Cerca de la mitad de los nacimientos que hubo en Extremadura en el último año se concentraron en las siete grandes poblaciones de la región. En concreto, de los 7.247 bebés nacidos durante 2021, el 46,8% (3.392) lo hicieron en los ... municipios extremeños de más de 20.000 habitantes: Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Don Benito, Almendralejo y Villanueva de la Serena.
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Es solo un detalle, pero que ayuda a explicar la evolución demográfica de Extremadura a lo largo del siglo XXI. Desde el año 2000, la región ha perdido población. No mucha, unos 15.000 ciudadanos. Un 1,4%. Pero en ese mismo periodo sí ha vivido un proceso bastante más acusado de concentración de la población en las localidades de mayor tamaño.
A principio de siglo, el 36% de la ciudadanía extremeña (388.806 personas, según los datos del INE) vivía en una de los núcleos de mayor tamaño. Ahora, estas ciudades agrupan al 42% de la población (441.863 vecinos). O lo que es lo mismo, solo siete localidades –aunque pronto serán seis con la fusión de Don Benito y Villanueva de la Serena– concentran a cuatro de cada diez extremeños.
Esa mayor concentración en las áreas urbanas no puede ocultar que las siete poblaciones de más de 20.000 habitantes –a excepción de Villanueva de la Serena que ganó 85 vecinos– tenían en 2021 menos ciudadanos que el año anterior. Echando la vista más atrás, todas esas mismas ciudades –ahora exceptuando a Don Benito– han perdido población en la última década y ninguna de ellas –sin excepciones– está en sus máximos históricos. Es decir, la tendencia demográfica actual tampoco es positiva para las localidades de mayor tamaño de Extremadura.
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Por otro lado, los municipios de menos de 20.000 habitantes –en los que sigue residiendo la mayoría de los extremeños– pierden peso. Contaban en el año 2000 con el 64% de la población (680.614 ciudadanos) y ahora suman el 58% del total (617.638 personas).
Catalina García
Presidenta de Fademur
Un simple vistazo a estos números sirve para comprobar que el ámbito rural extremeño tiene 63.000 habitantes menos que a principio de siglo, en un proceso de despoblación que ha sido prácticamente constante a lo largo del tiempo.
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La pérdida de servicios es uno de los motivos que desde el mundo rural encuentran para esta realidad. «Los pueblos se quedan sin oficinas bancarias, sin farmacias, cada vez tienen más lejos la atención médica, se cierran colegios...», lamenta Catalina García, presidenta de Fademur (la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales).
En el mismo lapso de tiempo, las ciudades han ganado 53.000 vecinos. Pero la evolución demográfica en este caso no ha sido lineal a lo largo del siglo XXI. Fueron ganando población hasta 2013, cuando se registra el máximo con 445.049 personas. Desde entonces, se detecta una caída de cerca de 3.200 vecinos.
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Es decir, la pérdida de habitantes en el mundo rural se está produciendo, al menos en la región, a un ritmo mucho más rápido que en los entornos urbanos. «Es normal, las mujeres no podemos trabajar en los pueblos como si fuésemos heroínas; debemos tener los mismos servicios que en las ciudades», añade García.
En este sentido, desde Fademur se insiste en la necesidad de cerrar la brecha digital abierta entre los pueblos y las ciudades. El teletrabajo se ve como una posibilidad para fijar población en el mundo rural, pero para ello debe llegar la cobertura de internet en condiciones óptimas y eso no siempre sucede. «No se nos puede olvidar que la fijación de la población al territorio la hacen las mujeres rurales, por eso es fundamental, continuar desarrollando políticas de igualdad», manifestó el pasado viernes Begoña García, consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio, en la inauguración del segundo foro sobre Reto Demográfico de Extremadura que se celebró en Cabeza del Buey.
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Dentro de las zonas rurales, hay territorios que están aguantando mejor la despoblación que otros. En este sentido, hay que destacar una peculiaridad de Extremadura: un muy importante número de las grandes industrias de la región están instaladas en poblaciones de menos de 20.000 habitantes.
23.978 menos viven en la provincia de Badajoz que en el año 2011, un descenso del 3,5% en apenas diez años
25.888 ha perdido la provincia de Cáceres en la última década, una caída del 6,2% de su población
62.976 menos que a principio de siglo tienen las zonas rurales extremeñas, una bajada del 16% en dos décadas
Por la zona suroeste de la provincia de Badajoz se reparten Siderúrgica Balboa, Alumasa, Resilux, Barbosa y Almeida o Deutz. Todas están ubicadas en poblaciones de tamaño medio o pequeño (Jerez de los Caballeros, Fuente del Maestre, Higuera la Real, Villafranca de los Barros y Zafra) y son empresas que generan empleos bien remunerados para la media extremeña, lo que hace que sea un territorio que nota menos la pérdida de habitantes que otras comarcas de la región.
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Se comprueba en la evolución por provincias. La de Badajoz tiene unos 8.000 habitantes más que a principios de siglo y la de Cáceres, 18.000 menos. Aunque en la última década ambas se han movido en idéntica dirección: casi 26.000 personas ha perdido la cacereña (un 6,2%) y cerca de 24.000 la pacense (un 3,5%).
Con los nuevos proyectos que se están planteando desembarcar en Extremadura –como la gigafactoría de baterías que el grupo Envision va a desarrollar en Navalmoral de la Mata o, en áreas urbanas, la fábrica de celdas de litio que Phi4Tech presentó para Badajoz y la azucarera de Ibérica Sugar en Mérida– hay puestas esperanzas en que el desarrollo industrial sirva para frenar esta tendencia demográfica a la baja.
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La población en el conjunto de Extremadura desciende sin parar. En un momento en el que el planeta acaba de superar la barrera de los 8.000 millones de personas, la región se acerca cada vez más al millón y se sitúa en la cifra más baja de toda la serie histórica que recoge el INE y que se remonta a 1971.
Actualmente la región cuenta con 1.051.738 ciudadanos, dato del 1 de julio de 2022. En 1971 había 1.169.355. Más de 117.500 personas ha perdido Extremadura. Un 10%.
La evolución ha sido peculiar. La pérdida de población fue muy acusada hasta 1981: más de 100.000 habitantes en una década. Posteriormente se estabilizó y entre 2002 y 2011 se recuperaron más de 46.500 ciudadanos. Desde ese momento –había 1.104.343 vecinos en la región– hasta la actualidad el descenso ha sido constante.
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Solo en los seis primeros meses de este año, la población de Extremadura ha bajado en 1.579 personas, lo que supone un descenso del 0,15%, el mayor de todas las comunidades.
Las proyecciones realizadas por el INE abundan en esa tendencia y para el año 2037 se espera que Extremadura supere por muy poco el millón de habitantes. Lo que significa una pérdida de más de 50.000 en 15 años. Al contrario, la previsión es que España gane más de cuatro millones de personas, hasta rondar los 51,7 millones.
La inmigración es uno de los sostenes demográficos de Extremadura. El número de españoles que vive en la región se redujo en 3.405 personas en el primer semestre del año, mientras que la población extranjera se incrementó en 1.826 habitantes, un 4,93%, para alcanzar los 38.826.
Por provincias, en Badajoz la población extranjera aumentó más que en Cáceres, en concreto el 5,24% para llegar a los 22.754 residentes extranjeros, frente al 4,51% con el que la provincia cacereña ya cuenta con 16.072 habitantes de otros países.
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