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Turistas frente al Salto del Gitano, HOY
Monfragüe no cumple las expectativas

Monfragüe no cumple las expectativas

El turismo en el parque nacional no ha sido el revulsivo demográfico y económico previsto, concluye una investigación de la UEx tras comparar los datos de hace 18 años con los de hoy

Domingo, 16 de enero 2022

La joya de la corona de la Naturaleza extremeña, su espacio más protegido, está siendo una decepción. 18 años después de ser declarado Reserva de la Biosfera, y 14 desde que obtuvo el título de Parque Nacional, en los pueblos de Monfragüe vive menos gente, y la economía no ha pegado el estirón que muchos daban por hecho. Los números dicen que el turismo no ha sido el revulsivo esperado. En esencia, es lo que mantienen los profesores de la Universidad de Extremadura (UEx) Felipe Leco Berrocal y Ana Beatriz Mateos Rodríguez, en una investigación publicada en el número 48 de 'Cuadernos de turismo', revista de investigación que edita la Universidad de Murcia.

Los expertos llegan a esta conclusión tras comparar los datos socioeconómicos y demográficos actuales con los previos a la obtención de esas dos distinciones que se presumió impulsarían esta zona del norte extremeño que eso sí, mantiene su valor medioambiental y sigue siendo un referente de la ornitología a escala mundial. Según Leco y Mateos, «las expectativas halagüeñas que la administración depositó en la declaración de Monfragüe, primero como Reserva de la Biosfera en el año 2003, y segundo como Parque Nacional en 2007, no han sido capaces de generar unas sinergias positivas ni en el ámbito demográfico ni en el socioeconómico». Y ello, continúan, «a pesar de las elevadas inversiones realizadas, muchas de ellas vinculadas a los fondos europeos para la diversificación económica de los espacios rurales (programas Leader y Proder) y gestionadas por los grupos de acción local (GAL)».

«El sector turístico está mostrando una capacidad muy limitada para fijar a la población al territorio», afirma el estudio, que también considera que «el hecho de que la reserva de la biosfera comparta territorio con el parque nacional puede concluir siendo negativo, por cuanto que los intereses de la reserva terminarán supeditados o subordinados a los del parque, constriñendo así su desarrollo».

El testimonio

«Más allá de este caso, se han hecho demasiadas apuestas de desarrollo basadas solo en el turismo rural »

FELIPE LECO BERROCAL

Catedrático de la Universidad de Extremadura

En cuanto al futuro, los dos profesores de la facultad de Filosofía y Letras no son demasiado optimistas. «Las pretensiones iniciales de estas figuras de protección de la naturaleza (los títulos de Reserva de la Biosfera y Parque Nacional), que deberían haber sido fijar población al territorio, generar empleo, reafirmar la identidad territorial, como verdaderos activos del desarrollo rural/local, hasta la fecha no se han conseguido, y como advierten los indicadores analizados, parece que tampoco se lograrán a corto y medio plazo».

Los autores basan sus conclusiones en una batería de cifras que ilustran sobre la realidad social, económica y demográfica de la zona. Las han obtenido de fuentes oficiales, principalmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Observatorio del Turismo de Extremadura y la Dirección General de Turismo de la Junta, según especifica la publicación, cuyas líneas generales las ha diseñado Felipe Leco, doctor en Geografía por la UEx, catedrático de Geografía Humana, coordinador del Máster en Desarrollo Rural y director del Instituto de Investigación en Patrimonio de la UEx.

La comparativa con la región

Suyo es el capítulo de discusión y resultados, en el que se detallan las cifras que les llevan a considerar que el espacio protegido no ha sido lo que se esperaba que fuera. En algunos puntos, de hecho, ha evolucionado peor de lo que lo que lo ha hecho el conjunto de la región.

La tasa de dependencia (proporción de mayores de 65 años, o sea, población que no está en edad de trabajar, respecto a los menores de 65 años que sí están en edad laboral) es del 50% en la región y del 57% en Monfragüe, considerando como tal al grupo que forman sus 14 municipios.

Entre todos sumaban al inicio del año pasado 12.267 habitantes, aunque más de un tercio de ellos residen en una única localidad, Malpartida de Plasencia. Además, hay seis poblaciones que no alcanzan los quinientos vecinos, y cinco que no llegan al millar. Desde 1950 hasta hoy, la zona ha perdido un 60% de su población. Y desde 2003, ha caído un 4,2%, un porcentaje inferior al registrado en el conjunto de la provincia (4,6 de descenso en el mismo periodo, que se eleva hasta el 12% si no se cuentan los municipios con más de cinco mil empadronados). Ahora bien, si del grupo de pueblos de Monfragüe se saca a Malpartida, la regresión poblacional desde que es Reserva de la Biosfera supera el diez por ciento.

Leco y Berrocal, que dan clases de Geografía Humana y Geografía Física respectivamente, especifican también que el lugar presenta un grado de ruralidad (peso de la población que vive en municipios con menos de diez habitantes por kilómetro cuadrado) del 40%, frente al 7% del conjunto de la comunidad. Que la evolución no ha sido la esperada queda claro también al constatar que ha aumentado el peso de la población mayor, ya que el índice de envejecimiento (población mayor de 64 años sobre la menor de 16) era del 11% en el año 2003 y hoy lo duplica.

Los grupos de acción local

Otros indicadores, como el índice de sobreenvejecimiento, el de reemplazo de edad activa total o la renta media disponible, refrendan que la situación actual es peor que la del año 2003, detalla la investigación, que aborda también un asunto que está por encima de los números. Se trata de «la parcial y manifiesta desunión de los municipios del área de influencia socioeconómica, con localidades que no pertenecen a ese área pero están dentro del GAL de Monfragüe (Ademe), y otros que sí pertenecen a ese área pero se integran otros GAL (como Adicomt, Aprodervi o Arjabor).

No obstante, el estudio plantea que «cabría preguntarse cuál habría sido el panorama demográfico y económico de este territorio sin la promoción del turismo rural». «Es fácil pensar que sería peor», sugiere Leco, que aclara que la investigación «no pretende ofrecer una visión negativa sobre la importancia del turismo y los espacios protegidos, sino únicamente constatar que en el caso concreto de Monfragüe, el turismo rural ha resultado una apuesta insuficiente».

A modo de reflexión general más allá de este caso concreto, el catedrático opina que «se han hecho demasiadas apuestas de desarrollo basadas en el turismo rural». «Han resultado eficaces –concluye– allí donde había un cierto peso histórico de este sector, pero no en otros lugares donde quizás convendría diversificar más las apuestas por el desarrollo económico de los territorios, de manera que no se limitaran al turismo».

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