mayor relevancia es el alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera, que rehusaba estos días pronunciarse sobre su apoyo a Bal o Arrimadas. Dice que quiere centrarse en la ciudad, aunque es el único extremeño en la directiva nacional y uno de los dos con contacto directo con el mando nacional. El otro es el coordinador regional, David Salazar, que tampoco se decanta por ninguno de forma pública. En el partido reconocen que tanto Salazar como Gragera reciben pocas llamadas de la sede nacional.
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A los militantes les llama la atención el escaso interés que Inés Arrimadas ha mostrado por Extremadura, donde solo recuerdan la visita de noviembre de 2021 que incluyó una reunión con Vara. El último encuentro con un miembro de la sede nacional fue en noviembre cuando Dimas Gragera acudió a Badajoz para hablar de la refundación. Aunque los extremeños le arroparon, algunos reconocen que les hubiera gustado un cargo más relevante que un concejal de Santa Coloma de Gramanet.
El escaso peso que tiene la región quedó a la vista en la reciente elección para ocupar las vacantes del consejo general del partido. El diputado Fernando Baselga, el asesor en el Ayuntamiento de Badajoz Luis García Doncel y el militante Manuel José García Hierro se presentaron a unas votaciones internas que no eligieron a ninguno de estos extremeños. La región está representada por seis de 125 miembros.
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En el partido regional están cansados de que Madrid tome decisiones sin tener en cuenta los territorios, como el 2+2 del Ayuntamiento de Badajoz que tantos dolores de cabeza está dando al alcalde, Ignacio Gragera. Una vez lograda la alcaldía, en Cs advierten que no están recibiendo por parte del PP la misma lealtad ni estabilidad que ellos proporcionaron a Fragoso. Pero no tienen más opción que aguantar hasta las próximas elecciones.
Desde el entorno de Feijóo no ocultan que se han lanzando por los restos de Ciudadanos convencidos de que pueden reagrupar el voto de derecha. Y en esa línea los populares ven a Ignacio Gragera como un valor en alza, pero este quiere mantenerse fiel a sus siglas. Al menos de momento.
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Uno de los políticos con más trienios en el debate público es Fernando Baselga, que dejó el PP y hoy es diputado regional de Cs. Quizás por esa experiencia dice que se toman «con santa paciencia» la guerra abierta en Madrid.
«Me parece que es una pelea absurda, que deben ponerse de acuerdo con una candidatura de consenso o una tercera persona», señala tras recibir información de la crisis exclusivamente por los medios de comunicación.
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Explica que sus mandos en la región están inmersos en el proceso para la elección de compromisarios para el congreso en el que se espera la refundación del partido, fijado para los días 9 y 10 de enero. «Estamos preparando enmiendas a la ponencia del estatuto y la ponencia política, y poco más sabemos».
Baselga sigue la línea de la dirección regional, donde hace ya varios días afirmaron que no darían una directriz para votar por Arrimadas, Bal o una tercera persona que pudiera aún surgir. «Se dejará libertad a los compromisarios para que voten a quien parezca oportuno», afirma.
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De Extremadura irán trece compromisarios. Los seis que forman parte del consejo general y otros siete que ahora deben elegir en la región.
Siete diputados tienen en la Asamblea. No tienen diputados en el Congreso ni senadores.
118 concejales cuentan en la región desde 2019. Lograron 80 ediles más que en 2015 gracias a 45.374 votos.
Cuatro ayuntamientos gobiernan en coalición. Con el PP, en Badajoz y Villafranca de los Barros (en ambos tienen la alcaldía); con el PSOE, en Almendralejo y Navalmoral de la Mata.
La diputada Marta Pérez es la única extremeña que firmó el manifiesto Somos Ciudadanos. A finales de verano surgió este movimiento para «dar voz a los afiliados» y reclamar que la refundación del partido contara con ellos. «Gracias a este manifiesto conseguimos que la dirección planteara la asamblea, pero vemos que es una pantomima porque se trabaja a espaldas de Cs. Han participado 200 personas, que no es ni el 3% de la militancia del partido», lamenta.
Lo peor, a su juicio, es que el partido está perdiendo meses de trabajo para preparar las elecciones autonómicas y municipales que amenazan con borrarles del mapa. «Vemos que esto se ha convertido en una lucha de sillones. Me parece lícito que Bal, como cualquier otro afiliado, se presente y no entiendo la crítica de Arrimadas», señala. Por eso cree que «la dirección no está a la altura de los afiliados ni del proyecto». Pérez está disconforme con la crisis. «Deben pedir disculpas por el espectáculo y por ser la comidilla de todos. Nos van a llevar a lo que no queremos, que es la desaparición», dice la diputada extremeña.
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Otro de los cargos institucionales, que pide guardar el anonimato, asegura que solo quieren que «dejen tranquilos a los extremeños para trabajar en lo que tenemos por delante». Que son esas elecciones fijadas para mayo de 2023 que cada vez se les presentan más complicadas.
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