El Ministerio planea licitar antes de verano el tramo Bótoa-Badajoz de la autovía a Cáceres

Con las obras del primer segmento –el que va de la unión de la A-66 a la salida de la ciudad de Cáceres hasta el río Ayuela– cogiendo velocidad y siendo cada vez más visibles sobre el terreno, el Ministerio de Transportes pretende licitar la siguiente fase de los trabajos antes del verano.

El presupuesto estimado para este nuevo segmento, que transcurre íntegramente por el término municipal de Badajoz, es de 112,2 millones de euros, ya con el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) incluido. Son 31,5 millones de euros más, un incremento cercano al 40%, de los 80,7 millones que se calcularon en el momento de licitar por primera vez la redacción del proyecto a finales del año 2022.

El inicio del concurso para adjudicar la obra sería un nuevo paso adelante en un proyecto que acumula retrasos y esperas. Sin embargo, el sector de la construcción mira con cierta desconfianza esos plazos.

El primer tramo de la A-58 estaba en la misma situación, con el proyecto superando la fase de exposición pública, a mediados de 2019 y las obras deberían concluir en junio del año que viene. Seis años después, aunque es cierto que la pandemia de covid o la guerra en Ucrania han supuesto distorsiones importantes que al final han obligado a más trámites administrativos y, en definitiva, a alargar los tiempos.

Según la definición completa del proyecto este sería el séptimo tramo de los ocho en los que se dividió el conjunto del trazado. El octavo es la unión de la entrada a Badajoz con la A-5.

Eso supone que el segmento que se licitará próximamente entre Bótoa y Badajoz incluya un trecho de diez kilómetros de autovía que transcurrirá en paralelo a la actual carretera nacional y otros cuatro kilómetros en los que se prolongará el canal multicarril con rotondas con el que actualmente se accede de la ciudad de Badajoz.

Es decir, la autovía propiamente dicha llegará hasta el punto kilométrico 76,5, un poco antes de alcanzar, si se avanza desde Cáceres, el Tiro de Pichón y desde ahí comenzaría el desdoblamiento de la carretera para la posterior unión con la autovía a Mérida y a Lisboa.

Del punto inicial de la autovía entre Cáceres y Badajoz también faltaría, aunque ese tramo queda fuera de este proyecto, la conexión con el resto de la autovía A-58 que ya une Trujillo y la capital cacereña.

Con los avances del proyecto centrados en este séptimo tramo, el Ministerio parece haber decidido iniciar la obra por los extremos: los puntos más próximos a las dos ciudades. También parecen los trazados más sencillos. Mucho más complejos y con un coste económico más elevado se adivinan los segmentos centrales, que deben atravesar la Sierra de San Pedro y conectarse con las localidades de La Roca de la Sierra y Puebla de Obando.

Entre los puntos más problemáticos del conjunto del proyecto está la variante de Puebla de Obando, en la que está prevista la construcción de dos falsos túneles. Uno en el paso de la Cañada Real Norte y otro en el puerto La Caseta, que en la declaración de impacto ambiental (DIA) que se realizó en 2009 todavía aparece como Puerto del Zángano. Hay otra opción para esa variante en la que únicamente se contempla un falso túnel en La Caseta, pero que hace necesario un paso superior para facilitar el paso de la fauna. En cualquier caso, son infraestructuras que supondrán un coste elevado.

Igualmente, la DIA se pronuncia sobre el trazado, sobre todo en la zona de especial protección para las aves (ZEPA) de la Sierra de San Pedro, donde recomienda que transcurra lo más cercano posible a la actual carretera nacional.

El proyecto en su conjunto se definió en cuatro tramos, aunque luego cada uno de ellos se dividió en dos. Así, serán ocho los segmentos que deberán acometerse para completar el trazado de la autovía. Por ahora, solo han comenzado las obras del primero y se espera la licitación del séptimo –Bótoa-Badajoz– para los próximos meses.