![Alfonso Ambrosio: «Aquí mandan los meapilas»](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/06/29/192371835.jpg)
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Cáceres. Alfonso Ambrosio Flores (Zaragoza, 1952) es hijo de militar y desciende de Santiago del Campo. Su familia, tras varios destinos, recaló en la cacereña Travesía de la Berrocala, donde aún vive este licenciado en Filosofía y Letras que fue secretario general del Partido Comunista ... en Cáceres, concejal socialista y hoy, ya jubilado tras trabajar como bibliotecario en la Diputación, se autodefine como cacereñista subversivo.
–Cuántas batallas, don Ambrosio…
–La primera fue la de la lucha por la universidad para Cáceres. La última es la de la mina. En la pelea por la universidad nos unimos la derecha y la izquierda. Cáceres entera se levantó. Al final conseguimos la universidad, pero en Badajoz no querían por esa incomprensión que hay allí hacia Cáceres.
–Bueno, ahora tenemos presidenta cacereña.
–Pero como no baile la jota de Badajoz, durará poco. En Extremadura, debería ser como en Euskadi, cada provincia los mismos diputados en la Asamblea.
–Estamos tomando café donde usted tenía citas clandestinas.
–Milité en el PCE desde 1970, el año que vino el Caudillo a inaugurar el pantano de Alcántara. Entonces, era el único partido serio de izquierdas. Los militantes nos citábamos en un banco del paseo de las Acacias o aquí, en la cafetería del hotel Alcántara, donde si no nos conocíamos, la señal era venir con un ejemplar de las revistas Sábado Gráfico o Triunfo debajo del brazo. Una vez, nos reunimos en una casa de la parte antigua y cuando iba a la reunión, pasó el obispo Llopis Ivorra en su coche oficial, corrió las cortinillas y me bendijo. En otra reunión semiclandestina de la Coordinadora Democrática, en un piso franco de Obispo Segura Sáez, en 1976, se aprobó la bandera de Extremadura, verde, blanca y negra, que propuso Martín Rodríguez Contreras, que era de Oliva de la Frontera. Yo fui el único que me opuse en nombre del PCE porque nos parecía precipitado y sin demasiados fundamentos.
–¿Por qué deja el PCE?
–En 1976, siendo secretario provincial del partido, elaboré el primer documento político en el que se proponía una autonomía para Extremadura y se detallaba la necesidad de unas Cortes. El proyecto tenía la autorización de Santiago Carrillo, pero los estanilistas sectarios se opusieron porque el regionalismo les parecía burgués. En 1977, tras las primeras elecciones, me di de baja.
–Isabel Díaz Ayuso dice que España es comunista.
–Lo de Ayuso es para tirarse de los pelos. Ya no hay comunistas, es una tontería. El comunismo era inviable, lo dije en el 77. En la Transición, sí hubo y Carrillo favoreció la llegada de la democracia, de hecho, los Reyes estuvieron en su velatorio. Pero se acabó.
–¿Abandonó la política?
–No. En 1982, la policía vino a interrogarme y escribí una queja que presenté en el Gobierno Civil. En mi antiguo partido, no me hicieron ni caso, pero en el PSOE, sí. Me afiliaron y fui concejal con Juan Iglesias entre 1983 y 1987. Colaboré mucho con Manuel Veiga, que gestionó y consiguió el Parador, la Escuela de Artes y Oficios, el palacio de Carvajal, adecentar el campamento romano y Maltravieso, el complejo Santa María de Plasencia, el camping de Cáceres. Pero el PSOE fue desconsiderado con él.
–¿Qué hace ahora, ya jubilado?
–Me dedico al cacereñismo subversivo. En Cáceres no hay ilusión por nada. Ahora estoy en la lucha contra la mina, un tema que me parece grave, un frenazo y un peligro. La batalla de la mina tiene que ser como la de la universidad, pero ni Podemos ni nadie ha presentado una denuncia en el juzgado, solo la he presentado yo. Con esto de Cáceres, no hay quien pueda. Aquí mandan los meapilas.
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