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Salvador Vallejo Caballero
Sábado, 20 de julio 2024, 15:06
Todo comenzó con un autobús que la pasajera María descartó como opción para hacer su viaje; pocas horas y varios disgustos después, se arrepintió de ... haberlo hecho. «¿Homero? Casi. Os voy a contar la odisea que he vivido para llegar a Don Benito desde Llerena en tren», cuenta la afectada en sus redes sociales.
La hoja de ruta era la siguiente: María cogía en Llerena a las 18.59 horas el Regional Exprés -que partía desde Sevilla- para llegar a Mérida a las 20.30 horas. En la capital extremeña haría un transbordo para montar en su segundo tren a las 20.40 horas; tenía diez minutos de margen. Este segundo Regional Exprés -que salía desde Badajoz con destino a Cabeza del Buey- sería el que le dejaría a las 21.16 horas en Don Benito.
Las malas noticias no tardaron en llegar. En la parada de Llerena, a quince minutos de montar en su primer tren, María se enteró de que le tocaría tener paciencia, pues una incidencia con un tren de mercancías, de un operador ajeno a Renfe, interrumpió la circulación entre Villanueva del Río-Minas y Pedroso (Sevilla).
Se montó en Llerena sobre las 8 menos cuarto, con 45 minutos de retraso y con la preocupación de perder su enlace en Mérida. No obstante, apunta que desde Renfe siempre le aseguraron que llegaría a Don Benito y destaca que el interventor que le atendió fue «muy amable».
Aunque con prisas, lograron hacer el transbordo en Mérida. Este segundo tren, al que hicieron esperar una hora según cuenta la afectada, salió desde la capital extremeña sobre las 9 y cuarto de la noche.
Cuando parecía que la situación se estabilizaba y el tren estaba a punto de llegar a Don Benito, surgió una nueva incidencia. «Me las prometía muy felices», lamenta.
Tras pasar Medellín, «en mitad del campo», el tren se paró por una incidencia mecánica. En momentos puntuales se quedaron sin luz y aire acondicionado, pues el maquinista intentó hasta en dos ocasiones solventar la situación apagando y arrancando el tren de nuevo. No obstante, desde Renfe apuntan que el aire acondicionado no dejó de funcionar en ningún momento.
Alrededor de media hora tuvieron que esperar hasta que el tren volvió a avanzar «poquito a poquito», cuenta María, tras un viaje repleto de contratiempos que flaco favor hicieron a la ansiedad que padeció.
Pisar un pie en la estación de Don Benito también se complicó, pues las puertas del tren no se abrían e impedían salir a los pasajeros: »Empecé a sentir claustrofobia», recuerda. Finalmente, el maquinista abrió las puertas que permitían a María respirar en Don Benito tras una caótica tarde. Por su parte, el tren llegó a destino, Cabeza del Buey, aunque con una hora y media de retraso, a las 23.45 horas. «Tren digno ya en Extremadura», reclama esta pasajera en su publicación en redes sociales.
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