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La pandemia vacía las calles comerciales de Extremadura

La apuesta de las grandes cadenas por la venta electrónica y la incertidumbre económica agravan el declive de estas vías

REDACCIÓN

Domingo, 28 de marzo 2021, 07:51

Entrar a una calle comercial extremeña ya no es como antes. Las persianas bajadas se mezclan con escaparates que anuncian la primavera y los carteles con números de teléfono se alternan con los de liquidación de rebajas.

La pandemia ha venido a dar la puntilla a un sector que intentaba sobrevivir en un mundo cambiante. Al auge del comercio electrónico se ha añadido la estampida de las franquicias y grandes cadenas que han acostumbrado a sus clientes a comprar por la red. Ya ello se ha sumado la creación de los primeros centros comerciales al estilo de El Faro.

Esto, unido a las restricciones en el ocio, el descenso en la celebración de bodas y comuniones, la subida del paro y la incertidumbre económica dan como resultado un declive comercial que vacía las calles más transitadas de las principales ciudades extremeñas.

A su vez, estas circunstancias llevan aparejadas la caída en los precios de los alquileres. En la calle pacense de Menacho se pueden encontrar algunos locales por un arrendamiento inferior a la mitad que hace ahora un año, en Mérida han bajado hasta un 40% y en Plasencia advierten que nadie se interesa por los vacíos. La avenida de España, en Cáceres, sobrevive. Pero, eso sí, rodeada de otras vías con peor suerte.

En esta información HOY hace un recorrido por las áreas comerciales de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia, cuenta locales vacíos y pregunta a los comerciantes qué está pasando para que estas zonas hayan cambiado tanto en menos de un año.

Badajoz

57 locales vacíos en la calle Menacho y su entorno comercial

Este es uno de los 19 establecimientos cerrados en la calle Menacho, que suben a 55 con todo su área. J.V. ARNELAS

FIRMA: ROCÍO ROMERO

Algunos carteles de grandes inmobiliarias que remiten a teléfonos de Málaga o Sevilla y otros pequeñitos, de color naranja, con un móvil que descuelga el propietario del local. El área comercial que engloba desde la plaza de la Libertad hasta la avenida de Juan Carlos I, en Badajoz, cuenta 55 locales disponibles para alquilar.

Menacho es la calle con más espacios vacíos, son 19, y también con más abiertos: 56. Los precios de los alquileres han bajado hasta el 50%, o incluso más.Esta semana, el propietario de un establecimiento de 110 metros cuadrados diáfanos, con almacén y baño, pedía mil euros negociables por el arrendamiento mensual. Reconocía que ha llegado a recibir 3.500 euros por este mismo espacio en tiempos mejores. Otros no bajan. La tienda que ha ocupado Springfield mide 190 metros cuadrados y busca marca que quiera pagar 7.000 euros mensuales. Uno próximo a Zara, de 120 metros cuadrados entre planta baja y entreplanta para almacén pide 2.990 euros al mes.

«Creo que si bajaran los alquileres en Menacho, más de uno se animaría a montar un negocio. Pero ahora no es posible. Una amiga preguntó por uno de 40 metros cuadrados y le han pedido 1.800 euros. Eso es inviable», apunta Lola Adame. Ella, sin embargo, abrió la tienda Trucco el 24 de noviembre en la calle Guardia Civil. «Me he venido a esta calle porque los alquileres en Menacho son brutales, por eso la gente se va».

Se animó a montar un negocio en medio de la pandemia porque ofrece esa marca en Tienda 1, el comercio que regenta desde hace 32 años en Jerez de los Caballeros. Después abrió Calzedonia en Zafra y, este otoño en la calle Guardia Civil, donde hay cinco locales vacíos.

Santo Domingo, la paralela a Menacho, mantiene una oferta más variada. Las tiendas de complementos se mezclan con las de alimentación y sobreviven comercios exclusivos, como Cool Suite y Fly. Desde este último, Carmen Rey considera que las dos calles son diferentes y que la diferencia de locales abiertos también tiene explicación. «Las franquicias han volado y aquí no había; hay menos locales que en Menacho y los precios también influyen». Ella, sin embargo, no se cambiaría. «A mí Santo Domingo me encanta».

La próxima en cerrar en Menacho será Zara, pero estos días lo ha hecho Punto Roma, después de Navidad lo hizo Zara Home y tras el confinamiento se despidieron los dos Massimo Dutti, Springfield y Pull and Bear. En este último local abrirá Electrocash.

Juan Carlos I tampoco pasa por su mejor momento, donde hay ocho locales vacíos. Quedan muchos abiertos, desde Sfera y el supermercado de El Corte Inglés hasta fruterías, tiendas de muebles... Sin embargo, desde la clásica joyería Álvarez Buiza hasta Carrefour Express, los negocios también cierran.

En los últimos meses ha quedado uno libre en la plaza de la Libertad, otro en el paseo de San Francisco y tres en Bartolomé J- Gallardo. Felipe Checa ofrece cinco y Vasco Núñez, seis. Es el triste recuento de locales vacíos a la espera de que la pademia pase y la alegría vuelva a las cajas registradoras.

Cáceres

El alto precio de los alquileres daña el sector

Estos locales vacíos de Donoso Cortés llevan meses cerrados. JORGE REY

FIRMA: LAURA ALCÁZAR

En la capital cacereña la avenida de España es a día de hoy de las pocas vías comerciales del centro que mantiene prácticamente todos sus locales ocupados. Cohabitan entidades bancarias, despachos profesionales y edificios públicos con joyerías, perfumerías, tiendas de telefonía móvil y marcas de ropa.

Ni siquiera la remodelada San Pedro de Alcántara se ha librado de los estragos de la pandemia. Entre esta calle y los metros peatonales prolongados en Santa Joaquina de Vedruna, hay cinco locales con el cartel de 'se alquila'.

La presidenta de la asociación de comerciantes Astoria, Ana Rodrigo, constata que los cierres sanitarios han llevado al límite a los empresarios. «Han cerrado muchos porque la situación es insostenible y las ayudas no llegan».

Al margen de la covid, Rodrigo lo achaca al «alto» coste del alquiler. En esta vía, donde están asentadas marcas como Roberto Verino, Adolfo Domínguez y Pronovias, el precio va desde los 1.200 a los 3.000 euros. «Ha habido dueños que han bajado la renta porque han entendido que no podíamos generar ingresos, pero casi todos los que se han ido se han reubicado en calles cercanas con alquileres más económicos».

Pintores

Sin embargo, Pintores y las adyacentes Paneras, Moret, San Pedro, Donoso Cortés, Roso de Luna y San Antón, son hoy la imagen de una decadencia acuciante que arrastran desde hace años. Las siete suman 49 locales en los que actualmente no se está explotando ningún tipo de actividad. Solo en Pintores, Moret y Roso de Luna se cuentan 11 vacíos en cada una.

En San Antón, entrada al casco histórico, cerraba hace pocos días una tienda de ropa. Han desaparecido en su mayoría marcas de textil, y resisten comercios tradicionales como Nati o negocios hosteleros.

Hace dos años Tomás Pintor abrió en San Pedro una inmobiliaria de unos 10 metros cuadrados por la que paga 400 euros al mes. El profesional está al tanto de los precios que se están pidiendo por los espacios libres. Habla de 3.000 euros por un local de 90 metros cuadrados próximo al suyo, de 2.300, de 1.500, de 1.200 por uno de 135 metros cuadrados en Donoso Cortés y de 800 euros los más económicos. «Algunos propietarios están por la labor de bajarlos, pero muchos están en manos de gente que tiene tantísimo dinero que les da igual alquilarlos o no», sostiene Pintor. Destaca que se ha producido un desplazamiento comercial hacia el ensanche de la ciudad, «pero el cacereño pasa por aquí miles de veces, es una calle muy concurrida y dependiendo del negocio funciona o no», subraya el agente inmobiliario, que opina que la venta 'online' ha puesto la puntilla al comercio de proximidad.

Desde la Asociación de Empresarios del Comercio (Aeca), su gerente, Lucía Prado, asegura que la zona venía «tocada» de la anterior crisis financiera, y no alberga dudas sobre la razón del declive de Pintores: «El motivo principal es el elevado coste de los alquileres, si antes eran inasumibles ahora lo son más por la pandemia, porque la facturación se ha reducido y los alquileres no, algunos alcanzan los 4.000 euros», afirma Prado.

Mérida

Santa Eulalia mengua por Cervantes

Disponible. Cartel del último local disponible en la esquina de la calle Cervantes de Mérida. J. M. Romero

FIRMA: A. GILGADO

Cinco locales cerrados en Santa Eulalia. No es el dato más preocupante. Los empresarios del centro ven con temor que la oferta comercial mengua por Cervantes y otras del entorno. En esta continuación peatonal natural hay nueve locales apagados. Prácticamente se ha quedado sin actividad. Algo parecido ocurre en Moreno de Vargas. Patricia Llanos preside la Asociación de Comerciantes Emérita Augusta. Habla de meses muy duros. «Algunos asociados nuestros han tenido que cerrar porque se han quedado sin margen». Los que sobreviven negocian a la baja el arrendamiento con los propietarios, otros buscan un descuento por los días cerrados. Pero la empatía no ha sido generalizada, lamenta. Hay quien sigue pidiendo lo mismo. «Deben entender que en esta situación tenemos que perder todos. Nosotros partimos cada mes de menos mil trescientos euros de alquiler y sin la comprensión de los propietarios no podemos sobrevivir». Organizan eventos cada dos meses para atraer al público. Los bonos de consumo del Ayuntamiento pueden ser el último flotador. Piden, que al menos, haya un compromiso por mantener los espacios vacíos limpios y ordenados. Sin pintadas, sobres o polvo acumulado en la fachada que tanto afea el entorno. César Calvo Martínez es director comercial de Átiko, una de las inmobiliarias con más oferta disponibles en el centro. Hace pocas semanas cerró una tienda que pagaba 2.000 euros al mes. Ahora, ese mismo local lo ha puesto por 1.400 y no hay forma de encontrar interesados. En Santa Eulalia, calcula, los arrendamientos han caído un 40% con la pandemia. En su opinión, el problema se agrava por el repliegue de franquicias. La última Zara. Sin marcas de reclamo, la población flotante de la comarca dejará de interesarse por lo que hay en Mérida. A esto se añade que la Junta, otra inquilina ejemplar y pagadora puntual, también se ha ido del centro. Y en un ciclo económico tan complicado, sin Junta ni franquicias, los propietarios desconfían de la liquidez de pequeños comerciantes que preguntan por sus locales. La rotación, explica, se ha parado.

Plasencia

La calle del Sol resiste con 83 negocios abiertos

FIRMA: ANA B. HERNÁNDEZ

83 negocios abiertos y 16 cerrados. Son los datos que muestran a día de hoy cuál es la situación de la zona más comercial de Plasencia. Entre la puerta y la calle del Sol, y un año después de la pandemia, el porcentaje de los comercios que han bajado sus persianas se sitúa en torno al 20%.

«Es poco para la situación que tenemos, lo que pone de manifiesto el aguante del comercio local», resume Fernando Santiago, presidente de la asociación de comerciantes del centro. No obstante, y a pesar de la resistencia tras un año de pandemia, con confinamiento y restricciones mantenidas en el tiempo, «como no se active el consumo y llegue una cuarta ola y las limitaciones se vuelvan a endurecer, no sé qué va a pasar, porque el 90% de los autónomos vivimos ya hoy al día», añade Santiago.

Vaticina por eso, «si la incertidumbre continúa», nuevos cierres, un incremento de los locales con carteles de 'se vende' o 'se alquila' a los que quienes trabajan en la calle no estaban acostumbrados.

«Antes tenías un local para alquilar y más de diez personas que lo querían, te lo quitaban de las manos; ahora tienes un local y no encuentras quien lo quiera», afirma María del Carmen Bueno, propietaria de una joyería en la calle del Sol y también de un local en la misma vía. «¿Quién se va a atrever a abrir un negocio en estos tiempos?», se pregunta. «Nunca he visto la situación en la calle del Sol como ahora, se están cerrando negocios –el último, una franquicia esta semana– porque no se vende, porque la gente se va empobreciendo y porque hay miedo a gastar», opina una mujer con más de 40 años de experiencia.

Por eso, en la misma línea que Fernando Santiago, esta comerciante considera que «si la situación no empieza a mejorar de verdad, habrá más cierres, porque los que aguantamos estamos al límite y, en muchos casos, porque los locales son nuestros».

A pesar de que los alquileres de hoy nada tienen que ver con los de antes en la céntrica vía. María del Carmen Bueno y Fernando Santiago coinciden en que antes se situaban de media entre los 3.000 y los 6.000 euros mensuales, en función de los metros cuadrados y características del local, y «en los últimos años, mucho más en la pandemia, se han reducido en un 50% o más hasta oscilar entre los 800 y los 2.000 euros también de media», detalla María del Carmen Bueno. «Porque pagar en la actualidad una renta por encima de los 1.000 euros hace que el negocio sea inviable», añade Fernando Santiago.

De hecho, el presidente de los comerciantes del centro asegura que «la falta de acuerdo en el precio del alquiler entre el propietario y el arrendatario está detrás del cierre de muchos de los negocios».

Precisamente, el acuerdo alcanzado con el propietario del local en el que abrió su negocio hace dos años, en el número 46 de la calle del Sol, es el que permite a Wei Wei Zhong mantenerlo abierto. «Se lo agradezco de verdad porque sin la reducción en el alquiler no creo que pudiera seguir trabajando, porque son muchos los meses duros que llevamos», afirma esta comerciante. Meses en los que la inmensa mayoría de los comercios han reducido de forma muy importante su facturación. «El que más está facturando ahora no llega al 30% de un año normal», zanja Fernando Santiago.

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