![Entrega del galardón durante el acto que ha tenido lugar en el monasterio de Yuste.](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/05/09/premio_yuste-U190764401410e4C-RbTuf1F9fNhucudgyVP5oaN-758x531@Hoy.jpg)
![Entrega del galardón durante el acto que ha tenido lugar en el monasterio de Yuste.](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/05/09/premio_yuste-U190764401410e4C-RbTuf1F9fNhucudgyVP5oaN-758x531@Hoy.jpg)
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Hay un día al año en el que Extremadura junta a más gente importante, en el sentido institucional de la expresión, que en ningún otro. Ocurre siempre en el mismo lugar, un sitio estupendo, rodeado de árboles y agua y al que conviene ir con ... una manga larga incluso en un mayo con cara de julio como el de este año. Ese sitio es el Monasterio de san Jerónimo de Yuste, y esa pléyade de nombres con jerarquía que este martes se vio las caras en la región incluye al Rey de España, al presidente y al primer ministro de Portugal, y a 21 embajadores de medio mundo: Dinamarca, Eslovenia, Croacia, Portugal, Chipre, Finlandia, Irlanda, Polonia, Eslovaquia, Guatemala, República Dominicana, Cuba, El Salvador, Panamá, Bolivia, Luxemburgo, Bélgica, Austria, Alemania, Países Bajos...
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También estuvieron Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; Margarita Robles, ministra de Defensa del Gobierno de España, y el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Rafael Mozo. Y Marcelino Oreja, que recibió el galardón hace seis años. Y Ramón Jáuregui, Enrique Moradiellos y Federico Mayor Zaragoza.
Todos se juntaron ayer en Cuacos de Yuste, en ese palacio –llamarle austero sería descontextualizar– donde murió de paludismo Carlos V y donde se entrega cada 9 de mayo el premio que le recuerda.
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David Palma
Es el premiado un hombre «moderado y sensato, comprometido con los más desfavorecidos, incansable en sus esfuerzos por lograr más consensos», le definió Felipe VI, que incluyó en su mensaje uno de los asuntos que lleva meses capitalizando la información sobre Extremadura y su presente y su futuro. Son las energías renovables, al que el Rey aludió y que el presidente de la Junta situó en el centro de su discurso.
«Ante lo que está sucediendo –expuso Guillermo Fernández Vara–, y como consecuencia de la dificultad que en el centro y en el norte de Europa se da para poder acceder a la energía, muchos procesos productivos están mirando hacia el sur, y esa va a ser una de nuestras grandes oportunidades de futuro».
«En este contexto –siguió el presidente autonómico–, Extremadura no puede fallarle a Europa porque una parte importante del futuro del continente va a depender del futuro de la región». «La autonomía energética y estratégica de Europa –continuó Vara– dependerá en gran medida de lo que se haga en regiones como la extremeña. Y nuestra apuesta por las energías renovables hará que Europa dependa menos del gas ruso o del petróleo de Oriente Medio. Llegamos tarde a la revolución industrial, llegamos a destiempo en otros muchos momentos, pero ahora estamos a la hora de Europa».
El mensaje del presidente extremeño lo reforzó el último en intervenir, Felipe VI, al incluir a las energías renovables en su discurso. «El grado de complejidad y dificultad de la situación actual exige tomar decisiones que van a condicionar nuestro futuro –situó el Rey–. Hablamos, en el caso de la Unión, por ejemplo, de la transición hacia las energías renovables y del desafío humanitario de los refugiados y de los migrantes. Son temas que deben motivar una respuesta colectiva».
Guillermo Fernández Vara
Presidente de la Junta
De refugiados y migración habló en primera persona Lana Tryhub, ucraniana de 34 años refugiada en Badajoz con sus dos hijas de 16 y 18 años. «El 22 de febrero de 2022 cambió toda mi vida -recordó la joven-. Nos levantamos a las cinco y media de la mañana por el sonido de un avión y pensé: '¡Ha empezado la guerra!'». Y acertó.
Se vino abajo en ese momento su vida plácida de casa, trabajo feliz como subdirectora del centro cultural de su ciudad (Poltava), actuaciones como cantante y rutinas tranquilas. A falta de un refugio cercano, trasladó las camas de sus hijas al pasillo, el lugar más seguro de la casa. Y tras un mes viviendo así, decidió salir del país.
Lo hizo con sus niñas, su hermana y su sobrino. Y con una mochila por persona como equipaje, «porque era casi imposible entrar en el tren con maletas, porque lo principal era que la gente entrara», contó Lana, que emprendió el viaje más triste y duro de su vida pensando que su destino era Castellón, donde vivía un primo. Pero la oenegé que gestionó su traslado desde Ucrania la envió a Badajoz, donde «por suerte, conocí a buena gente», explicó la refugiada ayer en Yuste. Gracias a otra oenegé, llamada Músicos sin fronteras en Extremadura, ya ha dado varios conciertos en la región, a la que Felipe VI dedicó la primera y la última parte de su discurso.
«Yuste es un lugar clave de la historia de Europa, pero no podemos olvidar que a unos 80 kilómetros en línea recta está otro enclave histórico, Guadalupe, que estuvo en la génesis del encuentro con América», situó el Rey. «Quizá por contar con el Yuste europeo y la Guadalupe americana –ilustró el monarca–, Extremadura es esta tierra que se muestra orgullosa de sus raíces y de su historia, que mira al Atlántico a través de la querida y hermana Portugal, y que convierte esa historia en española, ibérica, europea e iberoamericana, en un claro ejemplo de que los sentimientos no son excluyentes, sino que enriquecen a los que presumen del de valor de todos ellos».
También en clave extremeña, Felipe VI citó a la escritora Dulce Chacón y su convicción de que «siempre hay tiempo para un sueño».
Ese tono optimista pero reivindicativo impregnó igualmente el discurso del premiado, que planteó un ejercicio de ficción en el que él rendía cuentas a Carlos V sobre la situación de Europa. Le contaría al emperador «que enemigos de antaño comercian, lideran y avanzan juntos», pero también «que la guerra no es cosa del pasado, que las divisiones persisten e incluso crecen, que estamos quemando nuestro único hogar, que familias están viéndose obligadas a huir de la guerra o de eventos climáticos extremos en una escala no vista en décadas, y que todavía siguen el hambre o la pobreza».
Ante este panorama, lo que toca es «unidad y valentía, estar a la altura de las circunstancias, reinventar el multilateralismo», propuso el secretario general de la ONU. «Europa debe renovarse para seguir estando a la vanguardia, pero no debe renunciar a su identidad», planteó António Guterres, a quien Marcelo Rebelo dedicó su intervención casi al completo.
Lo hizo el presidente de la República sobre todo para dedicarle una batería de elogios. «No teníamos ni veinte años y él ya era el mejor», le regaló Rebelo a Guterres. «La Europa de Guterres, que debería ser la nuestra –terminó el presidente de la República–, no es la de los jefes, sino que es y solo puede ser la Europa de las personas de carne y hueso, la de los héroes anónimos de cada día». O sea, la de personas como Lana Tryhub, que firmó la intervención más aplaudida, también la más entretenida, de una mañana en la que no faltaron las notas características del tal día como ayer en Yuste. Esto es: el despliegue de seguridad, el protocolo o los niños de colegios de la zona esperando al Rey en la explanada del monasterio y vitoreándole a su llegada. «¡Felipe, Felipe!», le recibieron a coro. Y el monarca, en un otra imagen típica de este acto, estrechó manos y repartió saludos.
Una vez con él dentro, las intervenciones desde el atril dejaron claro el mensaje: Europa debe reinventarse. Le toca convertir el problema en oportunidad. Entre piezas musicales del cuarteto de cuerda de la Orquesta de Extremadura y la soprano Mar Morán, los líderes de España, Portugal y la Unión Europea llamaron a repensar las bases de la política comunitaria. Y durante unas horas, como ocurre cada 9 de mayo, unos y otros convirtieron a Yuste, o sea, a Extremadura, en el centro de las miradas informativas.
El ganador del XVI premio Carlos V donará los treinta mil euros del galardón a la ayuda a los refugiados. Según explicó António Guterres durante su discurso, una parte del dinero será para la organización 'España con ACNUR', «una organización que lleva treinta años trabajando incansablemente por los refugiados, fui testigo de su dedicación cuando era Alto Comisionado», afirmó el secretario general de la ONU. Y el resto de la dotación económica servirá para instituir una beca destinada «a estudiantes que se están formando en cuestiones de migración, refugiados y derechos humanos». La presencia de Guterres, Rebelo de Sousa y António Costa llevó hasta Cuacos de Yuste ayer a los principales medios de comunicación lusos. De los 35 acreditados, una decena eran del país vecino.
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