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Xirgu, en la primera representación de 'Medea', en 1933. HOY
Medea, Xirgu y Mérida, un trío para la historia

Medea, Xirgu y Mérida, un trío para la historia

Extremadura protagonista ·

Leyenda del certamen. La actriz catalana protagonizó en 1933 la primera y única obra de la edición inaugural del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida

Miércoles, 12 de agosto 2020, 13:48

En los entresijos de la parte trasera del Teatro Romano de Mérida se esconde una estatua de Margarita Xirgu en pleno acto interpretativo. La escultura de bronce lleva ahí desde 2008, pero el espíritu de la actriz catalana ha estado presente en el monumento emeritense desde mucho antes. Su protagonismo en 'Medea', la obra que inauguró en 1933 la primera edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, tiene gran parte de culpa.

La tragedia latina se estrenó un domingo 18 de junio a las seis y media de la tarde con un calor que bien podría parecerse al que todavía hoy se sigue sufriendo en el graderío romano. El texto, de Séneca, fue traducido por el mismísimo Miguel de Unamuno y formaba parte del entonces denominado Festival de Arte Clásico del Ciclo de Expansión Cultural. Cipriano Rivas Cherif fue el encargado de dirigir un montaje protagonizado también por el ilustre actor Enrique Borrás. Junto a ellos se encontraban Amalia Sánchez Ariño, Pedro López Lagar, Alberto Contreras, Enrique Álvarez Diosdado y Enrique Guitart.

Hacía apenas veinte años que Maximiliano Macías y José Ramón Mélida habían descubierto la maravilla que se encontraba enterrada debajo del paraje conocido como Las Siete Sillas. Una vez puesto en pie, era cuestión de tiempo que el teatro volviese y que, además, lo hiciese por todo lo alto: tres mil espectadores presenciaron la actuación de una Margarita Xirgu que estuvo espléndida.

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No era para menos, pues entre el público se hallaban personalidades de la talla de Manuel Azaña, presidente del gobierno de la República y ministro de Guerra en aquel momento; el afamado médico y escritor Gregorio Marañón, los propios descubridores del monumento e incluso Unamuno. Estos tres últimos también recibieron parte de la ovación final que los asistentes a la obra dedicaron a la protagonista. El montaje gustó tanto que la compañía Xirgu-Borrás repitió al año siguiente con dos representaciones de 'Medea' y con otras tantas de 'Electra'.

La velada inaugural, sin embargo, no estuvo exenta de incidentes. En medio de una de las emotivas intervenciones de la intérprete de Molins de Rey, alguien rompió la magia gritando un sonoro «viva el arte republicano». Ante tal impertinencia, el entonces alcalde de la ciudad, Asensio Masegosa, no se lo pensó dos veces y lo mandó al calabozo.

Arriba, la actriz repitió protagonismo al año siguiente con otra tragedia, 'Electra'. Abajo, inauguración en el Teatro Romano de una escultura de bronce en su honor en 2008; y a la derecha, la intérprete catalana junto a García Lorca (izq) y Cipriano Rivas (der.) director de la obra.
Imagen principal - Arriba, la actriz repitió protagonismo al año siguiente con otra tragedia, 'Electra'. Abajo, inauguración en el Teatro Romano de una escultura de bronce en su honor en 2008; y a la derecha, la intérprete catalana junto a García Lorca (izq) y Cipriano Rivas (der.) director de la obra.
Imagen secundaria 1 - Arriba, la actriz repitió protagonismo al año siguiente con otra tragedia, 'Electra'. Abajo, inauguración en el Teatro Romano de una escultura de bronce en su honor en 2008; y a la derecha, la intérprete catalana junto a García Lorca (izq) y Cipriano Rivas (der.) director de la obra.
Imagen secundaria 2 - Arriba, la actriz repitió protagonismo al año siguiente con otra tragedia, 'Electra'. Abajo, inauguración en el Teatro Romano de una escultura de bronce en su honor en 2008; y a la derecha, la intérprete catalana junto a García Lorca (izq) y Cipriano Rivas (der.) director de la obra.

Este contratiempo no impidió que el 18 de junio de 1933 Mérida volviese a respirar cultura por los cuatro costados gracias a 'Medea' y, sobre todo, a 'la Xirgu'. La obra de Séneca dejó tanta huella en el festival emeritense que se ha convertido en la más representada de su historia.

El paso del tiempo permite afirmar que la figura de Margarita Xirgu se ha convertido en todo un símbolo de lo que es hoy este certamen. De hecho, fue designada hija adoptiva de la ciudad en 1934 y la plaza que da entrada al teatro lleva su nombre. Aquella obra supuso el comienzo de un idilio entre la capital extremeña y las artes escénicas que de momento parece no tener fin.

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