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Las fincas que hay en los alrededores de la Ribera del Marco de Cáceres se están llevando la peor parte por las lluvias e inundaciones provocadas por la borrasca Efraín. Huertas anegadas, cultivos echados a perder, corrales y enseres llenos de barro e incluso ... animales muertos.
«He perdido 15 cabras y ovejas. He visto cómo se los llevaba el agua sin poder hacer nada. Algunas se ahogaron en el mismo momento y a otras se las llevó el río», cuenta uno de los hortelanos de la Ribera del Marco. Se llama Cesáreo Jiménez y es el que más daños ha sufrido en este temporal.
Su finca se sitúa en la parte baja de la Ribera del Marco. A ella se accede por la carretera de Torrejón el Rubio y se sitúa justo enfrente de la depuradora de aguas residuales.
Su relato lo cuenta entre la pena y la impotencia. «Lo tuve que ver desde fuera, no podía pasar de la puerta de la finca porque todo estaba lleno de agua», explica mientras muestra los desperfectos.
«No quiero ninguna subvención. Solo que limpien la Ribera del Marco, que se pongan de acuerdo todas las administraciones y más previsión ante estos casos. Soy consciente de que hay un río al lado, pero si actúan antes hubiera pasado la mitad de todo lo que me ha pasado», lamenta.
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Él lleva 23 años con esta finca y es la primera vez que pierde animales por la crecida de la Ribera. «En las condiciones que ha quedado todo, en cuanto llueva vuelve a entrar como un río», contaba el miércoles a última hora de la mañana, justo cuando empezó a caer agua de nuevo en la capital cacereña. «No tengo otra finca en la que resguardar a los animales», comentaba agobiado mientras miraba los cultivos. También los ha perdido.
«No ha quedado nada de las lechugas, tomates, pimientos y ajos. Nada de nada. Todo era un río. En la finca no se podía entrar porque te llevaba el agua», cuenta Jiménez. «El río también desplazó a una mula, que está viva de milagro», añade.
Ya más alejada de esa finca está la de Antonio Leal, otro hortelano de la zona que, aunque no ha perdido animales, sí se ha quedado sin parte de sus cultivos. «El río ha dejado ripios y el terreno erosionado. Cuando dijeron que abrieron las compuertas yo saqué a los animales fuera, alejados de la Ribera porque el agua no paraba de entrar», comenta. «Tal y como está el río es imposible que la Ribera vaya en su cauce», añade.
En la otra zona del Marco, justo la que está a la altura del hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, no ha habido que lamentar pérdidas de animales, pero sí de cosechas.
«El agua empezó a entrar de forma descontrolada en las huertas. Ahora hay mucha erosión en todos los caminos y se ha perdido parte del cultivo», dice Pedro Moreno, integrante de la asociación Amigos de la Ribera del Marco.
Entiende que cuando llueve se produzcan pequeñas inundaciones, pero dice que la situación ha empeorado desde la construcción de la ronda Sureste. «No hay canalizaciones hacia el arroyo y empezó a venir el agua de una forma descontrolada», lamenta Moreno.
El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, ha asegurado que se han ido tomando las «decisiones correctas» en cada momento, pese a las críticas de algunos hortelanos, que según el alcalde obedecen a que «desde fuera» no se tiene un correcto entendimiento de cómo funciona en Cáceres el sistema de recogida de aguas fluviales. «No es perfecto, pero tampoco tercermundista», dijo, para advertir de que desde el Ayuntamiento se seguirá actuando conforme a las recomendaciones de los ingenieros, y no de la opinión «de barra de bar» de personas ajenas.
Salaya defendió la forma en la que se ha hecho el desembalse. «Ha funcionado muy bien, ya que se ha podido hacer de forma constante una lámina continúa de agua sin ocasionar grandes problemas, pudiendo pasar del 85% al 80% de su capacidad». Se han desembalsado 6,6 hectómetros cúbicos.
Respecto a la queja de los hortelanos de que la mala canalización del agua tras la construcción de la Ronda Sureste también provoca inundaciones en El Marco, el alcalde señaló que desconoce cómo se han canalizado las obras de esta ronda pero recordó que en esta carretera no se han provocado balsas de agua por la lluvia, aunque reconoció que las correntías sí bajan de forma más brusca de la montaña por la propia construcción de esta infraestructura.
Desde el miércoles por la mañana el nivel del agua en la Ribera ha descendido de manera considerable, pero la situación de alerta por intensas lluvias continúo durante toda la tarde. Las instalaciones municipales deportivas siguieron cerradas y los parques también, así como el paseo de Cánovas.
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