«La principal dificultad en Letonia ha sido trabajar a varios grados bajo cero»

Ya están en casa y con varios días libres por delante los primeros 135 militares de la Brigada Extremadura XI que han pasado en Letonia los últimos seis meses. Esta tarde aterrizaron en Badajoz, donde todavía falta otro vuelo de regreso con 180 personas más tanto de esta misma agrupación con sede en el cuartel General Menacho como de unidades externas, las cuales aterrizarán el próximo viernes, día 17.

Como se sabe, la misión que han desarrollado en Letonia los extremeños ha sido encomendada por la OTAN y era de carácter disuasorio ante la cercanía de Rusia, que tiene intereses estratégicos en esta zona del mar Báltico.

En el aeropuerto el general jefe de la Brigada Extremadura XI, Francisco Javier Romero Marí, explicó que no ha habido incidentes y que esta misión no entraña gran riesgo porque se trata un país de la Unión Europea adherido a la OTAN. «La principal dificultad ha sido la climatología porque el personal no está acostumbrado a trabajar con varios grados bajo cero», explicó.

Pero el foco está ahora en Irak. El responsable de la Extremadura XI quiso tranquilizar a quienes tienen familiares en este país musulmán, donde la tensión ha aumentado en los últimos días con la explosión de varios misiles como respuesta al asesinato de un alto mando iraní llevado a cabo por Estados Unidos. En este país tiene ahora mismo la Brigada Extremadura XI a unos 350 militares de un contingente español que ronda el medio millar de personas.

Según dijo Romero Marí, la situación es «tranquila» debido a que la base donde los españoles adiestran a los soldados iraquíes, en Besmayah, está a 30 ó 40 kilómetros de Bagdad, donde han impactado los proyectiles. «Se trata de una base muy aislada y muy segura», declaró, si bien reconoció que ha aumentado el nivel de alerta en la zona y están a la espera de ver cómo evoluciona la situación en la zona.

Los extremeños partieron hacia Irak en noviembre y estarán allí hasta mayo. Romero Marí indicó que no sabe si habría que prorrogar la misión pues esta cuestión, dijo, compete al Ministerio de Defensa.

Donde desaparecieron todo tipo de preocupaciones fue en el aeropuerto de Badajoz. Parece una instalación inerte la mayor parte del año, pero este viernes vivió otra de esas jornadas emocionantes, que son las que suelen ocurrir cuando regresan los militares de algún destino extranjero. La llegada desde Riga (Letonia) estaba prevista a las 17.30 horas y desde más de dos horas antes ya había familiares esperando. También acudió el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, acompañado del concejal Juancho Pérez.

A las 17.36 aterrizó el avión procedente de Letonia después de cuatro horas de vuelo. Primeros aplausos. A las 17.45, los militares descendieron los diecisiete escalones que todavía los separaban de suelo español. Otra salva de aplausos. Bajaron y la formación y breve parada que realizaron ante los mandos que los recibieron se hizo eterna para los familiares, que hasta las seis en punto no vieron aparecer tras la puerta de salida a los primeros soldados. Aplausos, abrazos y lágrimas.

Al cabo primero José Manuel Rodríguez lo esperaba toda la familia, suegra incluida. Salió de los primeros, justo cuando el pequeño de sus tres hijos, Julián, de tres años, se separó de sus hermanos Celia y Gonzalo y se saltó la cinta de seguridad para encaramarse en brazos de su padre. Hacía seis meses que no lo veía en persona. En su casa de Don Benito le esperaban los amigos para darle una fiesta sorpresa.

A pocos metros, los amigos del soldado Marcos Romero, de Burguillos del Cerro, entonaban el cumpleaños feliz en cuanto lo vieron aparecer. Este 10 de nero, justo cuando cumple 24 años, regresó de su primera misión en el extranjero. El hall del aeropuerto era una fiesta ajena a la tensión internacional que en los últimos días reflejan los titulares de los periódicos. Hasta una pedida de mano tuvo lugar, una más de las intensas historias de reencuentro que se vivieron en el aeropuerto.