Un rincón con encanto
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Un rincón con encanto
Es sorprendente que una piscina natural así no sea más conocida. La de Cabrero, en el Valle del Jerte, no es muy popular más ... allá del pueblo, cuando tiene argumentos para figurar entre las mejores de Extremadura.
Hay en el norte de la comunidad autónoma decenas de opciones para pegarse un baño en verano: gargantas, cascadas, pozas, charcos, piscinas naturales... Pero no se cuentan entre todas las comarcas de esta parte del mapa regional muchas zonas de baño que igualen a esta en comodidades. Veamos.
La llaman hasta de tres formas: piscina natural del Cabrero, piscina natural del Pasil y piscina natural del puerto del Rabanillo. Según a quien se le pregunte, se referirá a ella de una manera o de otra. Tampoco importa demasiado. El caso es encontrarla, que tiene su historia. Quizás esto, su ubicación y la falta de señales que lleven hasta ella, tiene algo que ver con el hecho de que no sea demasiado conocida fuera de Cabrero y el Valle del Jerte. Cabe plantearse si esta ausencia de indicaciones es premeditada, para evitar una afluencia excesiva, visto que el norte cacereño es un destino turístico cada vez más reclamado y que algunas de las gargantas más famosas pagan ya el precio de la popularidad.
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La mayoría llegará a ella tras dejar atrás Casas del Castañar y dirigirse hacia Cabrero. Justo antes de entrar en el pueblo hay una rotonda, que en su primer salida conduce al puerto del Rabanillo –no es raro ver ciclistas subiéndolo– y en la segunda lleva hasta la localidad que en su nombre recuerda a estos ganaderos de caprino. La que el conductor debe tomar es la primera salida, y al poco llegará a un punto en el que verá que hay un desvío a la derecha y otro a la izquierda. El de la derecha lleva hasta el pueblo, y el de la izquierda hasta la piscina natural.
Tras tomar este último, al poco desaparecerá el asfalto y su lugar lo ocupará el hormigón. Siguiendo por él, no tardará en aparecer un giro a la izquierda, que lleva hasta la puerta mismo de la zona de baño. Hay un pequeño aparcamiento en la puerta, pero una tarde de agosto, es probable que están todas sus pocas plazas ocupadas, a poco calor que haga. La solución en este caso es dejar el coche unos metros atrás, pegado a la pared o en el arcén, como hacen muchos.
Tiene Cabrero o El Pasil o el Puerto del Rabanillo dos piletas, una un poco más grande que la otra. Están las dos rodeadas por una zona verde más grande de lo habitual en este tipo de lugares y con un césped bastante bien cuidado en su mayor parte. Tiene otra cualidad más: la sombra. La que dan los árboles que pueblan el lugar, que a las ocho de la tarde de un miércoles de agosto presenta una buena entrada.
Conviven los niños jugando en el agua con los mayores pegando la hebra en grupos sentados en sillas de camping y toallas. Con eso basta para echar la tarde y engañar al calor.
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