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El PP se mueve en la encrucijada. Sabe que necesita cambiar para que todo cambie, para que gobernar Extremadura deje de ser una quimera y ... se convierta en realidad. Pero para un partido en cuyo ADN va incorporado de serie el conservadurismo, hacer la revolución no resulta nada sencillo. Esa será la próxima tarea: hacer el cambio pero sin traumas ni cadáveres por el camino. La revolución tranquila parece cosa de María Guardiola Martín (Cáceres, 1978). La número 2 de los populares en el Ayuntamiento de Cáceres seguramente sea una gran desconocida, «pero también lo era Díaz Ayuso y mira dónde está», recuerdan algunos de sus apoyos en el partido. De hecho, ya ha sido bautizada como 'la Ayuso extremeña', y desde que empezó a sonar su nombre como relevo de José Antonio Monago, ha recibido mensajes de personas cercanas en los que la llaman 'Isabel', una broma en alusión a la presidenta madrileña con la que tratan de desearle la mejor suerte política.
Casada y madre de dos hijos, Guardiola es licenciada en Administración y Dirección de Empresas y diplomada en Empresariales. Antes había estudiado en las Carmelitas y acudía en verano a los campamentos del Padre Pacífico, es decir, señas de identidad del Cáceres de toda la vida.
Actualmente es portavoz provincial de los populares en Cáceres. Su candidatura comenzó a fraguarse en la etapa de Pablo Casado, pero también fue la compromisaria más votada entre los que acudieron desde la provincia cacereña al congreso de Sevilla donde se eligió a Alberto Núñez Feijóo.
Formó parte con dos secretarías generales del Gobierno autonómico de Monago (2011-2015), pero su labor política más visible fue la de poner en orden las cuentas del Ayuntamiento de Cáceres como concejala de Economía en el equipo de Elena Nevado. Hubo presupuestos, salvo en 2019, año electoral, cuadró las cuentas y llegaron los millones de los fondos europeos del DUSI. La oposición criticó que el dinero obtenido finalmente fue menos del esperado. «¿Recortes? Pedimos un Ferrari y tenemos un Mercedes», respondió. Con Nevado tuvo varios desencuentros en esa legislatura, pero la abrupta caída de Nevado y su sustitución a última hora por Mateos para que fuera candidato del PP al Consistorio le hizo regresar a la primera fila de la política municipal.
Precisamente, encarnó junto a Mateos el núcleo más dialogante de los populares en un mandato (2015-2019) marcado por la minoría en el pleno y la necesidad de acuerdos. Los hubo incluso con Podemos para firmar el plan de rescate ciudadano. «Sabe ponerse en el lugar del otro», recoge un protagonista que la conoce bien.
«Llegaba a las reuniones cargada de datos y papeles. Es inteligente. Te vende que sales ganando pero en realidad es ella la que impone su criterio», relata un miembro de la Corporación.
Guardiola no tenía la exposición mediática del portavoz, pero jamás dejó de pararse con un periodista u otro edil para dar detalles de cualquier asunto de su departamento. Solía responder a las dudas con informes y datos estadísticos.
Incluso entre sus rivales políticos, se destaca que Guardiola es sobre todo empática, capaz de convencer a todos los miembros de una comisión municipal de que no filtrasen las cifras de la nueva tasa de terrazas a la prensa hasta que no se cerrase el acuerdo final y se hablase con los hosteleros. A todos se los llevó a su terreno.
Esa cintura política le ha permitido recibir elogios («La ficharía sin dudarlo para mi partido», señalaba un rival) y a la vez hizo posible una sintonía con el entonces líder de Cs, Cayetano Polo, que fue clave en la estabilidad municipal esos años. «Está en las antípodas de lo que nosotros planteamos pero es fácil hablar con ella y llegar a acuerdos», reseñaba un concejal mucho más orillado hacia la izquierda.
Se percibe por sus críticas al PSOE, su tono familiar y esa capacidad de compartir charla o debate con cualquier ciudadano como la 'Ayuso extremeña', pero esta mujer dialogante y firme cuando toma decisiones se presenta con estilo propio, más bien alejada hasta ahora de la visión típica del político profesional.
Capaz de decirle a Vara que como forense no tiene precio porque cada proyecto que anuncia se muere para Extremadura, luego departe con sus paisanos en el barrio del Vivero. Toca ver cómo se desenvuelve si llegado el caso debe sentarse a negociar con Vox, un partido que no responde a su visión de la política.
Extrovertida y defensora de tradiciones cacereñas como la bajada de la Virgen de la Montaña o las procesiones de la Semana Santa, ese cacereñismo militante se revela en su foto principal en redes sociales: sentada en el 'banco más bonito de Cáceres' y con vistas a la muralla.
La que fue mejor expediente de su promoción tiene ahora el verdadero examen de llevar adelante la revolución tranquila que desea para el PP.
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