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Natalia Reigadas
Badajoz
Lunes, 1 de febrero 2021, 07:04
La Policía Nacional a un lado y la Guarda Nacional Republicana al otro. La frontera recuperó ayer los controles debido al cierre decretado por Portugal ... , un país que la primera ola apenas rozó, pero que la tercera ha dejado colapsado. Extremadura, con sus malas cifras, tiene actualmente poco más de 1.000 casos de covid por cada 100.000 habitantes en incidencia acumulada a 14 días. En Elvas es de 1.880, en Campomayor de 1.854, en Estremoz de 2.491 y en Borba, uno de los distritos más castigados del país, es de 3.652. Los territorios que hacen frontera con la región están marcados en rojo oscuro en las estadísticas del país luso y los datos siguen empeorando.
Europa puso como ejemplo de gestión a Portugal por la baja incidencia del virus en la primera ola del coronavirus, pero finalmente la pandemia ha hecho mella en el país luso.
La curva de contagios de Portugal fue una meseta en la primera ola. En abril, mayo o junio del año pasado apenas sumaban 700 casos al día, la cifra que se da esta semana en Extremadura, un país de 10 millones de habitantes frente al millón de la región. En verano las cifras bajaron a la mitad en Portugal, con unos 300 positivos al día. Sin embargo, en el mes de octubre comenzó una subida que tiene al país en lo alto de una enorme cumbre, con hasta 16.000 contagios en un solo día y una incidencia acumulada a nivel nacional de 1.429.
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Lo más preocupante, sin embargo, es la presión hospitalaria. En la puerta de los hospitales se forman colas de ambulancias porque no hay camas en el interior. Los pacientes van ingresando según quedan huecos libres y las UCI están saturadas. Entre los hospitales de Elvas y Portalegre, por ejemplo, se van derivando pacientes cuando tienen vacantes, pero también les están llevando enfermos de otros puntos y la situación comienza a ser crítica.
A diferencia de España, los lusos no tuvieron que reforzar sus equipos de intensivos en la primera ola, que tuvo menor incidencia, y la tercera está poniendo a prueba sus instalaciones sanitarias. Una de las causas de la ola que asola Portugal es la cepa británica que ya supone más del 50% de los casos y ha demostrado que es más contagiosa.
Tanto es así que el Gobierno luso ha tomado las medidas más restrictivas posibles, el confinamiento y el cierre de las fronteras. A pesar de todo, la curva no se dobla y los analistas creen que aún faltan dos semanas para llegar al pico en Portugal.
Los portugueses incluso están estudiando mandar enfermos a otros países. Una delegación de militares alemanes ha visitado Lisboa para analizar cómo los podrían trasladar, aunque en principio serán los alemanes los que manden personal y médicos a Lisboa.
Extremadura está en el punto de mira por la cercanía y por la puesta en marcha de un hospital de campaña en Ifeba. El consejero de Sanidad de la Junta, José María Vergeles, desmintió una información que aseguraba que se habían negado a recibir pacientes lusos y afirmó que se ofreció ayuda al Ministerio de Sanidad español para los portugueses.
Por el momento la consecuencia más visible en la región es la nueva clausura de la frontera. Solo han quedado cuatro puntos abiertos, dos de ellos solo unas horas, y solo se puede cruzar con justificación.
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