El perfil del usuario que llama al teléfono de salud mental: universitaria de entre 21 y 25 años

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Aunque la problemática de unas y otros es similar y pone de manifiesto los problemas de salud mental de los jóvenes extremeños. «No es que antes de la pandemia no los hubiera», aclara Otero. «Pero ahora, aunque es cierto que la sociedad admite de manera más natural que podamos hablar de problemas emocionales, hay más casos».

Desde su punto de vista, «las restricciones en los contactos que generó la pandemia hicieron que muchos jóvenes se centraran en las relaciones sociales y esto ha hecho que, después, cuando han sido posible las presenciales, les hayan surgido dificultades para afrontarlas».

Desde las relaciones con la pareja o con los amigos hasta la aceptación de su imagen. «Ocurre que en las redes sociales tu puedes crear tu yo perfecto, una imagen con todas tus fantasías que, sin embargo, en la vida real, ante una relación presencial, ya no es posible, y esto genera inseguridad, baja autoestima, frustración...». Especialmente, añade Cristina Otero, «cuando sus referentes son influencers que intuyen como perfectas porque solo muestran lo bueno». De ahí, concluye la psicóloga, que lidiar con los complejos o las imperfecciones que se ocultan en las redes «genere emociones que hay que aprender a gestionar».