El Guadiana a su paso por Badajoz, concretamente a la altura del azud, mostraba este domingo por la mañana una estampa poco usual llena de ... vida y colores, los de las piraguas. Había decenas de ellas navegando gracias a una jornada de puertas abiertas del Club de Piragüismo de Badajoz.
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El tramo fluvial de esta ciudad lo aprovechan los pescadores, también ciclistas, corredores y paseantes que usan los caminos, así como los que acuden a los nuevos parques con vistas al Guadiana. Pero falta aprovechar sus aguas, que brindan un punto de vista diferente. A la mayoría de los que probaron este domingo embarcarse en alguna piragua o kayac les sorprendió, para bien, el silencio que se disfruta en mitad de la mayor población de Extremadura cuando estás flotando en mitad de su río.
Mariajo González y Ana Paredes son pareja y están ya enganchadas a este deporte, dijeron nada más volver a tierra firme. Se enteraron de esta jornada a través de un grupo de 'guasap'. «Probamos por primera vez hace un mes y medio en una actividad de Extremadura Entiende, nos encantó, y a raíz de eso hicimos un curso. Nos gusta el río y la tranquilidad de ir por el agua, donde haces deporte en contacto con la naturaleza . Además, ves muchas aves. Es muy recomendable, sobre todo ahora que hace calor porque te puedes mojar la cabeza», comentaba Mariajo, que le gustaría que el agua estuviera en mejores condiciones, pero se adapta a lo que hay.
Ana, por su parte, considera que el río en Badajoz está poco utilizado y eso le sorprende. «Sé que hay alguna empresa que organiza paseos en kayac. Nosotras la semana que viene nos hemos apuntado a un curso porque el piragüismo ya es algo más difícil que ir en kayac. A lo mejor nos hacemos socias del club».
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Ese paso ya lo dio Pablo Aguilar con su hijo, de doce años, que un día vio a los piragüistas desde el puente y dijo que quería probar. «Se apuntó hace tres años al Club de Piragüismo y me sorprendió el ambiente, que es muy familiar. Los mayores cuidan de los pequeños en las pruebas y vi que era un buen sitio para que mi hijo hiciera deporte. Nosotros teníamos un kayac en casa y montaba conmigo a veces, pero en plan recreativo. Ahora compite, pero no ha sido una imposición del club sino algo natural. Entrena tres días a la semana y cuando hay alguna competición, que son unas ocho o diez al año. La semana que viene va a Plasencia y es una convivencia muy bonita, son muchas emociones», contaba ayer este padre, que se encontraba colaborando como anfitrión para dar visibilidad al club y ayudar a los niños y adultos que se acercaron a probar.
José Manuel Guerra, presidente del Club Piragüismo Badajoz desde mayo, conoce bien este deporte en la ciudad, ya que lo practica desde 1988, cuando apenas había infraestructuras y el club estaba a punto de ser fundado.
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«He vivido la época más dura, cuando no había instalaciones, apenas barcos y sin medios de transporte con nuestros padres llevando el material arriba en sus coches. Ahora es distinto y ya al fin se nos reconoce a nivel nacional como un club consolidado», afirma. Entre otros deportistas destacados, tiene una paraolímpica, Inés Felipe, y cada verano organiza campamentos y cursos para no iniciados, además de alquiler de embarcaciones.
En la actualidad el club tiene entre 100 y 120 socios más los menores que aporta la Escuela Municipal de Deportes. Además, entre excursiones y visitas de colegios, al año terminan disfrutando del piragüismo junto al azud entre 700 y 1.000 niños, un deporte que en España, destaca Guerra, es el segundo con más medallas olímpicas detrás de la Vela.
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No obstante, en estos momentos hay margen para mejorar. En 2015 el club estrenó las instalaciones actuales y desde entonces una reivindicación es una vía directa de acceso desde La Granadilla, lo que facilitaría mucho la labor y seguiría acercando las aguas del río un poco más a los ciudadanos.
«La federación no nos homologa el campo de regatas –señala José Manuel Guerra, presidente del Club de Piragüismo de Badajoz– porque aunque aunque tenemos una tabla de agua de cinco kilómetros con una anchura media de 300 metros, con la invasión del nenúfar no podemos organizar competiciones. Lo que sí es verdad es que esto no nos impide practicar el piragüismo y como ocio parece más bonito porque paerce que vas pasando entre canales. Creemos es que no se va a propagar más porque el nenúfar no es el camalote, que es flotante y temíamos que lo cubriera todo», exponía ayer. Guerra Con todo, por las conversaciones que mantiene el club con las instituciones y las nuevas medidas que propone la Confederación Hidrográfica del Guadiana, esperan que en dos o tres años este problema pueda estar resuelto.
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