El modelo de jaulas y cercones que el PSOE implantó en el año 2021 para controlar la superpoblación de ungulados en Monfragüe no logró en ninguno de sus dos años de vigencia alcanzar los cupos de animales a sacrificar que se fijaron al inicio ... de esas campañas. Este sistema es el que el PP sustituirá por las batidas cinegéticas, que comenzarán en octubre, según ha anunciado la Junta.
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En su primera campaña, la 2021/22 (empezó en abril y acabó en marzo), se fijó el objetivo de matar 561 ciervos y 500 jabalíes, y a su término, se habían abatido 223 y 297 respectivamente, lo que supone un porcentaje de cumplimiento del 40% en ciervos y el 59% en jabalíes, según los datos del Informe final del programa de acción selectiva de las poblaciones de ungulados silvestres en el parque nacional.
La segunda temporada, la 22/23, comenzó en agosto y terminó el pasado julio. La meta era sacrificar 418 ciervos y 564 jabalíes, y el balance final fue de 261 y 524, respectivamente, o lo que es lo mismo, el 62% en ciervos y el 93% en jabalíes. Al juntar los datos de los dos años, el resultado es que se logró completar los cupos en un 51% en ciervos y en el 76% en jabalíes.
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Además de abatir animales, el programa también incluye la realización de censos y estimaciones de población. Estas prácticas han permitido constatar «la tendencia a la baja de la población de ciervo presente dentro del parque nacional», afirma la dirección de este en el informe final del plan de acción selectiva 2021/22. El de 2022/23 aún no se ha publicado, y no se hará sin que lo vea antes el Patronato del espacio protegido, indica la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible.
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En base a esas estimaciones de población, «se ha pasado de una media de 12,9 ciervos por kilómetro cuadrado en el año 2020, lo que supone una población total de 2.242 ejemplares, a 11,76 y 1.940 individuos». Otras fuentes conocedoras del parque discrepan de estas cifras e indican que en Monfrragüe no hay dos mil ciervos sino muchos más.
Estos cérvidos se capturan sobre todo en cercones, que son recintos vallados, normalmente de una extensión que ronda la hectárea, a los que se atrae a los animales con comida. Una vez que se ha reunido los ejemplares que se estima adecuado, se cierra el cercado y se les dispara. «Los trabajos de sacrificio en las cercas de manejo –recogen los informes del plan de acción selectiva– se realizan con arma de fuego y munición sin plomo. En todo momento se adoptan los protocolos establecidos para velar por la seguridad del personal y seleccionar si fuese necesario al animal que se va capturar».
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En cuanto a las jaulas, «están diseñadas para jabalí y equipadas con un sistema de cierre de puerta abatible que se activa por la presencia de animales dentro. Durante el periodo de capturas, se aporta alimento y se activa el sistema de cierre, revisando diariamente las cajas trampa y sacrificando los ejemplares de jabalí capturados mediante bala cautiva (el arma tiene un pistón que impacta en el cerebro)».
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