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En el Año Cultural Nebrija, además del gramático, llama la atención un personaje extremeño, Juan de Zúñiga, responsable de que Elio Antonio de Nebrija escogiera ... Extremadura como lugar plácido e inspirador donde escribir su obra. Porque más allá de la armonía del paisaje, la tranquilidad del entorno y la inspiración de la calma, lo que encontró Nebrija en Extremadura fue a este mecenas que financió sus estancias, lo apoyó, lo respetó y consiguió que el estudioso permaneciera 16 años en Extremadura y creara aquí sus gramáticas y diccionarios.
¿Quién fue este hombre providencial que convirtió Extremadura en el centro de la cultura y la lengua española cuando la Edad Media se acababa y el Renacimiento resplandecía? Juan de Zúñiga o Stúñiga y Pimentel nació en 1464 y murió en Guadalupe en 1504. En su biografía, tiene una importancia fundamental su madre, Leonor Pimentel, que se había casado con Álvaro de Zúñiga, conde de Plasencia y duque de Arévalo. Su marido era viudo de Leonor Manrique, con quien había tenido varios hijos, y Leonor Pimentel se fijó un objetivo fundamental en su vida: que el conde-duque favoreciera a su hijo Juan y postergara a los hijos de su primera mujer. Con gran sacrificio económico y esfuerzo vital, consiguió que Juan de Zúñiga se convirtiera en maestre de la poderosa orden de Alcántara y ahí comenzó todo.
Alcanza el cargo en 1474, con solo 10 años, pero se cruzó la política en su camino cuando, a la muerte de Enrique IV, su padre apoya a Juana la Beltraneja en su pugna con Isabel la Católica. El resultado se lo imaginan: el joven pierde su cargo a los dos años de alcanzarlo y solo lo recuperará tras el acercamiento de sus padres a los Reyes Católicos, en 1480. Pero Isabel y Fernando decidieron que las órdenes militares pasaran a la corona y, en 1494, Juan de Zúñiga dejaba de nuevo de ser maestre de la de Alcántara, pero recibía a cambio propiedades y una dote con la que levantaría el conventual de San Benito en Villanueva de la Serena.
A partir de ese momento, Juan de Zúñiga se aparta de la política y la milicia (había tenido especial protagonismo en la conquista de Málaga en 1487) y se dedica al mecenazgo cultural, atrayendo a los mejores intelectuales y científicos de la época, entre ellos Elio Antonio de Nebrija, que le dedicará sus obras, y otros sabios como Abasurto, célebre astrólogo judío, el jurista fray Gutierre de Trejo, el teólogo dominico fray Domingo, el rabino y astrólogo Abraham Zacuto, el poeta Hernán Núñez, el médico Juan González Parra o el músico Solórzano. Américo Castro escribiría siglos después que el ilustre extremeño creó una auténtica corte del Renacimiento.
Zúñiga acabaría siendo arzobispo de Sevilla y cardenal en 1503, para morir un año después en la granja de Mirabel, perteneciente al monasterio de Guadalupe. Pero antes, en 1496, construyó su palacio en Zalamea de la Serena, donde Nebrija escribió la primera gramática castellana, una gramática latina, un diccionario de derecho civil y un diccionario castellano, además de celebrar interesantes coloquios.
Los manuscritos de esas obras de Nebrija se conservan en la Biblioteca Nacional. Entre ellos, destaca el de la 'Introductiones Latinae', que Nebrija regaló a Zúñiga, donde se recoge una miniatura soberbia: a la izquierda está representado Nebrija sosteniendo un libro abierto; en un estrado, presidiendo la estancia, Juan de Zúñiga. Entre los personajes, tres mujeres que se cree que son las tres hermanas de Zúñiga, que asisten a la lectura en aquella corte literaria extremeña, considerada la primera de Castilla.
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