![«Los nuevos médicos no quieren trabajar en la atención primaria»](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202205/25/media/cortadas/Imagen%20francisco%20vaz-Rag3hGqMHus9zGtYFOeCv2L-1248x770@Hoy.jpg)
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Las 40 plazas que se han quedado desiertas en Extremadura en la convocatoria de MIR han abierto un nuevo frente en la atención primaria: la falta de interés de los recién graduados por ejercer como médicos de familia. La especialidad ya sufría un gran ... desgaste, pero se ha visto agravado por los dos años de pandemia en los que los centros de salud han aguantado una gran presión asistencial, con aumento de agresiones incluido.
«Los nuevos médicos no quieren trabajar en atención primaria», confirma Francisco Vaz, cuya responsabilidad como decano de la Facultad de Medicina de Badajoz (también trabaja en el servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario) le convierte en un testigo autorizado de las tendencias profesionales que se imponen entre los nuevos médicos.
«Saben que el trabajo se ha ido complicando a raíz de la pandemia, con más exigencias tanto por parte del sistema sanitario como de los pacientes, con jornadas laborales muy largas y una disponibilidad que no están dispuestos a soportar», explica Vaz. «La pandemia ha dejado muy deteriorada la atención primaria y eso está teniendo consecuencias en la elección que hacen los futuros médicos», añade.
No sería esta la única razón para que cada vez menos graduados elijan ser médicos de familia. Existen otros motivos, por ejemplo, el no querer trabajar en pequeñas localidades. «Muchas de las plazas MIR que se han quedado sin cubrir pertenecen a entornos rurales. De hecho, en el área de Badajoz, con un hospital potente, solo se ha quedado una vacante libre. Sin embargo, en otras como Coria han quedado desiertas todas», subraya Vaz.
En concreto, como ya ha informado este diario, las plazas no ocupadas son 11 en Cáceres, nueve en Don Benito, seis en Plasencia, cuatro en Llerena, cuatro en Navalmoral de la Mata, cuatro Coria, una en Mérida y otra en Badajoz.
Otro de los motivos que se aduce es el propio perfil actual de los estudiantes de Medicina y de los recién graduados. El decano de Medicina lo explica así: «Va cambiando con el tiempo y cada vez son más exigentes con lo que quieren; son menos abnegados, menos estoicos. Buscan hacer una especialidad que luego les permita superespecializarse y para eso tienen que ir a un hospital para formarse en una especialidad hospitalaria, que es lo que permite hacer un trabajo más sofisticado. Aunque las funciones de la atención primaria son más cercanas a la realidad de lo que es la medicina, hay un cierto rechazo por considerarla más básica o menos lucida».
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Ante esa forma de pensar, que la considera un error, dice que hay que reflexionar y hacer reformas. «Hay que empezar por el acceso a las facultades. A día de hoy llegan los que tiene mejores notas, pero eso no significa que vayan a ser los mejores médicos».
También cree que son necesarios cambios en el acceso a la formación sanitaria. «El MIR hay que replantearlo; se deberían introducir elementos de valoración que vayan más allá de una simple calificación y tengan en cuenta aptitudes como la capacidad de comunicarse con los demás, de ser empáticos, de manejar adecuadamente la relación médico-paciente e incluso la personalidad. En algunos países el acceso se hace después de tener una entrevista con el candidato. No entiendo por qué aquí no es posible o por qué no se puede completar con la calificación del MIR».
Eso que defiende Vaz también lo ha planteado ya la Conferencia de Decanos de facultades de Medicina e incluso ha contado, pese a ser un proceso más complejo, con el apoyo de colectivos de estudiantes.
El otro asunto que supone un «grave problema para el sistema», expone Vaz, llega cuando los médicos que terminan su residencia en Extremadura deciden no quedarse a trabajar en esta región. Según el consejero de Sanidad, José María Vergeles, la tasa de fidelización en un primer momento suele ser del 68%, es decir, siete de cada diez opta por asentarse en esta comunidad. Pero tres se marchan. La estrategia del SES en los últimos años ha sido ampliar el número de plazas MIR para conseguir retener luego al mayor número de especialistas.
Sin embargo, hay muchos que incluso se van al extranjero. «Si en Alemania ganan tres veces más que España hay muchos que se lo piensan por las condiciones económicas, que son más precarias en nuestro país. Si se les ofrecen buenas condiciones las aceptan porque no tienen vínculos que les fijen a su tierra», afirma.
En Extremadura incluso se han dado casos de médicos que, tras haber aprobado un examen para una plaza pública fija de por vida, no han tomado posesión de ella porque han conseguido una en otro puntos del país. Y ante eso el decano avisa: «Nos estamos quedando sin médicos; se van jubilando y va a haber un vacío. No va a haber quien esté dispuesto a sustituirlos».
Para que hechos como ese no sucedan, el decano de Medicina apunta que todavía se está a tiempo de buscar soluciones. «Si no lo que vendrá será un colapso del sistema sanitario», afirma. «Hay que cuidar a los MIR, mimar la atención primaria y hacer atractivo el panorama laboral para luego intentar fidelizarlos. Hay comunidades autónomas que ya han entendido eso», concluye Vaz.
Así pues, a la escasez de profesionales, las inminentes jubilaciones de facultativos en Extremadura (96 durante este año) y la saturación tras dos años de pandemia, se suma ahora una herida más: los médicos jóvenes huyen de los centros de salud.
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