Muere Álvaro Figueroa, hijo de la condesa de Romanones, muy vinculada a Extremadura

Ha muerto Álvaro Figueroa, que ostentaba el título de cuarto conde de Romanones. Álvaro era hijo de Luis Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno y la afamada espía y escritora Aline Griffith, la aristócrata estadounidense fallecida en 2017 que mantuvo una estrecha vinculación con Extremadura.

El actual conde de Romanones falleció el viernes a los 76 años. A diferencia de su progenitora, vivió siempre apartado del foco mediático. Había sufrido un ictus hace diez años que había dejado el lado izquierdo de su cuerpo paralizado y a partir de entonces su salud empezó a deteriorarse. El accidente cerebrovascular lo sufrió en Marbella, donde estaba pasando una temporada, y una vez recibió el alta se trasladó a Madrid para continuar con su recuperación.

Álvaro Figueroa se casó con Lucila Domecq, hermana de la primera mujer de Bertín Osborne. Fruto de ese enlace matrimonial nacieron Cristina, Carla, Álvaro, Lucilia y Alonso.

El aristócrata pasaba mucho tiempo en Pascualete, la finca cacereña que heredó, pero finalmente se instaló en la casa que también fue de su madre, en la madrileña localidad de El Viso.

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Álvaro había vivido al lado de la espía después de su divorcio de Lucila Domecq, por lo que para él fue un golpe durísimo perder a esta carismática mujer que se movía como pez en el agua en la alta sociedad y cuyas novelas alcanzaron un notable éxito, y que falleció a los 94 años.

La norteamericana sentía un gran amor por la región, con especial predilección por su finca de Santa Marta de Magasca. La condesa, que se sentía tan cómoda entre espías como entre famosos y nobles, inició en 2010 su aventura como quesera. Produjo distintas variedades de queso artesano fiel a la tradición extremeña, logrando galardones a nivel internacional.