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Lo habitual en política es que el ejecutivo y el legislativo, siendo poderes diferentes, los ostente el mismo partido político. Esta legislatura que acaba de comenzar no será así. La Junta de Extremadura será gobernada por PP y Vox y la Asamblea la presidirá el ... PSOE. En 1995, cuarta legislatura de la democracia, ocurrió algo parecido, con el gobierno de la región en manos de los socialistas e Izquierda Unida al frente del parlamento extremeño, experiencia que duró solo dos años al desencadenarse varias dimisiones que desintegraron a IU.
Con todo, no hay suficientes paralelismos que indiquen hoy un desenlace similar pues el contexto era distinto, igual que los actores.
Esta vez el plan inicial era que el PP cediera a Vox la presidencia de la Mesa de la Asamblea el pasado 20 de junio. Pero no hubo acuerdo y los 28 diputados del PSOE sumaron con los 4 de Unidas por Extremadura y la socialista Blanca Martín dirigirá esta cámara.
En 1995 el PSOE de Ibarra venía de tres mayorías absolutas. Felipe González aún gobernaba el país, pero muy desgastado. Casos de financiación ilegal como Filesa, crímenes de Estado como los GAL y dudas sobre la integración en Europa separaban cada vez más a los socialistas de los comunistas, por lo que en varias instituciones IU comenzó a pactar con el PP en lo que se dio en llamar 'hacer la pinza'.
Lo ocurrido hace 28 años en Extremadura tuvo un precedente en Andalucía, cuando un año antes se activó aquella pinza y el parlamento andaluz lo presidió Diego Valderas, entonces de IU, aunque acabara de consejero con el PSOE.
En Extremadura las elecciones de 1995 depararon un flojo resultado para Ibarra, que acusaba una ola nacional que pedía cambio. De hecho, Aznar arrebataría el Gobierno a González en 1996 tras una legislatura llena de penalidades sostenida con los catalanistas liderados por Pujol.
Si en 1991 el PSOE en la región obtuvo 39 diputados y el PP de Juan Ignacio Barrero 19, cuatro años después los populares subirían a 27 y el PSOE se desplomó hasta 31. Entonces IU sacó 6 escaños y Coalición Extremeña 1.
A Ibarra no le daban las cuentas. Tampoco se contemplaba en los noventa gobiernos de coalición como el que acaban de pactar PP y Vox. Siguiendo el modelo de Andalucía, en una operación más bien estética para que se visualizara una democratización del parlamento y un gesto hacia IU, la diputada por este partido, Teresa Rejas, se convirtió en la primera persona no socialista en presidir el parlamento extremeño.
Aquella sesión constitutiva fue tensa e Ibarra llamó «apisonadora» y «nueva derecha» al bloque PP-IU-CE, que se reservó los mejores puestos de la Mesa, según criticó un Ibarra contrariado, si bien él terminaría beneficiándose de la abstención de IU para ser investido. Precisamente uno de aquellos integrantes, el cacereño José Antonio González, fue en 1995 miembro de aquella Mesa por IU y ha repetido de manera inesperada el 20 de junio pasado, ahora con Unidas por Extremadura.
Volviendo al 95, podía intuirse una legislatura abrupta por las tensiones a nivel nacional entre Anguita y González, pero la deriva fue otra. El PSOE de aquella época asistió a los conflictos internos de IU, donde ya convivían varias corrientes. La situación era tan tensa que en mayo de 1997 el coordinador de IU y diputado, Ricardo Sosa, dimitió no sin antes dejar una frase para el recuerdo: «estoy hasta los cojones de todos nosotros».
Tras las vacaciones parlamentarias, en septiembre IU pidió a la Mesa disolver su grupo y pasarse al grupo mixto, donde luego acabarían también dos diputados del PP. Entonces era más fácil hacer parlamentarismo desde ese limbo político pues no había las limitaciones luego impuestas para evitar el transfuguismo. Lo siguiente fue la dimisión de Teresa Rejas como presidenta de la Asamblea el 25 de septiembre de 1997. La relevó el socialista Manuel Veiga en segunda ronda con 31 votos.
Ibarra manejó con habilidad la segunda parte de la legislatura y consiguió pactar presupuestos con el PP de Barrero premiando económicamente a Mérida, en manos de los populares, y las siguientes cuentas con diputados del Partido Democrático de la Nueva Izquierda, corriente alternativa a la de Anguita que comenzaron integrados en IU.
Diputados de la época recuerdan aquella etapa como «tormentosa». También confirmaron que desde la Asamblea es imposible gobernar, como mucho «entorpecer» las iniciativas de la Junta de Extremadura, donde afirman que reside el poder real y que ahora está en manos de PP y Vox, alianza que ya se practica con naturalidad en cientos de gobiernos locales, también en ejecutivos autonómicos y posiblemente en el Gobierno de la nación.
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