Daniel Cortés posa en Medellín ante la estatua de su lejano pariente Hernán Cortés, que preside la plaza principal desde 1890.: E.D.

El pariente extremeño de Hernán Cortés

Se llama Daniel Cortés, es de Don Benito y lleva años investigando en archivos para demostrar que es familia del conquistador. «Me veo cierto aire», dice este auxiliar administrativo

ESTRELLA DOMEQUE

Miércoles, 3 de abril 2019, 08:29

Daniel Cortés guarda en su casa de Don Benito un retrato del conquistador Hernán Cortés. A veces se detiene unos segundos a observar el cuadro y no es que le entren ganas de invadir México, pero sí le asalta una extraña sensación familiar, como si el severo barbudo que le devuelve la mirada le estuviera lanzando el guiño cómplice de un viejo pariente. Al fin y al cabo la cosa queda entre 'Corteses'. «Hombre, no sé... cierto aire sí me veo... la verdad, no lo sé... quizá sí». Puede que Daniel albergue dudas (más que razonables, habida cuenta de que el guerrero de los desvelos del presidente mexicano López Obrador poseía una testa bien poblada), pero no tiene ninguna sobre la coincidencia de caracteres con su lejano pariente: «Yo también tengo afán de aventurero, en el sentido de buscar respuestas a lo desconocido y de saciar mi curiosidad». Y esas ganas de saberlo todo son lo que le llevó primero a leer y documentarse sobre el personaje y, después, a trazar un árbol genealógico en el que Daniel y Hernán Cortés aparecen unidos por lejanísimos lazos de sangre que empiezan a asomar setecientos años atrás con la llegada de Nuño Cortés, bisabuelo de Hernán Cortés, a Extremadura.

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Daniel, que a sus 31 años se define como un «apasionado historiador sin la carrera de Historia», se topó un feliz día con la biografía 'Hernán Cortés. El fin de una leyenda' (2010), del historiador sevillano Esteban Mira Caballos. En las páginas de ese libro es donde este auxiliar administrativo del Ayuntamiento de Don Benito encontró el nexo de unión con el explorador que incorporó el imperio azteca a la Corona de Castilla. A partir de ahí continuó sus investigaciones, buceando en los archivos parroquiales de Don Benito, población muy vinculada a la familia del conquistador, y en otros archivos nacionales. El resultado es un enorme árbol genealógico diseñado por él mismo en el que su estirpe aparece vinculada a la del aventurero, que nació en 1485 en Medellín, un pueblo a ocho kilómetros de Don Benito de algo más de dos mil habitantes.

En esa representación gráfica de sus antepasados aparecen interminables ramificaciones que arrancan con Nuño Cortés, que se estableció primero en Trujillo (Cáceres) y luego en Don Benito, tras el destierro de su padre de Asturias. Nuño tuvo al menos un hijo, llamado Martín Cortés y apodado 'El Viejo', que nació en Don Benito en 1401 y falleció en la misma población en una fecha desconocida. Los logros militares de 'El Viejo' le valieron ser armado Caballero de la Espuela Dorada, además de otorgarle tierras, maravedíes y honra. Martín se asentó definitivamente en tierras extremeñas del Condado de Medellín.

«Desde entonces se formaron muchas ramas de la familia Cortés. Hay que tener en cuenta que han pasado casi 700 años de la llegada del primer Cortés a Extremadura y que las ramificaciones son incontrolables», se lamenta Daniel. Sin embargo, logró establecer su parentesco con Hernán Cortés al hallar un documento del siglo XVII que recoge el nombre de Fernando Cortés, sobrino de una antepasada suya llamada Isabel Cortés Dorada.

El tal Fernando contrajo matrimonio en Don Benito el 4 de diciembre de 1643 y en la partida de matrimonio aparece, como nota marginal, un apunte del entonces párroco del templo que indica literalmente: «El contrayente es descendiente del conquistador Hernán Cortés».

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Hernán Cortés:: HOY

Héroe o genocida

Daniel ha investigado por su cuenta, llegando a la conclusión de que Fernando Cortés no era en realidad descendiente directo del conquistador, sino de un tío de éste, Hernando Cortés de Monroy. Y por eso, él sólo presume de lazos de parentesco. «Podríamos decir que la mayoría de las personas que hoy en día llevan el apellido Cortés, tanto en Don Benito como en Medellín, tienen algún parentesco, ya sea cercano o lejano; todos ellos descenderían de aquel primer Cortés que llegó a Extremadura desde Asturias».

Daniel se resiste a poner punto final a la cronología, «pero si tuviera que darla por finalizada, lo haría conmigo mismo como cabeza de la línea genealógica familiar, ostentando el apellido Cortés».

El joven funcionario no quiere entrar en la polémica de la conmemoración de los 500 años de la llegada de su lejano pariente al Golfo de México. «Algunos le acusan de genocida y otros lo glorifican como un aventurero que derrocó un régimen brutal obsesionado con los sacrificios humanos. Es un debate muy complejo, hay desinformación y un gran número de versiones contradictorias». Precisamente mañana jueves comienza en Trujillo y Medellín (donde aún permanecen visibles los restos de la casa natal del conquistador) un congreso internacional llamado a arrojar luz sobre la poliédrica personalidad de Hernán Cortés.

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Daniel no tiene hijos, pero si tuviera un varón elegiría para él el nombre de Hernán, para continuar la saga iniciada con Nuño con otro Hernán Cortés, este sí, de su misma sangre. Como lo cortés no quita lo valiente, Daniel admite que a veces le han llamado loco. «Sí, alguno me lo ha dicho, pero yo le contesto con mis pruebas y mis investigaciones».

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