Borrar

Un día con mujeres extremeñas que sostienen el mundo

Cinco retratos de lo que es la jornada habitual diaria de cinco trabajadoras y de cómo se las arreglan para conciliar profesión, familia y hogar

Natalia Reigadas, Cristina Núñez, Ana B. Hernández y Celestino J. Vinagre

Badajoz | Cáceres | Plasencia | Mérida

Martes, 7 de marzo 2023

Hoy es 8 de marzo y el despertador volverá a sonar temprano para Laura, Rosaura, Patricia, Yuri y Raquel, cinco mujeres anónimas que residen en Extremadura y que cada día intentan conciliar su vida profesional con la otra jornada, la doméstica, el cuidado de los hijos y las atenciones en el hogar, tareas que siguen recayendo de forma mayoritaria en ellas en lugar de en los varones. Hasta 15 horas a la semana dedican más que los hombres a esa 'segunda jornada' que resulta casi siempre más invisible e ingrata.

Todas ellas rompen su techo de cristal desde que se levantan hasta que ponen fin al día muchas horas y muchas tareas después. Son las mujeres que logran sostener el mundo, y lo hacen sin esperar reconocimientos, con una actividad intensa que forma parte de su vida cotidiana, a veces de su rutina.

Eso es lo que lleva a decir a Rosaura Toribio, enfermera en el Hospital Virgen del Puerto de Plasencia, que no se siente una heroína por intentar conciliar, sino una «superviviente». O lo que hace coincidir a la abogada Patricia Mora y a la docente Laura Sánchez-Mayoral en una misma idea, que la primera llama «autorresponsabilidad» y la profesora «autoexigencia». Las mujeres aún sienten que la sociedad les exige más que a los varones, que deben demostrar una mayor valía y competencia que ellos para ser reconocidas profesionalmente; y, al mismo tiempo, que todavía recae sobre ellas el mayor peso de los hijos o el mantenimiento de la casa. Se autoexigen llegar a todo.

En esta realidad, que ha ido mejorando y equilibrando la situación entre sexos aunque sin alcanzar aún la plena igualdad, encontramos a mujeres en cualquier ámbito profesional, también por ejemplo en el campo, como Raquel Quijada, capaz de atender su explotación ganadera como agricultura a título principal. Por otro lado, la sociedad española en general y la extremeña en particular, aunque con asignaturas pendientes en materia de bienestar e igualdad, pueden resultar infinitamente más atractivas que otras según las condiciones de las que se proceda, como le sucede a las mujeres inmigrantes. Es el caso de Yuri Liseth Bonilla, que no escatima horas de trabajo, simultaneando varios de ellos, para conseguir ahorrar suficiente dinero para su familia.

Mujeres en la docencia o la sanidad, los primeros terrenos a los que tradicionalmente se incorporaron en el mercado laboral, y mujeres de profesionales liberales y directivas, capaces de liderar su trabajo igual que lideran todos los días sus vidas desde que suena el despertador muy temprano.

¿Quiénes son?

Laura Sánchez-Mayoral

Profesora, madre y opositora

El día de Laura Sánchez-Mayoral (Badajoz, 43 años) tiene muchas estampas distintas. Se la puede ver arreglando a sus hijos de 9 y 7 años para ir al colegio, viajando a Puebla de la Calzada para dar clases en el instituto, comiendo rápido y cualquier cosa para llevar a sus pequeños a las extraescolares, estudiando las oposiciones en el coche cuando los deja en un cumpleaños, etc.

Patricia Mora Maetsu

La abogada que se despierta al alba

Patricia Mora Maetsu (Cáceres, 1975) se ha impuesto recientemente un reto que quiere cumplir: salir de trabajar a las ocho u ocho y media de la tarde. Abogada especializada en familia con despacho propio está acostumbrada a que sus jornadas sean maratonianas, a vivir pendiente del móvil y a intentar llegar a todo. Es madre de una hija de 15 y años y de un niño de siete.

Yuri Liseth Bonilla

Jornadas intensivas en la cocina para empezar una nueva vida

Yuri Liseth Bonilla (Roncesvalles, Colombia, 1984) llegó junto a su marido y su hija de 10 años en noviembre de 2021 a España. Dejaban atrás su vida en la región de Quindío para huir de la violencia que aqueja al país pese al proceso de paz. Tras vivir en varias ciudades (Bilbao, Salamanca, Murcia) en febrero de 2022 llegaron a Extremadura y estuvieron bajo la protección una oenegé al ser solicitantes de asilo.

Rosaura Toribio Felipe

La enfermera superviviente

Tiene 42 años, es madre de tres hijas de 2, 7 y 9 años y enfermera en la UCI del Hospital de Plasencia. Tiene turno rotatorio, de tal modo que dos días trabaja fuera de casa en horario de mañana (8 a 15 horas), otros dos de tarde (de 15 a 22 horas) y uno de noche (de 22 a 8 horas). En función de los turnos laborales reparte el resto de sus múltiples obligaciones, el trabajo dentro de casa, para el que no cuenta con ayuda externa, y el cuidado de sus hijas. Pero ella no se considera ninguna heroína, «soy una superviviente».

Raquel Quijada

Ganadera enamorada del campo

Raquel es ganadera de Coria y tiene 47 años. En invierno suele sonar el despertador entre las 7.30 y 8 – en verano, antes- para irse a su explotación de vacuno limusín, a escasos 2,5 kilómetros de su casa cauriense. Ella es ATP (agricultora a título profesional). O sea, una autónoma del campo. Está al frente de una explotación ganadera que tiene 80 cabezas en total, mientras su marido conserva la titularidad de otra explotación en este caso agrícola, de tomate y de maíz. Se llama Joaquín Marcos, y tiene también 47 años.

UN DÍA CON MUJERES EXTREMEÑAS

  1. 6.30

    Patricia, abogada

    Empieza el día

Patricia arranca el día con un café y consulta de actualidad. JORGE REY

«Cuando suena el despertador yo ya llevo una hora despierta, duermo muy poco», cuenta Patricia Mora Maetsu. «Me levanto entre las 6.30 y las 6.45 de la mañana porque son mis 15 minutos del día, en los que me tomo el café y consultar las noticias en el móvil», explica. También aprovecha para recoger y doblar ropa o planchar alguna prenda. «A partir de ahí ya empiezo a ir contrarreloj». La hija mayor de Patricia, que cursa tercero de la ESO, va sola a su centro escolar, pero al pequeño, en primero de Primaria, le lleva. Antes, toca poner desayunos y ayudarles a prepararse. Patricia solamente se tomó 10 días de baja cuando nacieron sus dos hijos, y no les dio el pecho. Se organizaba trabajando desde casa y con su marido. «Gracias a la colaboración de mi compañera de despacho también pude ir haciéndolo, pero es difícil».

  1. 7.30

    Rosaura, enfermera

    Comienza en el hospital

Rosaura arranca el día terminando de preparar la comida y marcha al hospital. DAVID PALMA

«La noche anterior ya he dejado a medias la comida del día siguiente, así que nada más levantarme, termino de prepararla», detalla, «porque después ya no voy a tener tiempo». Da de comer a los dos perros que tiene, los saca a pasear «un poquito solo estos días de turno de mañana», y a las 7.30 horas va andando al hospital. Un pequeño respiro que es posible porque reside a poco más de diez minutos caminando. «Y hasta las 15 horas, cuando salgo, aunque no pare, no me importa; tengo la suerte de disfrutar muchísimo con mi trabajo», deja claro quien eligió la Enfermería por vocación.

  1. 7.30

    Yuri, cocinera

    Madrugar para llegar a todo

Yuri arranca el día en la cocina y se marcha a limpiar otras casas. ARMANDO

«Siempre hay que hacer algo». Yuri Liseth empieza el día muy temprano, a las 5.00 horas, para poder llegar a todo. No es difícil que, aún cuando no ha amanecido, esté ya en marcha. Deja la comida hecha, le gusta limpiar su casa y tenerlo todo arreglado antes de salir. «No me gusta el desorden». Durante la mañana atiende a varias personas y limpia a domicilio. El cambio respecto a su vida en Colombia es considerable. «Yo trabajaba en oficina», explica mientras muestra sus manos, visiblemente dañadas. Yuri es muy consciente de la dureza del paso que han dado al emigrar, pero cree que compensa poder vivir tranquila. «Cuando pudimos alquilar un piso, pagamos la mensualidad, hicimos una compra y ya no nos quedaba nada, me senté en el sillón y me sentía en paz», rememora.

  1. 7.45

    Raquel, ganadera

    Las primeras tareas de casa

Raquel arregla su casa antes de irse a la explotación ganadera. A. SOLÉ

El despertador de Raquel Guijada Gordo suele sonar tempranito cada día. Por un doble motivo. Para arreglar su casa primero y para irse al campo después. A trabajar. Raquel es ganadera de Coria y tiene 47 años. En invierno suele levantarse cuando amanece, entre las 7.30 y las 8 –en verano, antes- para irse a su explotación de vacuno limusín, a escasos 2,5 kilómetros de su casa cauriense. Ella es ATP (agricultora a título profesional). O sea, una autónoma del campo. Está al frente de una explotación ganadera que tiene 80 cabezas en total.

Raquel Quijada es una de las 2.598 mujeres ATP registradas en Extremadura a cierre del año pasado. Son pocas mujeres en activo, reconoce Raquel, aunque también dice, y asiente su marido, que son muchas más las que trabajan en el campo «y no figuran en los papeles«. »Que no haya más ATP no quiere decir que no haya más mujeres que trabajen en el campo«.

  1. 9.00

    Laura, profesora

    Niños al cole y ella al instituto

Laura, en clase, con varios de sus alumnos. HOY

Esta pacense se levanta a las siete. Por la mañana no tiene tiempo de nada más que prepararse para ir a trabajar y ayudar a sus hijos para irse al colegio. La mayor parte de los días los deja con sus abuelos para que los acerquen al centro porque ella debe marcharse a su instituto, comparte coche con otros docentes.

Tarda 40 minutos en llegar a su centro de trabajo. Pasa su jornada laboral en el instituto Enrique Díez-Canedo de Puebla de la Calzada. Da clases de comercio a estudiantes de 17 a 26 años.

Decidió dedicarse a la docencia por conciliación. «Mi padre era maestro y siempre he tenido el gusanillo de probarlo. De pequeña decía que quería ser directora de cine o maestra».

Eso sí, asegura que el trabajo de docente no es sencillo en ningún caso. «Antes trabajaba mi jornada, 8 horas, y volvía casa, pero rara vez me llevaba tareas. Aquí sí te traes. Dicen que los maestros trabajan poco, pero no cuentan las horas de preparación de clases, corregir y muchas veces haces de asistente social. Te implicas a la fuerza porque pasas muchas horas con ellos».

  1. 9.00

    Patricia, abogada

    Hijos en el colegio o si toca al médico

Patricia salde del centro de salud con su hijo . JORGE REY

A las 9 de la mañana Patricia lleva a su hijo pequeño al colegio. Domicilio, colegio y trabajo están muy cerca, en el centro de Cáceres, para evitar perder el tiempo en desplazamientos. La pasada semana tuvo que llevar al niño al médico para ponerle una vacuna. En ese caso, explica, cuenta con la colaboración de su compañera de despacho. Cuando alguno de sus hijos está enfermo puede teletrabajar.

  1. 10.30

    Raquel, ganadera

    Tareas en el campo

Raquel se baja del tractor en un momento de su jornada en la explotación. A. SOLÉ

Raquel cuenta que tiene 14 vacas preñadas y deben parir todas a lo largo de este mes así que es muy posible que tenga que ayudar en el parto, como ya lo ha hecho en otras ocasiones. Está al frente a la explotación ganadera desde hace cuatro años, conduce el tractor y también descarga las pacas de cereal con las que se alimentan, se encarga de distribuir entre el ganado las enormes bolas de plástico (fardos de forraje para los animales) que pesan 800 kilos y que es la alimentación a base de cereal. Asegura que tiene que pisar mucho la finca. «Siempre hay que ir a la explotación a darle una vuelta porque en el campo nunca estás de vacaciones. Que si la alimentación, que si los partos, que el saneamiento con los veterinarios…

  1. 12.00

    Patricia, abogada

    Trabajo en el despacho

Patricia arranca el estudio de casas sobre las 9.10 horas. JORGE REY

Sobre las 9.10 horas esta abogada cacereña entra en su despacho donde está toda la mañana . «Me faltan horas al día, éste es un trabajo en el que se requiere mucho tiempo». Patricia explica que su ámbito laboral es complejo. «En los procedimientos de familia nosotros estamos 24 horas del lunes a domingo pendientes del teléfono, porque se plantean dudas sobre la recogida de los hijos, por ejemplo, las llamadas son constantes, hay un componente muy psicológico, para las personas es algo muy importante porque es su vida». Combinar su trabajo con los cuidados y con el tiempo para ella misma es complicado. «A mí mi trabajo me encanta, pero es muy sacrificado, llevo 23 años en ejercicio y sí, si volviera para atrás opositaría», señala. Sus jornadas se dividen entre el estudio de los casos, la atención de los clientes y los juicios.

Patricia Mora tiene que lidiar también con la dificultad de conciliar los horarios cuando tiene juicios. «Voy siempre con el móvil encima y tengo avisados a mis hermanas o a los abuelos por si tienen que ir a recogerlos».

  1. 13.00

    Raquel, ganadera

    Regreso a casa para preparar la comida

Raquel llega de la explotación ganadera para hacer la comida. A. SOLÉ

Las ocupaciones del campo Raquel las compagina con las laborales domésticas en casa. «A la una suelo venir del campo para poner la comida. Y antes, claro, ya he dejado la casa arreglada, las camas hechas...» explica a este diario, mientras resume de forma sencilla cómo es capaz de compatibilizar tanto trabajo: «Lo llevo bien porque lo del campo es algo que me gusta». Raquel y Joaquín tienen una hija de 19 años que actualmente estudia Veterinaria en Madrid. De momento, la idea es que sea ella que recoja el testigo ganadero de su madre. «Cuando toque, aunque ya nos ha dicho que solo seguirá con el ganado, la explotación agrícola se cerrará».

  1. 14.15

    Patricia, abogada

    Comer y ayudar a hacer los deberes

Patricia ayuda a su hijo a hacer los deberes. JORGE REY

«Sentarme con ellos a comer media hora es importante, porque nos preguntamos qué tal ha ido la mañana y es el único momento del día», cuenta Patricia. «Comemos los tres, porque mi marido trabaja en Mérida y llega más tarde». Después de esa media hora y de recoger la cocina ayuda a su hijo pequeño con los deberes. «Podría hacerlo su padre, pero tengo tan poco tiempo que me gusta ocuparme a mí». Renuncia, eso sí, a un pequeño descanso después de comer. Antes de volver al despacho puede dejar a sus hijos en actividades extraescolares.

Patricia considera que las mujeres han asumido más carga. «La igualdad de género no ha llegado, por lo menos en esta profesión, porque no veo a ningún compañero que tenga este poder de disposición, las mujeres tenemos la mala práctica de organizarnos, tenemos mucha autorresponsabilidad».

  1. 15.00

    Laura, profesora

    Comer «cualquier cosa» y a correr

Laura como algo rápido y siempre después de las tres y media. C. MORENO

Sale del trabajo a las dos y veinte. Sus hijos han terminado las clases antes y están en el comedor escolar. Llega a recogerlos a las tres y se dirige a casa con ellos. Vive en San Roque y aparcar el complicado. Hay días que tarda en encontrar plaza y, como los menores tienen actividades extraescolares a las cuatro, ni coincide con su marido. «Solo nos damos el relevo».

Nunca come antes de las tres y media y siempre «cualquier cosa». Ella y su marido no tienen tiempo de cocinar, así que «hacemos cualquier cosa, algo rápido, o mi madre nos pasa algún tuper, pero te descuidas, la verdad, no cuidas la alimentación. Vas sobreviviendo». Lo mismo ocurre con las tareas del hogar, «la ropa comprada que no se arrugue porque no hay tiempo de planchar».

  1. 16.00

    Rosaura, enfermera

    Traslado a las extraescolares

Rosaura lleva a sus hijas a las actividades extraescoladores. DAVID PALMA

Come sola y a cachos. «Empiezo a comer cerca de las 15.30 horas, mi pareja y las niñas ya han comido cuando llego, pero la primera extraescolar es a las 16 horas, así que casi nunca he terminado de comer cuando tengo que coger el coche». Lleva a sus hijas a las actividades, una empieza a las 16 y la otra a las 16.30 horas y, cuando regresa, termina de comer y recoge la cocina. Y se ocupa de algo de la casa, de limpiar un baño, de tender la ropa o de planchar. Cada día, en función de los huecos que vaya teniendo. «Y, si hay suerte, puedo descansar algo, hasta las 17.30 o 18 como mucho, cuando la pequeña se despierta de la siesta; y a partir de ahí ya si que es un no parar». Porque llegan las mayores de las extraescolares y es hora de meriendas y deberes.

  1. 16.30

    Yuri, cocinera

    Tiempo de descanso y de deberes

Yuri ayuda a su hija con las tareas del cole. ARMANDO

Es su marido el que recoge a su hija a la salida del colegio. Después regresa ella. «Como un poco y, si me da tiempo, me pongo con los deberes». Dice que su hija, María Paula, es su motor. «La admiro mucho, ella tenía allí todas las comodidades y aquí le ha tocado compartir habitación y casa con otra familia o vivir en un hotel, es una niña que no se queja por nada, nos está dando una lección impresionante de actitud».

  1. 18.00

    Laura, profesora

    Estudiar en el coche mientras espera

Laura aprovechando un rato para estudiar las oposiciones en su coche. C. MORENO

Las tardes de Laura son, como de muchas madres, un ir y venir a actividades extraescolares organizándose con su marido. Los lunes y miércoles tienen fútbol, después robótica y los martes y jueves escalada. Trató de que sus hijos redujesen sus actividades pero «les encanta».

Cuando los deja en alguna clase «o en un cumpleaños», esta docente se queda en su coche, saca los apuntes que lleva a todas partes y se pone a estudiar. Está preparando las oposiciones para contar con una plaza fija en la enseñanza.

Las idas y venidas a las extraescolares las mezcla con momentos para preparar sus clases, corregir, videollamadas de trabajo o recados. En cuanto a los deberes de los niños, les ha enseñado a ser autónomos «pero siempre necesitan algo de ayuda. En el rato que llega del fútbol, metete en la ducha, sal y en los 15 minutos estos a ver si te da tiempo de hacer algo, sino más tarde. A veces le dan las nueve haciendo tareas».

Quedar con amigos es muy complicado e implica, según reconoce, planearlo con semanas de antelación. «Yo admiro a la gente que las tiene. Me gustaría cuidarme más y simplemente tener un poquito más de tiempo para mi».

  1. 18.30

    Rosaura, enfermera

    Cocina y deberes

Rosaura atiende a la cocina mientras ayuda en los debores a sus hijas. DAVID PALMA

«Normalmente los hacen en la cocina, porque así estoy con ellas y las ayudo mientras voy preparando la comida de mañana». Y, una vez se acaban las tareas escolares, baños y cenas. Aunque hay tres días a la semana en los que Rosaura se dedica un poquito de tiempo a ella. «Cuando voy de 20 a 21 horas al gimnasio; es mi momento», dice. «No tengo muchos más, porque la conciliación no existe», deja claro. «Sobrevivo gracias a favores de los compañeros, que me cambian los turnos, y a la ayuda de vecinos y familiares cuando es posible, porque todo el mundo tiene sus circunstancias y sus obligaciones».

  1. 19.00

    Raquel, ganadera

    Trabajo en el campo hasta que se va el sol

Raquel echa de comer al ganado. A. SOLÉ

Por la tarde, se le da otra vuelta por la explotación «porque en el campo siempre hay cosas que hacer». Su explotación es de intensivo con 50 madres en 4 hectáreas. «Producimos nuestra propia comida a través del cereal triticale y maíz forrajero».

Además, ella se encarga de todo el papeleo de administración que mueve su oficio. La Junta de Extremadura prioriza a las mujeres dentro de los criterios de selección cuando se presenta el expediente de solicitud de ayudas bajo la figura de la titularidad compartida. Si aparecen ellas, se logran hasta 5 puntos más de valoración. En concreto, hay ayudas a la creación de empresas para jóvenes agricultores y agricultoras; también existen para la modernización de de las explotaciones agrarias.

  1. 20.00

    Yuri, cocinera

    En la cocina del restaurante

Yuri prepara comida en el Gran Café. ARMANDO

Por la tarde trabaja como cocinera en el Gran Café. Libra un día a la semana. Cuenta que es un trabajo duro. Durante dos días a la semana está sola ante los fogones de una de los locales más concurridos de la ciudad. Se encarga de preparar los churros, las tapas, las meriendas y las cenas que piden los clientes, y también de dejar la cocina preparada para el día siguiente.

Es consciente de que personas como ella cubren trabajos que muchos españoles rechazan. «A veces pienso que si la gente supiera cuál es mi horario se asustarían, hay días que duermo cuatro horas».

  1. 20.30

    Patricia, abogada

    Vuelta a casa

Patricia hace de comer y come con sus dos hijos. JORGE REY

Por la tarde del cuidado de los hijos se encarga el padre. «Mi marido me pregunta en qué ayuda y le corrijo el término». No es ayudar, indica Patricia, sino hacer. Una vez o dos veces a la semana una persona acude a limpiar a su casa, y de las comidas se encarga ella. Al final de la jornada, después de cenar, todavía tiene que hacer cosas, tanto de la casa como del trabajo: prepara comida, pone lavadoras y le dedica tiempo a repasar algún caso. «Con niños en casa y con un trabajo tienes que buscar las horas para llegar a todo, intento exprimir y optimizar el tiempo pero a veces, aunque soy muy cuadriculada, siento que no llego».

  1. 21.00

    Rosaura, enfermera

    Tareas pendientes

Rosaura aprovecha después de la cena para las tareas pendientes. DAVID PALMA

Con o sin gimnasio, Rosaura vuelve a recoger la cocina tras la cena, «y las habitaciones de las niñas y les preparo la ropa y las meriendas para el cole de nuevo» o pone un lavadora o plancha o continúa con «alguna de las muchas tareas que siempre tengo pendientes». Porque en su caso, reconoce, ha asumido en gran parte el trabajo dentro de la casa. «Un poquito de culpa sí tengo, no sé si es la educación que hemos recibido las mujeres, lo que hemos visto y vivido en nuestras casas; mi madre también trabajaba dentro y fuera de casa y también con turnos». Pero, asegura, «procuraré que mis hijas programen su vida de forma diferente».

  1. 00.00

    Yuri, cocinera

    Regreso a casa

A Yuri le gusta cocinar sus propios platos. ARMANDO

A las 12 regresa a su casa después de una larga jornada laboral. «Me ducho y me acuesto sobre la una de la mañana, me gustaría dormir más, pero no me da tiempo». El día libre del que dispone en el Gran Café lo emplea en su propia casa. También le gusta cocinar sus propios platos. Los domingos por la mañana acude a misa con su marido y su hija, que hará la primera comunión la próxima primavera.

  1. 00.30

    Rosaura, enfermera

    A la cama, aunque no siempre

Rosaura deja la comida del día siguiente hecha por la noche. DAVID PALMA

Rosaura no sube a su habitación hasta las doce y media de la noche como pronto para tratar de descansar antes de iniciar al día siguiente otra jornada maratoniana, «consciente de que no se llega a todo, de que aunque asumes todo a costa de quitarte tiempo a ti, no se llega y al final todas las parcelas están mermadas. Además de la personal, no tengo ocio, la familiar y la laboral». Esta enfermera tiene libre solo un fin de semana cada ocho. «Mis hijas lo tienen asumido, igual que el hecho de que solo pueden ir a cinco cumpleaños a lo largo del curso, porque cuadrar más es muy complicado». Y en la faceta laboral, «tengo que estar actualizada, así que para eso hago cursos online cuando puedo, porque presenciales es imposible, y a costa siempre de quitarme horas de sueño».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Un día con mujeres extremeñas que sostienen el mundo