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Álvaro Rubio
Cáceres
Jueves, 24 de octubre 2019, 08:10
Una maternidad que se retrasa y los nuevos modelos de familia son las principales causas que están detrás de un hecho. Cada vez más extremeñas acuden a la ciencia para tener hijos. El número de mujeres que se someten a técnicas de reproducción asistida se ha duplicado en esta década, según el Registro de la Sociedad Española de Fertilidad que realiza un estudio bienal para informar al Ministerio de Sanidad.
En 2017 (último año del que existen datos), en España se realizaron un total de 141.000 ciclos de fecundación in vitro, técnica más común en la que la unión del óvulo con un espermatozoide se realiza en un laboratorio y fuera del cuerpo de la madre. En Extremadura, los tres centros de la región (uno público y dos privados) registraron 1.683. Esto se traduce aproximadamente en mil extremeñas que se sometieron a tratamientos de reproducción asistida. «Cada mujer suele pasar por una media de 1,8 ciclos, que es el proceso que comienzan cuando quieren quedarse embarazadas», explica Antonio Urries, doctor en Biología y presidente de Asebir (Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción).
Cada vez son más las que acuden a las consultas médicas por este asunto y deciden empezar un proceso que les cambiará su vida para siempre. En 2010, primer año en el que el Ministerio de Sanidad solicitó este estudio de manera obligatoria, se registraron 774 ciclos de fecundación in vitro, lo que se traduce en 430 mujeres aproximadamente. Eso supone un 117% menos que en 2017.
«La inseminación artificial ya se realiza con poca frecuencia. Además solo se puede hacer a las mujeres muy jóvenes, de menos de 37 años y con unas características muy favorables. Hay que tener en cuenta que la media de las que acuden a estas técnicas es de casi 38 años. Suelen ser parejas heterosexuales que llevan más de doce meses intentando el embarazo», detalla Urries, quien matiza que «se están incorporando cada vez más otros tipos de perfiles como mujeres que quieren ser madres sin pareja masculina, lesbianas y las que optan por preservar la fertilidad mediante la congelación de óvulos».
El porcentaje de resultados positivos, es decir, los que acaban en un nacimiento, también ha aumentado en los últimos años. «Estamos consiguiendo que las parejas se queden embarazadas antes, que el proceso dure menos. Si antes se necesitaban seis o siete ciclos, hoy no es normal que se superen los dos», especifica Urries, quien alude a los avances científicos.
Precisamente sobre las nuevas vías de investigación se está centrando el X Congreso Nacional de Asebir, que se celebra en Cáceres desde ayer y se prolongará hasta este viernes. El encuentro reúne a expertos de prestigio nacional e internacional y en él habrá cinco sesiones plenarias, se presentarán 160 comunicaciones y se impartirán 13 ponencias.
Tiene lugar en el Palacio de Congresos y entre los trabajos más innovadores incluidos en el programa destacan los relacionados con genética e inteligencia artificial, dos áreas que están llamadas a transformar el futuro de la reproducción asistida.
Además, el encuentro servirá para informar de una técnica que está en fase experimental que usa el ADN de tres personas para tratar la infertilidad. La están desarrollando en un laboratorio español y ha logrado un hito internacional al registrar el nacimiento en Grecia del primer bebé del mundo a través de esta técnica. Gracias a ella las pacientes, aunque recurran a una donante, pueden ser madres con su propio material genético.
Asimismo, los especialistas analizarán la disminución de la concentración espermática observada en las últimas décadas en varones occidentales. Además, se presentarán, datos sobre la relación entre la dieta y la fertilidad masculina.
A la inauguración del congreso asistió ayer el director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Rodrigo Gutiérrez, que calificó de «anomalía» la falta de reconocimiento de los embriólogos como profesionales sanitarios en España. Más del 90% de los que trabajan en este ámbito son biólogos, bioquímicos y biotecnólogos que no tienen esa consideración y esperan conseguirla próximamente.
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