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Mercedes en la sede de Mensajeros de la Paz en la región. Karpint
Mercedes Murias, una vida dedicada a los más vulnerables

Mercedes Murias, una vida dedicada a los más vulnerables

Desde el año 2000, es la presidenta de Mensajeros de la Paz Extremadura, que entre otras dedicaciones gestiona 15 residencias de mayores

Domingo, 12 de abril 2020, 22:39

Su preocupación se percibe desde el otro lado del hilo telefónico. El tono de voz se le agrava cuando la conversación se dirige, de manera casi inevitable, hacia la situación sanitaria actual. Mercedes Murias (Madrid, 1960) es, desde el año 2000, la presidenta de Mensajeros de la Paz Extremadura, una asociación que, entre otras dedicaciones, gestiona 15 residencias de mayores en la región.

El coronavirus está golpeando mucho a los centros de este tipo en todo el territorio nacional. «Son momentos muy difíciles que estamos viviendo con cierta desesperación», afirma Murias, que ha notado cómo la evolución de la pandemia ha modificado las directrices de los responsables de la Sanidad. «Los mayores han pasado de ir a los hospitales a quedarse en las residencias y en ellas fallecen».

Su mayor frustración en estos momentos es no poder actuar como centros medicalizados. «Somos centros sociosanitarios y tenemos los recursos que tenemos», apunta, a la vez que se pregunta por qué nota que las residencias han sido las últimas a las que se ha tenido en cuenta en la coyuntura actual. «Comprendo perfectamente que se ha superado cualquier previsión que pudiera realizarse y esto no pretende ser una crítica, pero los días son duros», insiste Murias.

El trabajo con los mayores es solo una de las ramas en las que Mensajeros de la Paz actúa en Extremadura, y la última en incorporarse. Cuando Murias llegó a la región, allá por el año 1993, lo hizo con el encargo de abrir un centro ocupacional para personas con discapacidad intelectual. Cambió Madrid por Moraleja (Cáceres). «Extremadura me acogió y me ha permitido desarrollar mi profesión en la manera en la que me gusta», indica.

Su experiencia previa en ese sector, en el que llevaba trabajando desde que se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación en 1982, hizo que el Padre Ángel –fundador de Mensajeros de la Paz– le encomendase el desarrollo de la entidad en la región. «Me especialicé, durante los dos últimos cursos de la carrera, en Educación Especial», detalla Murias, que tenía claro hacía donde quería enfocar su trayectoria profesional.

Desde luego, lo ha conseguido. Lleva más de 35 años en este sector, la inmensa mayoría en Extremadura, lo que le permite tener una visión amplia y valorar la evolución de la atención a las personas con discapacidad intelectual. No lo duda. «Se ha mejorado muchísimo», dice y lo explica. «Esto ha pasado de ser un sector en el que se trabajaba con cierta vocación y buena voluntad a hacerlo con planteamientos profesionales», remarca Murias, para quien las políticas al respecto han hecho posible esas mejoras.

Algunos datos

  • Formación. Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid.

  • Personal. Vive entre Moraleja (Cáceres), donde reside con asiduidad y está su puesto de trabajo, y Madrid y Asturias, lugares en los que tiene a gran parte de su familia y amigos.

  • Trayectoria. Se define como pedagoga y dirigió en Madrid, durante diez años, un centro de personas adultas con discapacidad intelectual de la asociación Instituto Psicopedagógico Infantil Doctor Díaz Mor; obtuvo por oposición una plaza de técnico especialista en la Comunidad de Madrid, y fue responsable nacional de los programas especializados de Mensajeros de la Paz antes de pasar a presidir la rama regional de la entidad.

No olvida la importancia que tiene la visibilidad de la discapacidad intelectual a la hora de cambiar mentalidades. «Son personas que tienen las mismas necesidades, los mismos sentimientos de amor, odio, tristeza y para las que el trabajo también influye en su dignificación personal», declara Murias, que es consciente de que solo si lo conoce la sociedad comprenderá que se debe mejorar la vida de un colectivo que representa el 3% de la ciudadanía.

Colaboración

Murias es una firme defensora de la colaboración entre la administración pública y el sector privado. «Siempre que se haga con honradez», puntualiza.

Así comenzó a crecer Mensajeros de la Paz en la región. «En 1994, la Junta nos pidió la creación y puesta en marcha de un Centro Ocupacional en Moraleja (Cáceres) y un año más tarde nos solicitó el montaje de un centro residencial en Nuñomoral (Cáceres) para 70 personas con discapacidad intelectual y, a continuación, la creación de una comunidad terapéutica para personas con adicciones de 18 plazas». A partir de ahí se multiplicaron los centros y los programas que desarrolla: relacionados con la inserción laboral, la mediación en conflictos familiares o la atención a las necesidades básicas, en el que colabora con el Banco de Alimentos.

El primer contacto con los centros de mayores se produjo en 2007 y ahora ya son trece, todos en el ámbito rural. «La ubicación no fue algo premeditado; vimos una necesidad a nuestro alrededor y apostamos por los pequeños municipios», según la presidenta de Mensajeros de la Paz Extremadura.

A la vez, la plantilla de la asociación ha ido creciendo y ya asciende a más de 330 personas. «Generamos empleo, sobre todo femenino, de calidad y de proximidad y damos una solución a la realidad poblacional de la región», añade Murias, que asegura que su trayectoria laboral está siendo muy gratificante. «No comprendo la vida de otra manera y se tienen momentos malos, pero hay muchos más buenos», reconoce con un timbre de voz muy diferente mientras se le adivina una sonrisa.

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