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Ana B. Hernández
Jueves, 7 de noviembre 2024, 07:30
Las máquinas han tardado 27 años en llegar a Cabezuela del Valle después de un tortuoso camino administrativo por medio y un rosario de fechas ... incumplidas. Pero aunque eran ya pocos los que las esperaban y quizás más los que confiaban en que no lo hicieran, las obras para construir un nuevo puente en la N-110 a su paso por esta localidad del Jerte son una realidad.
En 1997 se redactó el primer estudio informativo sobre la variante de Cabezuela del Valle, incluida entonces en el proyecto para renovar una parte de la N-110 (Plasencia-Soria) entre Navaconcejo y Tornavacas. En 2001, durante unas jornadas sobre infraestructuras en la comunidad autónoma, el entonces director general de Carreteras, Antonio Alonso, la citó entre los proyectos que el Ministerio de Fomento tenía en cartera.
En 2008 el proyecto inicia un nuevo camino administrativo y tres años después se rechaza el estudio ambiental por «impacto excesivo». La crisis económica del momento lo para hasta que en mayo de 2016, la ministra Ana Pastor visita el pueblo y afirma que el acondicionamiento de la N-110 entre Navaconcejo y Tornavacas estaría terminado en el año 2017, y que después se acometería la construcción del nuevo puente.
Como tantas otras veces, este anuncio político tampoco se cumplió. Las mejoras en la carretera nacional que cruza el Valle del Jerte no concluyeron hasta 2020 y la construcción del nuevo viaducto se adjudicó hace justo ahora dos años.
Las obras comenzaron poco antes del verano y tienen un plazo de ejecución de 22 meses. Las ejecutan las empresas Adiante, TPF y Lácer con una inversión de 6.532.004,37 euros con cargo a los fondos europeos de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Porque a pesar de la demora, entonces y ahora, las diferentes administraciones han defendido siempre la necesidad de levantar un nuevo viaducto sobre el río Jerte que mejore la fluidez y la seguridad del tráfico en un punto estratégico de esa vía que cruza el Valle, y dé descanso al puente romano de Cabezuela. Una infraestructuras de siglos, «con unas características totalmente inadmisibles para una carretera nacional» como se ha expuesto en varios de los documentos que salpican este proceloso camino administrativo.
El puente romano está situado al final de la localidad si se llega desde Plasencia y aparece después de una recta estrecha que discurre pegada a las casas. Tras un giro brusco a la izquierda, se entra en este viaducto en el que no caben dos coches. Y este es el gran problema, lo que explica que el paso esté regulado por semáforos y lo que genera colas de coches y vehículos pesados durante buena parte del año, particularmente largas en los días de celebración del cerezo en flor.
«No es solo lo de las colas por un único carril. Hay más», afirma Francisco Villarino, vecino de Cabezuela de 83 años. «El puente ha aguantado hasta ahora, pero no se sabe si siempre lo hará, y sí se sabe que complica y mucho el tránsito por él de camiones pesados o trailers que tienen que maniobrar para poder acceder y recorrerlo», añade. «Así que, desde mi punto de vista, el nuevo puente es una necesidad».
Hay otros vecinos en el pueblo que opinan como él, pero no hay unanimidad. «Quizás mejore la seguridad y la fluidez del tráfico, puesto que el actual solo tiene un carril, pero el puente forma parte del pueblo como lo hacía el paisaje del otro lado, las terrazas con cerezos que han desaparecido por la nueva carretera», declara Silvia Fernández, de 48 años.
Las obras en marcha van más allá del nuevo puente. El viaducto que empieza a tomar forma sobre el río Jerte está a poco más de 100 metros de distancia del actual. Tendrá 65,2 metros de largo y entre 13,80 y 16,60 de ancho. Contará con dos carriles de 3,5 metros cada uno, arcenes de un metro, barreras (un metro) y aceras de entre 1,80 y 3,20 metros con miradores sobre el río Jerte.
El puente conectará con una nueva glorieta que se construirá para acceder a él en su extremo norte, mientras que en su extremo sur enlazará con la avenida de Plasencia en el núcleo urbano de Cabezuela. El trazado actual de la carretera N-110 discurre por la margen izquierda, y una vez las obras finalicen, los conductores que lleguen a la localidad desde Navaconcejo no tendrán que circular por ese tramo pegado a las casas que hay justo antes del semáforo. No irán por ahí porque antes encontrarán el nuevo puente, y una vez pasado este, una rotonda que dará acceso al vial.
El proyecto incluye también la habilitación de un tramo de carretera de nueva calzada de 400 metros de largo, en variante por la margen derecha del río, para enlazar con el trazado existente de la N-110, aproximadamente a la altura del aparcamiento que hay ahora tras cruzar el puente histórico, que pasará a tener un uso exclusivamente peatonal.
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