Muestra una infrecuente imagen de desapegado del poder, una confiada campechanía que se compadece bien con su ideario: hacer que la transformación de la Universidad de Extremadura (UEx) surja de la acumulación de mejoras modestas antes que de ideas visionarias. Quiere emplear los mayores esfuerzos a modificar procedimientos y a dotar a alumnos y profesores de mejores medios. Su filosofía es obtener rédito de la gestión diaria: «No aspiro a dejar un legado, pero sí a que la UEx funcione. Y voy a conseguirlo. Si no, lo dejo», señala como resumen de su motivación. Antonio Hidalgo García (Murcia, 1962), catedrático de Química Física, lleva contados los días desde el 11 de enero en que tomó posesión del Rectorado de la Uex, un cargo que afronta con precaución y con obstinación.
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-Han pasado casi tres meses de su toma de posesión. ¿Este tiempo en el Rectorado le ha hecho cambiar la idea que tenía de la UEx antes de acceder a él?
-Muy poco. La idea que tengo ahora es prácticamente la misma que la que tenía antes. Tenga en cuenta que he sido vicerrector de Profesorado durante siete años y, aunque ya hace de eso ocho, la forma de comportarse esta institución en este tiempo no se ha modificado. Sí creo, no obstante, que en este poco tiempo que llevamos estamos superando la inercia que había antes.
-¿Qué tipo de inercia?
-Ciertos retrasos. Por ejemplo en los procedimientos de contratación del profesorado y del Personal de Administración y Servicios... Digamos que el sistema estaba en una especie de 'dejarse ir' y ya se sabe que cuando esto ocurre se tiende a la relajación. Un dato: después de dos meses y 17 días de mi toma de posesión, hoy [la entrevista tiene lugar el viernes 29 de marzo] se ha publicado el decreto de delegación de competencias de los vicerrectores. Esto ha supuesto que durante este tiempo todo papel que se ha movido en la Universidad ha pasado por mi mesa.¿Qué significa esto? Que nuestro compromiso es imprimir al funcionamiento de la institución una agilidad mayor que hasta ahora para que las cosas se hagan en tiempo y forma.
-Nada más tomar posesión dijo que a la UEx le faltaban 4 millones de euros y que para que esos desfases no se produjeran pidió que se cambiara la Ley de Financiación de la Universidad. ¿En qué sentido tendría que cambiar?
-El problema de esta ley es que no contempla ningún escenario futurible, es decir, no indica hacia dónde quiere la Junta que vaya la Universidad. Nadie ha contestado a la pregunta de si los extremeños nos gastamos mucho o poco en la UEx. Yo estoy seguro que el SES sabe cuánto le cuesta una cama hospitalaria y cuánto cuesta en el resto de España. Eso es muy útil y lo sería si lo supiéramos en la UEx con respecto al conjunto de las universidades españolas y, una vez conocido ese dato, comprometernos con un objetivo de gasto que nos sirva de referencia para todo. Para decidir los escenarios en que nos debemos mover y para exigirnos responsabilidades. Lo que se hace ahora es negociar esa cantidad año por año. Lo hacía el rector con el presidente o con los consejeros. Pero eso es lo mismo que se hacía sin que hubiera ley de financiación.
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-¿Usted ha negociado el próximo presupuesto de la UEx?
-No. Para lo único que se nos ha consultado ha sido para una modificación presupuestaria sobre la homologación salarial de personal no funcionario. Las grandes cuentas se decidieron en septiembre y lo que se aprobó fue lo mismo que el año anterior.
-¿Si lo aprobado fue lo mismo que el año anterior significa que la Junta no ha sido generosa con la UEx?
-Ha contemplado la misma cantidad para el 2019 que para el 2018. Es verdad, no obstante, que en las últimas semanas hemos tenido la oportunidad de explicar el escenario económico de la Universidad. Estamos bastante esperanzados de que de esa explicación se deriven resultados, aunque no puedo avanzar nada.
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-Me ha llamado la atención que en dos actos públicos con carga simbólica, su toma de posesión y el día de Santo Tomás, el patrón de la Universidad, mencionara la misma idea: la de que la UEx tiene que revisar su oferta de títulos para adaptarlos a la demanda. ¿Eso exactamente qué significa?
-Se lo explico con el ejemplo concreto del título de Topografía, del que se ha pedido su cierre porque la demanda de topógrafos se desplomó cuando quebró la obra pública. Podemos cerrarlo, como han hecho otras universidades o, previendo que en el futuro se necesitarán topógrafos porque la crisis no dura eternamente, incluir en el plan de estudios, además de las competencias propias de la topografía, todo lo relacionado con las nuevas tecnologías aplicadas a esa actividad, como los sistemas de información geográficas por vía satélite, etc. Eso es modificar el título para que el egresado sea lo más eficaz posible en un mercado laboral cambiante.
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«Nadie ha contestado a la pregunta de si los extremeños gastamos mucho o poco en la UEx. Y deberíamos saberlo»
«No me niego a cerrar títulos, pero se asocia suprimir títulos con ahorro. Y es un error. No podemos despedir profesores»
«Aspiro a la seguridad, a la estabilidad. Nuestros cambios serán siempre tranquilos y nunca de cara a la galería. No me exhibiré»
«A la región le cuesta cada universitario unos 30.000 euros. Es dramático que ese esfuerzo no fructifique porque el alumno se vaya»
«La UEx no es quizá la Universidad que yo habría hecho, pero es la mía. Y la voy a levantar. Y si no lo consigo, lo dejo»
-Entonces, por 'revisar la oferta de títulos' no podemos entender, en ningún caso, suprimir títulos.
-Yo no me niego en redondo a suprimir títulos, pero el debate sobre la supresión de títulos está la mayoría de las veces mal enfocado. Se asocia al ahorro, y no es cierto en una institución pública como esta que se rige por la ley, la cual marca que el 51% de quienes trabajan aquí tienen que tener la condición de funcionarios, a los que no se les puede despedir ni siquiera trasladarlos a otro cometido que no esté dentro de su área de conocimiento.
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-La pregunta pertinente en este caso es si es positivo socialmente que haya esa rigidez.
-Probablemente no lo sea, pero eso escapa a mis competencias.
-Han pasado alrededor de 25 años del 'Proyecto UEx', que fue el mayor plan estratégico de la Universidad desde su creación. ¿Ha llegado el momento de hacer un nuevo plan estratégico en la UEx? ¿Necesita un giro la institución?
-Como aquel, no. Porque además entonces multiplicó el número de carreras. El objetivo del 'Proyecto UEx' era crecer. Acertada o desacertadamente, pero bien es cierto que 25 años después muy pocos de los títulos que se implantaron se han cuestionado. Y los que se han cuestionado lo han sido ahora, cuando ha bajado la matrícula. Otra hipótesis es crecer más, pero no sería acertado. Por otro lado, no creo que sea bueno que la decisión sobre suprimir o crear un título dependa de la Universidad. Esa responsabilidad no la quiero. Nosotros tenemos la obligación de diseñar un titulo competitivo y de calidad, pero crear y suprimir títulos es potestad de la Comunidad Autónoma.
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-¿Por qué lo dice?
-Porque muchas veces se argumenta poner un título en que hay extremeños que se van fuera y hay que tener muy claro que ningún título se sufraga con las matrículas. En todos los casos la sociedad tiene que desembolsar, más o menos según la ocupación de las plazas ofertadas. Medicina está hasta los topes y lo seguiría estando con el doble de alumnos, pero ni de lejos se sufragaría con su matrícula.
-Menciona Medicina. Me recuerda que en su toma de posesión dijo que una de las obligaciones de la UEx es retener el talento. Podría retener el talento de muchos médicos, pero esa Facultad tiene un problema de profesorado muy severo porque lo que más abunda son profesores asociados.
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-Vamos por partes. La Universidad no puede retener todo el talento que genera. Todos los años en todos los títulos hay, al menos, un alumno brillante. Tendríamos que incorporar cada año 75 profesores. La vida de un profesor son 40 años. Eche cuentas: 3.000. Ahora tenemos 2.000 profesores y estamos en la media nacional de un profesor por 14 alumnos. Seríamos una fábrica que hace coches para sus propios empleados. Lo que sí es un verdadero drama es que el esfuerzo de alrededor de 30.000 euros que hace la región por cada alumno que se gradúa no tenga frutos porque ese graduado se vaya fuera cuando empieza a generar beneficios. Pero eso se refiere a falta de tejido industrial en la región, que no compete a esta casa.
-No es realista pensar que la UEx retuviera a los 75 alumnos brillantes que se gradúan cada año. La pregunta es si la UEx es suficientemente atractiva para retener a los que, necesitándolos, quieran quedarse aquí.
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-La respuesta a esa pregunta es sí. La UEx es tan competitiva como cualquiera y ofrece condiciones como otras, aunque no vamos a construir laboratorios 'superguais'. El problema es de otra índole. Es de la carrera profesional. ¿Por qué tenemos médicos como profesores asociados, de los que antes hablábamos? Sencillamente porque la carrera profesional de un médico profesor de la Facultad es una carrera, sobre todo, de obstáculos tan difícil y de resultados tan escasos comparada con la de los médicos especialistas MIR que nadie está dispuesto a seguirla porque en la práctica ambas carreras profesionales son incompatibles. Para más 'inri' el médico profesor es solo profesor, no es especialista y no tiene experiencia asistencial. ¿Qué podemos hacer ante esta situación endiablada? Preguntarles a aquellos médicos especialistas que, además han hecho el doctorado académico, si se quieren venir a dar clase a la Facultad y ofrecerles un contrato de asociado y, si además del doctorado tiene publicaciones científicas, un contrato de profesor vinculado, que es una figura intermedia entre los dos sistemas. Ahora estamos en el trámite de sacar siete plazas de vinculados nuevos y recuperar 25 vinculados, que es el número que en su día tuvo Medicina.
-El presidente de la Junta le ha invitado «a meterse en líos». ¿Qué es meterse en líos para usted?
-Hacerte rector. Eso sí que es meterse en líos [risas].
-¿La UEx debe meterse en líos?
-No, no, no. La UEx no debe meterse en líos. Las apuestas, con gaseosa. Soy una persona precavida.
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-Vuelvo a la pregunta: ¿qué sería meterse en líos para la UEx?
-Sería decir: 'vamos a duplicar el tamaño de la UEx'. No es posible. Crecer un 25% de aquí a cinco años sería ya una apuesta arriesgada. Meterse en líos es una ventolera. Otra cosa es hacer las correcciones suficientes en un sistema que es reacio al cambio. Eso no es meterse en un lío y a eso me apunto siempre. Mire: yo creo que a mí me eligieron rector porque entendieron que conozco la UEx, que soy una persona que toma decisiones después de conocer las cosas, no antes. Como digo, soy precavido. Pero, ojo, también obstinado.
-Me da la sensación de que usted no se propone acometer muchos cambios.
-Aspiro a la seguridad, a la estabilidad. Creo que Segundo Píriz tomaba algunas decisiones por visibilidad. Yo no soy así. Nuestros cambios serán siempre tranquilos, sosegados y nunca de cara a la galería. No busco mi exhibición personal. Soy muy reservado.
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-¿Cuál sería ese cambio tranquilo, sosegado, que acometería y del que al final de su mandato diría: 'ha merecido la pena'?
-Desde el punto de vista administrativo, mi cambio sería conseguir una UEx ágil, sin papeles, en la que todas las gestiones se resolvieran con procedimientos telemáticos. En cuanto a profesorado, conseguir que todos los profesores estuvieran al día en el manejo de las herramientas más actuales. Sinceramente, no pretendo dejar un legado, sino una UEx ordenada y que funcione. Creo que es lo que hicimos en la etapa de rector de Paco Duque. La UEx no es quizás la Universidad que yo habría hecho, pero esta es mi Universidad. Y yo esta Universidad la voy a levantar. Y si no lo consigo, lo dejo.
-¿Quiere decir que está caída?
-No, no está caída, pero no funciona como yo quiero. En ciertas áreas de conocimiento nuestro profesorado está al borde de su capacidad. Humanamente, no hay cosa más perversa que el agravio comparativo. Si ves que el de al lado tiene mejores condiciones que tú tiendes al desánimo. Hay que homogeneizar. Por ejemplo, tenemos aulas en Educación y en Formación del Profesorado donde hay 80 estudiantes. Eso no es viable. Tenemos que lograr trabajar con grupos más pequeños porque al lado hay centros con aulas de 30 alumnos. Eso significa más profesorado, pero para eso se necesita dinero. Estos problemas, que exigen la gestión del día a día, es lo que yo quiero arreglar.
-En la última fiesta de Santo Tomás de Aquino, la consejera de Educación dijo: «Definamos lo que se espera de la UEx». ¿Todavía está por definir lo que la región quiere de su universidad?
-Imagino que la consejera se refiere a las últimas orientaciones. Estoy seguro que en un 80% de nuestros títulos no hay duda. La UEx provee de los profesores, médicos, enfermeros, ingenieros, informáticos, economistas... necesarios para la comunidad y mucho más allá. Cumplimos con creces. Quizás me meto en un jardín si digo que cuando hay quejas de que los químicos no encuentran trabajo salvo como profesores, recuerdo que aquí hubo un proyecto de refinería. ¿Cuántos químicos de la UEx se hubieran colocado en esa refinería? ¿300, 400? Las promociones de entre cinco y diez años. Luego se rechazó la refinería, pero la UEx hubiera aportado a ese proyecto químicos formados.
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