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El Gobierno de Portugal ha incluido la autovía entre Castelo Branco y Monfortinho en su Programa Nacional de Inversiones (PNI) en Infraestructuras, un documento que recoge las grandes obras a realizar en el país hasta el año 2030. El hecho de que en ese documento clave aparezca esta conexión no equivale a que vaya a ser construida, pero sí supone rescatar del olvido un proyecto que la administración central lusa tenía guardado en el cajón desde hace casi una década.
Esa vía de dos carriles por sentido (denominada IC-31 en la nomenclatura viaria del país vecino) supondría dar continuidad a la EX-A1, que se concibió como el modo de conectar el norte de la región con el centro de Portugal. Esa carretera, la primera de las autovías autonómicas en ser inaugurada, tiene 94 kilómetros que van desde la A-5 a la altura de Navalmoral de la Mata hasta Moraleja, tras pasar junto a Plasencia. Faltan por construir los 18,5 kilómetros del último tramo, que uniría Moraleja con la frontera portuguesa a la altura de Monfortinho, localidad conocida principalmente por sus termas.
La continuación en suelo portugués se daba por hecha antes de la crisis económica, pues el Gobierno luso concedió al proyecto un carácter estratégico. En el año 2008 encargó los trabajos medioambientales, pero la llegada de la recesión lo cambió todo. El país vecino decidió paralizar la mayoría de sus planes de infraestructuras, y anunció que no construiría la autovía entre Monfortinho y Castelo Branco (en rigor, entre el municipio fronterizo y la autovía A-23 a la altura de Alcains). Este paso atrás fue uno de los argumentos que movieron a la Junta de Extremadura a no construir el último tramo de la EX-A1, que está dividido en dos subtramos (Moraleja-Cilleros y Cilleros-Frontera con Portugal). La estimación es que esos 18,5 kilómetros que faltan costarían 94,7 millones de euros.
Desde el año 2010, cuando Portugal hizo público que por motivos presupuestarios no daría continuidad en su terreno a la EX-A1, apenas ha habido noticias sobre esta iniciativa, más allá de alguna declaración oficial del lado luso afirmando que se trataba de una iniciativa «aplazada pero no olvidada». De ahí que la inclusión de la IC-31 en el Programa Nacional de Inversiones en Infraestructuras suponga la mayor novedad en casi diez años.
Más aún tras escuchar las recientes declaraciones de Pedro Siza Viera, ministro de Economía portugués que es también el ministro adjunto al primer ministro, António Costa. «La IC-31 tiene partidas específicas para financiar su construcción», declaró a los periodistas el pasado día 14, a la salida de una reunión celebrada en Castelo Branco, según recogen varios medios de comunicación. «Esperamos –añadió– que en el debate que ahora se celebrará sobre el PNI, esta propuesta del Gobierno sea bien acogida por los demás partidos políticos y por los empresarios, porque es una obra importante que esperamos ver concretada». De esa forma se refería el ministro al debate que en las próximas semanas deben afrontar los distintos partidos en torno al PNI presentado. El Gobierno luso ya ha anticipado que desea sacarlo adelante con el mayor consenso posible, y ha concretado que aspira a recibir el apoyo de dos tercios de la Cámara.
La construcción de la IC-31, que según los proyectos elaborados antes de la crisis tendrá 56 kilómetros, está recogida en el Plan Nacional de Inversiones 2030 en el capítulo de cohesión territorial. En su ficha, se especifica que cuenta con un asignación de 80 millones de euros que han de servir también para sufragar otras iniciativas, todas ellas a ejecutar entre los años 2024 y 2030.
La aparición de esta autovía en el documento que marcará las directrices de la inversión pública lusa durante la próxima década ha sido recibida con alegría entre los alcaldes del Alentejo. «Es la culminación de la estrategia de los alcaldes de la región, que siempre lucharon por que este proyecto se concretara», declaró a la agencia de noticias Lusa el alcalde de Idanha-a-Nova. «Es un paso crítico para conseguir alcanzar el objetivo de que sea construida», afirmó Luis Correia, alcalde de Castelo Branco, a la agencia Lusa, según recoge 'Jornal de Notícias'.
De la parte extremeña, alcaldes y asociaciones empresariales del norte de la región llevan años repitiendo que el proyecto debe ser considerado como muy importante para el desarrollo económico de la zona. En base, principalmente, al argumento de que la conexión por autovía entre Madrid y Lisboa a través de Plasencia, Coria, Moraleja y Monfortinho es el camino más corto entre las dos capitales ibéricas.
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