La comunidad universitaria, y en particular la facultad de Veterinaria, ha recibido con pesar la noticia del fallecimiento de Justino Burgos González, doctor honoris causa por la Universidad de Extremadura desde el año 2000. Nacido en el año 1933 en Cantabria, estaba considerado un referente en la formación de profesores e investigadores en Veterinaria, ámbito del conocimiento en el que la UEx tiene fama nacional. Su relación con la facultad ubicada en Cáceres fue una de las razones que movieron al Ayuntamiento de la ciudad a poner su nombre a una calle en el Residencial Universidad, cerca del campus.
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Burgos se licenció en Veterinaria en el año 1955 en la Universidad de Zaragoza, en 1960 obtuvo el doctorado, y en 1963 la cátedra, con tan solo treinta años. Tras una estancia formativa en Reino Unidos -pasó por las universidades de Reading, Liverpool y Leicester-, regresó a España. En la Universidad de León logró la cátedra de Industrias de la leche, carne y pescados (germen de lo que ahora se denomina Tecnología de los alimentos), y allí creo un grupo de investigación del que salieron sus primeros discípulos. Tras ellos, llegaron otros, hasta ir conformando el equipo de profesores e investigadores formados por Justino Burgos, que está repartido por facultades de toda España y también otros países. De hecho, está considerado como uno de los impulsores, si no el principal, de los estudios sobre tecnologías de los alimentos en España.
Uno de estos profesionales que aprendieron de él y no han olvidado su legado es Jesús Ventanas, que hace siete años se jubiló como profesor de la facultad de Veterinaria. Catedrático de Tecnología de los Alimentos, conoció a Burgos en la Universidad de León donde estudió, y años después fue el encargado de leer la 'laudatio' de su antiguo profesor cuando este fue investido doctor honoris causa. «Burgos fue mi maestro y mi mentor, la UEx se marcó un buen tanto concediéndole esa distinción», apunta Ventanas, que fue un estudiante tan brillante que obtuvo el premio extraordinario de carrera y el premio nacional de fin de carrera. El catedrático fallecido, recuerda ahora, siempre le alentó a hacer carrera en la universidad.
«Era una persona con una gran capacidad de persuasión, y fue el padre fundador de los estudios de Ciencias de los alimentos en nuestro país», resume Jesús Ventanas, que destaca también del profesor Burgos «su perfil investigador». «Cuando yo entré en su grupo, había 17 personas haciendo la tesis doctoral con él -recuerda-. Nos enseñó a detectar lagunas en el conocimiento y a rellenarlas, algo que nos fue a todo los que aprendimos de él muy útil en nuestras carreras. Él iba al fundamento de la enseñanza, y eso nos ha quedado a todos».
Justino Burgos fue vicerrector de investigación de la Universidad de León, y también tuvo experiencia en político, en concreto como consejero de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León. En el año 2000, la Universidad de Extremadura le nombró doctor honoris causa, en una ceremonia en la que compartió honores con el filólogo y miembro de la RAE (Real Academia Española) Manuel Alvar y el jurista italiano Guiseppe Gandolfi.
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