La pandemia llena el campo extremeño de senderistas
Auge ·
Empresas, clubes y hasta la Guardia Civil, que este año lleva ya siete rescates frente a los dos del año pasado y ninguno en 2019, confirman lo que se intuía: la covid nos ha echado al monte
Cuando José Antonio García Regaña asumió la presidencia de la Federación Extremeña de Montaña y Escalada en el año 2007, en la región había 22 clubes de senderismo. En 2010 eran una treintena. Ahora hay 107. Y subiendo, probablemente. Porque nunca antes ha habido tanta afición a caminar por el campo. Lo refrenda el dirigente federativo, y algunas empresas, y algún club, y hasta los datos de la Guardia Civil. Todo confirma lo que se intuía: que la covid nos ha echado al monte.
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«Ya antes de la pandemia se notaba un auge de los deportes al aire libre», constata Regaña, que va un paso más allá: «En la montaña –afirma– también se ve más movimiento». «Al concentrarse más gente en los entornos naturales cercanos a los municipios, es más habitual ahora encontrar personas que optan por dar un paso más y subir a la montaña», comenta el presidente de la Federación, una entidad que sin embargo, no ha visto aumentar su número de licencias. Al contrario, han caído.
La explicación es doble: la mayoría de los senderistas no está federado –«estimamos que solo en torno a tres de cada diez», apunta García Regaña– y entre los que sí suelen sacarse la licencia, este año ha habido muchos que no la han renovado visto que cuando no estaba prohibido salir de casa, sí lo estaba juntarse en grupos numerosos o salir de la región.
De este incremento del interés, no solo por el senderismo sino también por la escalada, da fe Emilio Rodríguez, una referencia de este tipo de deportes en el norte de Extremadura. Porque lleva años en el Club Placentino de Montaña, del que es vicepresidente, y porque tiene una tienda en Plasencia dedicada a este sector (Crismar Sport). «Que cada vez haya más gente por los senderos ayuda a explicar que en el entorno de Plasencia se hayan habilitado últimamente algunas zonas nuevas de escalada», expone Rodríguez, en cuyo negocio han aumentado las ventas de arneses y pies de gato (complementos básicos en escalada).
«El que antes no iba apenas al campo y ahora sí, pues se ha dado cuenta de que las zapatillas que tenía ya no le valen o de que necesita un forro polar, y esto sí lo notamos», apunta el comerciante placentino. «El confinamiento ha impulsado la compra por Internet, pero entre que ahora hay más afición por el senderismo y que también hay gente que ha hecho caso a las campañas de concienciación y ahora está apostando por el comercio local, al final la situación se compensa, y no vendemos más que antes de la pandemia, pero sí más o menos lo mismo, que ya es para darse con un canto en los dientes».
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«Vamos a volver a salir»
En su club, el Placentino de Montaña, eran antes de la irrupción de la covid unos doscientos socios, y ahora no llegan a cien. «Porque mucha gente no ha renovado sabiendo que no podíamos hacer salidas en grupo», explica. No obstante, anuncia que ya están preparando la vuelta de las excursiones. «Volveremos a salir con el grupo de niños, que funciona muy bien; en vez de en autobús, iremos hasta el punto de inicio en coches, y en vez de ir 60 personas y juntas, iremos 30 y separadas, y siempre cumpliendo las medidas de distancia, aforo y mascarilla».
Pendientes de las restricciones está también Andrés Ramos, secretario del Club Senderista Emérita Augusta, uno de los más activos de Extremadura. «Nosotros hacemos salidas todos los fines de semana del año, sin excepción», sitúa Ramos, que no tiene ninguna duda de que el senderismo vive un momento feliz. «Ahora no hacemos salidas en grupos porque no podemos ser más de seis, pero sí vamos al campo o a la montaña a entrenar de manera particular, y ahí comprobamos que se ha incrementado muchísimo el número de gente que sale a la naturaleza. Lo hemos notado enormemente».
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Lo perciben ahí y también en el interés por pertenecer al club. «Nosotros –explica el secretario del Emérita Augusta– tenemos un tope de cien socios, porque por encima de esa cifra se complica mucho organizar cualquier cosa, y nuestra lista de espera actual es de 25 o 30 personas, que son más de lo normal».
Por encima de lo habitual se sitúa también el número de descargas de mapas de rutas en la web de La Ruina Gráfica, empresa cacereña dedicada al diseño gráfico y la creación de contenidos. Fueron pioneros en abordar la divulgación de senderos de forma profesional, es decir, utilizando las últimas tecnologías, de modo que son capaces de generar cartografías, elaborar 'tracks' descargables y crear topoguías. Muchas de ellas están disponibles gratis en su web. «Hemos notado un crecimiento exponencial en el volumen de descargas de este tipo de material», apunta Agustín Gallardo, uno de los socios de La Ruina Gráfica. «Como fuimos de los primeros en dedicarnos a esto de modo profesional –comenta–, hemos ido viendo cómo ha cambiado el escenario, cómo hay cada vez más interés por estos contenidos». «El mes pasado, sin ir más lejos –concluye Gallardo–, nos sorprendió la cantidad de gente que se había descargado rutas».
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¿Y cuáles son las más populares en la web de La Ruina Gráfica? Las cinco con más descargas son, en este orden, la de la Garganta del Fraile (Monfragüe), Isabel La Católica (Geoparque Villuercas-Ibores-Jara), Garganta de La Canaleja (Monfragüe), Garganta de los Nogales (Monfragüe) y Travesía de Alfonso XI (Geoparque). Hay que tener en cuenta que esta selección se hace sobre las disponibles en su web y no sobre todas las que hay en Extremadura, que son centenares.
Guardar precauciones
Los senderistas más veteranos conocen esas y muchas otras, y saben también que en el monte, conviene seguir una serie de recomendaciones. Planificar la actividad, no ir solo, tener en cuenta la hora a la que anochece, informar a alguien sobre la ruta que se va a hacer, consultar el tiempo, no sobreestimar el propio estado físico, estar federado, llevar comida y líquidos, además del móvil con la batería cargada, linterna y ropa reflectante...
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Son consejos de la Guardia Civil, que hasta el 24 de marzo había realizado en la comunidad autónoma ya siete rescates en el monte, cuando en el mismo periodo del año pasado solo hizo dos, y ninguno en 2019. El 11 de enero rescató a una mujer de 39 años de Badajoz que se lesionó en la pierna cuando hacía la ruta de La Chorrera, en Hervás. Y seis días más tarde tuvo que ir a por una mujer de 54 años de Losar de La Vera accidentada en las proximidades de Guijo de Santa Bárbara (entre El Brezo y pico Estecillo). Las dos intervenciones requirieron agentes del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña, con base en Barco de Ávila) y el helicóptero.
En febrero, la Benemérita rescató a una pareja (hombre de 71 años y mujer de 64, los dos de Badajoz) en la ruta de Las Nogaledas (Navaconcejo). Y también a un hombre de 32 años y una mujer de 61, los dos de Madrid, que caminaban por el entorno del Balcón del Mundo, en Alcántara. Ya en marzo, tres actuaciones. La primera fue el rescate de un hombre y una mujer de Badajoz, de 37 y 30 años respectivamente, en la famosa ruta de Carlos V (entre Tornavacas y Jarandilla de La Vera). La segunda, a una madrileña de 41 años accidentada en las proximidades de El Gasco (Las Hurdes). Y la última, a un joven de 17 años de Jarandilla de La Vera que hacía la ruta del Trabuquete (Guijo de Santa Bárbara).
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En todo el año pasado, la Guardia Civil hizo en Extremadura diez rescates. Y once en 2019. Cifras que probablemente se quedarán pequeñas comparadas con las que el Instituto Armado ofrezca al acabar este año. Es otra derivada de la pandemia, que lo ha cambiado todo. Hasta el paisaje.
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