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Rafael Girón: «El maestro rural, en el pueblo»
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Rafael Girón: «El maestro rural, en el pueblo»

Maestro y poeta. Vive en Perales del Puerto y acaba de publicar el poemario 'Mosaico vital'

Sábado, 22 de marzo 2025, 08:08

Rafael Girón Echevarría (Bilbao, 1955) es profesor jubilado y vive en Perales del Puerto desde que fue destinado a su escuela en 1991. Su padre, placentino, fue interventor de la Diputación de Cáceres y su madre era vasca. Qué mejor manera de celebrar el Día de la Poesía que entrevistando a un maestro rural que acaba de publicar su primer poemario, 'Mosaico vital', en la editorial valenciana Talón de Aquiles.

–Un maestro de pueblo que vive en el pueblo.

–Sí, es muy raro, pero el maestro debe vivir en el pueblo. Los que no viven allí no pueden trabajar con padres y alumnos. Soy maestro rural y salvo un año que estuve en Córdoba, siempre he vivido en pueblos: Hinojosa del Duque (Córdoba), Aranguren (Vizcaya), cuando nadie quería ir al País Vasco, dos años en Piornal, cinco en Torrecillas de la Tiesa haciendo teatro infantil con los alumnos por las casas de cultura de los pueblos de Cáceres y editando la revista escolar 'Pitagorín y sus cosinas', y desde hace 34 años. Perales del Puerto. También estuvimos, mi mujer y yo, en Ecuador dos años como voluntarios trabajando con campesinos.

–Y en Perales, 'Peraluna'.

–Llegué y empezamos con la revista escolar, que primero se llamó 'Peralina', pero en el año 2000, la Inspección y las fuerzas fácticas del pueblo decidieron que tenía que pasar la censura de la lectura previa. Dejamos de hacerla, pero volvimos en 2007, ya sin lectura previa, la llamamos 'Peraluna' y ganó el segundo premio a la mejor revista escolar de España.

–¿Qué lo ata a Perales?

–Mis pizarras escritas con versos y mensajes, el cerezo, los frutales, la viña, hago mi vino, juego al pádel, al tenis y al ping pong, estoy en el grupo Pitarra Folk, somos todos de la Sierra de Gata y actuamos por la comarca. Y escribo poesía.

–Su libro: 'Mosaico Vital'.

–Tiene una parte amable, capítulos sobre la escuela, el amor, las personas… Luego pega un volantazo y se centra en el sobrevivir y el sobresufrir para entrar en terrenos más críticos y políticos: «Ni tu rey ni su ley, dijo la lengua larga de la vaca sabia». Hay mezcla de humor, de mala leche, de ironía… Poesía contra la mina de la Sierra de Gata, que también podría servir para la de Cáceres.

–«Me vi cenando sopas del Imserso», así acaba un soneto suyo. ¿Viaja mucho?

–Hemos estado un par de años en Melilla. Al jubilarme, conocí a unas monjas muy particulares cuyo trabajo era alfabetizar y acompañar a los chicos que cruzan la valla de Melilla. Mi mujer, Elena, que es cristiana comprometida, tuvo relación con ellas y nos apeteció ir un par de años a conocer el proyecto Geum Dodou y trabajar en él. En esta vida me han pasado cosas emocionantes como que, hace poco, un antiguo alumno que tuve en Piornal hace 50 años llamado Hermelo, que es agricultor en Montehermoso, me regaló un níspero que ha plantado en mi jardín Siaka, un alumno de Costa de Marfil que había saltado la valla, al que di clase en Melilla y ahora es mecánico en Montijo, un excelente profesional.

–Además, tiene dos hijos.

–Yosu Mashi (palabra quechua que significa amigo), que hizo Ciencias del Deporte y trabaja en residencias de ancianos, y Ainhoa, que hizo el doble grado de ADE y Turismo, ha trabajado en empresas de Bulgaria, Inglaterra y Madrid, pero ha pegado un volantazo a su vida y se dedica al yoga y a la música.

–Esto es de su libro: «Bienaventurados los utópicos y soñadores porque siempre hallarán abiertas las puertas del horizonte».

–En las pizarras de mi jardín tengo escritos versos escuetos, son versos a la intemperie que aparecen en el libro. Alguna de esas pizarras será la lápida que coloquen sobre mi tumba.

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