Los Reyes saludan a los hurdanos que esperaban con entusiasmo la visita. david PALMA
Felipe VI en Extremadura

Felipe VI: «Las Hurdes son maravillosas»

Pinofranqueado se echa a la calle para agasajar a Felipe VI y Letizia Ortiz, que hablaron con alcaldes, empresarios, con el hijo del ahijado de Alfonso XIII y con la familia del militar fallecido en abril

Antonio J. Armero

Pinofranqueado

Jueves, 12 de mayo 2022, 08:17

Un hombre que madruga y riñe con su mujer para estar con casi dos horas de antelación allí donde quiere estar; una pareja, en silla de ruedas él, que se va desde Trujillanos (a ocho kilómetros de Mérida) hasta Plasencia primero y Las Hurdes después; ... un montón de gente que saca al balcón sus banderas de España y de Extremadura; un valiente en indiscutible minoría que también ondea las suyas republicanas; un ejército de niños que dentro de cincuenta años se acordarán de este día porque les sacaron del colegio y vieron algo que no habían visto hasta entonces. Todo esto es una visita real. Todo esto ocurrió este jueves en Pinofranqueado, 1.692 habitantes, el pueblo más grande de Las Hurdes.

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Hace cien años -en concreto, el 21 de junio de 1922-, unos minutos antes de las once de la mañana estaba llegando al pueblo el rey de España a caballo. Este miércoles, a esa hora un helicóptero sobrevolaba el pueblo y los niños le gritaban y le aplaudían y le ondeaban las banderas con el brazo extendido, como si con ellas pudieran tocarle. El tiempo que separa al caballo del helicóptero es el que media entre la visita de Felipe VI a Las Hurdes y la de su bisabuelo. 99 años, diez meses y veinte días. Tres generaciones. «Mi visita no pretende solo conocer lo que hizo el rey Alfonso XIII hace un siglo, sino también conocer la realidad actual y las perspectivas de futuro de esta comarca», le dijo el actual monarca a los alcaldes y empresarios con los que se reunión brevemente por la mañana en Pinofranqueado, que un buen rato antes de que llegara el ilustre visitante ya se había echado a la calle.

«He venido a las 8.30 de la mañana desde Ahigal para ver a los Reyes, y venir casi me cuesta un disgusto con mi mujer»

Ezequiel Pérez | Vecino de Ahigal

«Casi me cuesta un disgusto con mi mujer venir a esto», cuenta Ezequiel Pérez (76 años). Son las 9.25 de la mañana, y en la plaza Reina Victoria de Pinofranqueado, frente al ayuntamiento local, no hay más que policías en traje de chaqueta, algunos políticos municipales y la prensa. «He salido de Ahigal (a media hora en coche) a las ocho y media de la mañana, porque he pensado que esto se iba a poner lleno», cuenta el hombre, encofrador jubilado. «A Juan Carlos I y Sofía no los vi cuando vinieron (en abril de 1998), porque estaba trabajando, ya no me acuerdo si haciendo el metro de Getafe o la presa de Candelario (Salamanca), pero mi mujer sí que los vio. Esta vez ella no ha venido porque se ha quedado con mi suegra, de 95 años».

En el otro extremo de la vida, el de los inicios, estaban las dos niñas que recibieron a los Reyes a la entrada a la plaza del Ayuntamiento, ataviadas con el traje típico hurdano. «Estáis guapísimas. Me encantan estos vestidos», les dijo Letizia Ortiz hablándoles en cuclillas. Si Las Hurdes valen como termómetro, ella -camisa verde, en principio ninguna coincidencia con nadie cercano- es tan querida como él. Los dos fueron generosos en saludos. Allí donde había una valla con gente detrás, allí iban. A estrechar manos, sonreír y posar para las fotos.

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Merecedes González y Valentín Gómez. Palma

«Ayer fuimos a la puerta de la Catedral de Plasencia, a ver al Rey en la inauguración de 'Las Edades del Hombre', y esta mañana nos hemos levantado temprano y nos hemos venido a verle aquí también», cuenta Mercedes González, su mano junto a la de su marido, Valentín Gómez Valhondo, que se mueve por el mundo en una silla con motor. Los dos en primera fila, el hombre cree que «el Rey es una figura muy necesaria para la estabilidad de España en estos momentos». «Y para Extremadura -añade- es muy positivo que nos visite, porque hace que nuestra región aparezca en los medios, nos sitúa en el centro».

Un grupo de niños recibe a los Reyes con la danza de los palos. PALMA

En el centro también, pero de la calle que lleva a la plaza del Ayuntamiento, se detuvieron los Reyes para ver a los niños del colegio de Caminomorisco escenificando el 'paleo', una danza típica hurdana, al son de la alborá y el 'picao' también hurdanos, interpretados por la Escuela de Tamborileros de Mesegal -la Reina dejó su autógrafo en un tamboril-. Tras saludar desde el balcón del Consistorio juntno al presidente de la Junta y la ministra portavoz y de Política Territorial Isabel Rodríguez, Felipe VI y Letizia subieron por la calle Obispo Jarrín, algo así como la gran vía de Pinofranqueado y por donde ya desfiló el séquito de Alfonso XIII en 1922. De ahí, los Reyes fueron al Centro de Documentación de Las Hurdes, donde hicieron una visita guiada por la exposición sobre el viaje de Alfonso XIII, acompañados por José Pedro Domínguez, director de este espacio cultural referente en la comarca.

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También vieron la recreación de una vivienda típica hurdana, con su arquitectura de pizarra, y charlaron con miembros de la productora Glow, autora de 'Buñuel en el laberinto de las tortugas', la película ganadora del premio Goya a la mejor obra de animación. Además, Felipe VI y Letizia vieron una versión reducida, de tres minutos, del documental 'Hurdes, país de leyenda', y visitaron la sala dedicada a las dos fiestas de interés turístico regional que tiene la comarca ('La Enramá y el carnaval jurdano). Además, se llevaron de regalo un ejemplar de 'El petacón', el periódico en clave de humor elaborado para la ocasión. Está fechada en el 25 de junio de 2922 -el día siguiente al último de la visita real de hace un siglo- y en su nombre recuerda a la moneda de aquella época.

Después se reunieron con 22 empresarios de la comarca, entre ellos un hostelero, un constructor, un apicultor y representantes del sector farmacéutico, que se felicitaron por el hecho de que en la comarca hay cuatro boticas, cuando en los años 80 no había ninguna. La Reina se interesó de modo particular por cuestiones relacionadas con el sistema educativo, y el Rey les dijo que había sido «una experiencia extraordinaria moverse por las zonas más apartadas del país».

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Para el presidente de la Junta de Extremadura, la visita real ha permitido «transmitir una visión real de Las Hurdes actuales, una visión que ya no es en blanco y negro sino en color».

Los Reyes también recibieron a la familia de Jordi Oñoro Tomé, militar de 30 años natural de Pinofranqueado fallecido hace unos días en un accidente con un vehículo militar en un campo de maniobras en Viator (Almería). Y saludaron a José María Vázquez, hijo de Alfonso Nonato Vázquez, al que Alfonso XIII apadrinó por ser el primer bebé de Las Hurdes nacido por cesárea, en 1925, o sea, tres años después de su viaje. «Para mi padre -explica José María Vázquez- siempre fue un honor ser el ahijado de Alfonso XIII, y saludar al actual Rey era un poco una deuda que yo tenía con mi padre». Él, Alfonso Nonato Vázquez, nació gracias a que en la zona ya había más médicos, enviados hasta allí por orden del Rey, una vez comprobados de primera mano lo problemas sanitarios que enfrentaban sus habitantes.

Felipe VI charla con José María Vázquez, hijo de Alfonso Nonato Vázquez (ahijado del rey Alfonso XIII por ser el primer bebé nacido por cesárea en Las Hurdes, en 1925). Palma

Nada de aquello ocurre ya. La comarca es ahora es un lugar equiparable a cualquier otro de Extremadura. Más aún: tiene recursos turísticos que no abundan en otros lugares de la comunidad autónoma y menos aún fuera de ella. Por ejemplo: el paseo fluvial de Pinofranqueado. Está a la orilla del río Los Ángeles, el de la famoso foto de Alfonso XIII desnudo con el doctor Marañón a su lado, el galeno con los calzoncillos largos en su sitio. Este jueves, ahí se fotografía también su bisnieto, que a preguntas de la prensa más familiarizada con la Casa Real y menos con Las Hurdes, se declarón encantado con el viaje. «¿Qué le han parecido Las Hurdes, majestad?», le preguntaron. «Maravillosas», respondió él antes de marcharse.

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Ahí, en ese paseo repleto en este tiempo de pelusas que desatan estornudos, acabó la visita real de mayo de 2022. Fue el punto final a tres horas de sonrisas, aplausos y selfis, otros de los ingredientes básicos de una visita real, al menos en Extremadura. Como el helicóptero y el despliegue de seguridad. Y como las banderas y los niños y la música tradicional. Y como también esas historias de gente que madruga para viajar y coger un buen sitio desde el que ver de cerca a gente que hasta entonces solo ha visto en los periódicos o la tele.

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