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Un animal que pesa unos 1.500 kilos campando a sus anchas durante una hora y media ya de noche entre sembrados de cereales y frutales y unos vecinos entre la sorpresa y el miedo. Es lo que se vivió en La Garrovilla, al lado de Mérida, el lunes por la noche. Una hipopótama dejó el circo que durante tres días había estado en el recinto ferial del pueblo y tras andar unos 600 metros por la carretera de circunvalación, se quedó comiendo en una parcela. Afortunadamente su ‘paseo’ transcurrió fuera del casco urbano del municipio.
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La protagonista es Pipo, una hembra que ya puede ser considerada experta en fugas porque no es la primera vez que organiza una escapada. En 2016 el Circo Roma, con el que viaja, estaba en Palos de la Frontera (Huelva) cuando la hipopótama se marchó de su recinto y caminó por varias calles de la localidad. Fue tal el impacto que causó que en abril de 2017 esta localidad inauguró una estatua de Pipo dentro de un parque en el que tienen distintas representaciones de animales.
Tras conquistar su estatua en Palos de la Frontera, Pipo volvió a fugarse este lunes por la noche en La Garrovilla. Fue un vecino quien alertó de la presencia del animal fuera del ferial donde se encontraba en Circo Roma. Los agentes del Seprona, con la ayuda de responsables del propio circo, lograron reconducir al mamífero a la carpa.
La colaboración de los responsables del circo no ha evitado que el Seprona investigue si ha habido negligencia por parte de los mismos al escaparse del recinto en el que estaban. Sin embargo, desde la empresa responsable del animal niegan que sea culpa suya.
Juan Carlos Ortega, maestro de ceremonias del Circo Roma, aseguró ayer que sufrieron un acto vandálico. «Alguien quitó la corriente y Pipo, que es súper inteligente, se dio cuenta y traspasó el cercado, que normalmente está electrificado». Además Ortega defendió que en todo momento hubo alguien del circo con el animal y que solo tardaron unos minutos en devolverlo al mismo porque su domador tuvo que desplazarse desde Talavera la Real.
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Además, el maestro de ceremonias explica que Pipo no es peligrosa, ya que está muy domesticada y que en ningún caso sufre maltrato. «Vive bien. Solo sale un momento a la pista, se come una sandía y se va de nuevo», explica Ortega sobre el papel del animal en el espectáculo.
Los vecinos de La Garrovilla, no obstante, no pudieron evitar asustarse al ver al animal, a pesar de que no mostró agresividad. «Se quedó a gusto comiendo hierba, por la carretera de circunvalación, pero si llega a entrar en el pueblo directamente no hubiéramos tenido tantas bromas. No te digo ya si en vez de un hipopótamo lo que se escapa es un león», comentó ayer Gabi, un vecino de La Garrovilla. «Uno lo vio y avisó enseguida a la Policía y a la Guardia Civil. Y mientras buscaban a los responsables del circo estuvieron observándolo, medio controlándolo, aunque no sé yo cómo se puede controlar un animal de ese peso».
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Según la Guardia Civil, sobre las 21.10 horas del lunes un vecino alertó a la Benemérita. Dijo que había visto un hipopótamo suelto por la carretera de circunvalación, a unos 600 metros del recinto ferial, al lado del campo de fútbol, donde se había instalado un circo desde el viernes pasado. Obviamente, por su tamaño, tardaron poco los agentes en saber en qué punto exacto de la localidad estaba. Con ayuda del personal del circo, el animal fue trasladado de nuevo hasta el recinto ferial.
Se trataba de una hembra a la que minutos antes, durante el espectáculo circense, el propio público le había tirado melones y patatas para que comiera, cuentan algunos vecinos. Si hubiese sido un ejemplar macho se hubiera duplicado su peso ya que pueden alcanzar los 3.000 kilos de media.
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Mientras se producía el traslado, algunos vecinos curiosos trataron de acercarse al animal desde sus coches para hacerle una foto. La Guardia Civil lo impidió. Otros garrovillanos, conocedores de la noticia del hipopótamo suelto, decidieron encerrarse en sus domicilios y más sabiendo, cuentan algunos testimonios recabados por HOY, que el herbívoro se llegó a quedar a escasos 100 metros de las traseras de la iglesia, aunque no llegó a entrar en el pueblo.
El Seprona está realizando una inspección al circo ante la posibilidad de que haya cometido una negligencia de custodia de animales feroces, informó ayer la Benemérita. La inspección también se está llevando a cabo sobre la documentación de los animales y el estado en el que se encontraban los mismos para garantizar su seguridad.
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