Acaba de cumplir 90 y este mes de abril su empresa ha hecho 50 años. Empresario de referencia de la construcción y muy vinculado a la obra pública a través de Senpa, fundada en Coria (Cáceres), maneja cifras actuales como 20 millones de facturación anuales ... o 160 empleados entre España y Portugal. Manuel Sendín ha sido pionero abriendo mercado en el extranjero cuando en Extremadura nadie se atrevía y ha sorteado crisis de todo tipo. Querido y admirado por su familia y trabajadores a partes iguales, algunas de sus respuestas en esta entrevista son lecciones sobre cómo habría que manejarse en el mundo de los negocios.
-¿Habiendo estudiado Derecho, qué le llevó a fundar una empresa dedicada a la construcción?
–La vida da muchas vueltas. Soy el varón mayor de nueve hermanos y tuve que hacerme cargo de la hacienda familiar por la prematura muerte de mi padre. Continué con el negocio de maderas que él regentaba y la dinámica empresarial nos llevo primero a comprar camiones para trabajar en la construcción de presas y posteriormente decidimos crear la constructora. Era 1973.
–¿Cómo es su rutina diaria en relación con la empresa?
–Hoy, ya jubilado, nada que ver con la que tenía en mi época en activo. Acudo a las oficinas a diario, donde tomo el pulso de la empresa hablando con mis hijos y abro el correo diariamente. Puntualmente acompaño a alguno de ellos a alguna obra, me gusta 'pasearlas' y fijarme en detalles de construcción con ojo crítico y comentarlos con técnicos y encargados. Siempre pensé que uno gana o ahorra dinero visitando obras.
–Usted fue de los primeros empresarios extremeños en acudir al extranjero a ampliar mercado cuando no había internet ni videoconferencias, ¿le costó dar el paso, era muy arriesgado o había margen para equivocarse?
–En este tipo de empresas de construcción una cosa te lleva a otra. Fuimos pioneros en Extremadura en la unión de empresas medianas para poder aspirar a contratos de mayor envergadura de la Junta y fuimos socios fundadores de Extremadura 2000 S.A. junto a otras 6 empresas. Tras ejecutar importantes obras autonómicas, la emeritense Carija y Senpa asumieron la propiedad de Extremadura 2000 de Asfaltos y Hormigones y de ahí surge la posibilidad de instalar una central de asfaltos en Portugal, donde después de muchos avatares continuamos. Riesgos siempre existen, pero si no los asumes nunca podrás acertar. Ahora es más usual invertir en el extranjero, no quiere decir que sea mas seguro. A nosotros nos dio otra dimensión, no solo de volumen. Nos vino bien.
–Pidieron un concurso voluntario de acreedores del que salieron, lo cual no logra casi nadie, ¿cuáles fueron las circunstancias claves para remontar?
–Dura y peligrosa aventura la del concurso de acreedores. Ya no fui yo quien capitaneó esa gestión, pero básicamente resultó exitosa porque el problema de la empresa era de liquidez, no de resultado. Pusimos en juego nuestro patrimonio sin ningún pero, así como todas las inversiones en el extranjero. Nos cogió a finales de 2012 con 350 trabajadores y fue por la brusca caída de la contratación publica y el fulminante corte en los pagos de las empresas inmobiliarias. Tuvimos suerte de tener en cartera contratos de obras de conservación plurianuales, pues antes de alcanzar acuerdo con los acreedores no se te permite concurrir a nuevos concursos del Estado. Conseguimos acuerdo con los acreedores, cosa que el clima de crisis económica de la época favorecía, y supimos hacer gestión de cobro de los innumerables créditos que teníamos de clientes. Poco a poco el mercado nos fue aceptando de nuevo y fuimos diversificando más la empresa.
–¿En qué gran proyecto están ahora mismo más implicados, al que más tiempo le dedican?
–Por simbólica, sin duda, formar parte de la Unión de Empresas que ejecuta el nuevo puente de Alcántara, obra que superará los 20 millones de facturación. Actualmente ejecutamos 83 viviendas en Badajoz para Guadiana Riverside, promotora en la que participamos a través de Sendibel, empresa inversora fundada junto a la familia belga/cauriense De Spegeleire. También estamos en proyectos de energías renovables.
«Visitando las obras se gana o se ahorra dinero, por eso aún voy a algunas con mis hijos»
Manuel Sendín
Fundador de Senpa
–Carreteras, edificación, restauración, hidráulicas, renovables, asfaltado... son muchas áreas de negocio. ¿Siente predilección por alguna por algún motivo?
–Fui de aquellos empresarios que, haciendo obra pública, claro, llevamos agua corriente a muchos municipios o implantamos redes de saneamiento y urbanizamos muchas vías sin asfaltado ni aceras. Acabas por ser muy bien tratado y respetado por el desarrollo que ayudas a implementar. Después, con las grandes infraestructuras hídricas y viales, el ego te crece si tú quieres, pero la satisfacción no es mayor.
–Ha visto a lo largo de décadas cómo Extremadura desarrollaba sus carreteras, ¿siente algo especial cuando conduce por una que haya hecho Senpa, se fija en detalles que nadie ve?
–Las primeras veces no te voy a decir que no. No las miro con ojo crítico, las miro con orgullo, pero después te olvidas, fueron muchas. La traída de agua a Cáceres desde el Almonte por lo rápido y bien que lo hicimos me satisfizo mucho.
–¿Cómo ve ahora la obra pública, con los precios subiendo y las empresas retirándose de adjudicaciones o pidiendo revisiones para no perder dinero?
–Son avatares del destino. Siempre dije que una empresa de contratación pública tiene altos y bajos, lo importante es que cuando viene la marea seas capaz de tener tu cuello por encima del agua y no hundirte. En nuestra empresa eso lo marca la liquidez. Comentando la situación del momento, es preocupante. La absurda ley de desindexación que prohibía la revisión de precios en los concursos de obras y servicios tiene mucha culpa. La pandemia y luego la guerra de Ucrania hicieron el resto. Agradecemos a la Junta de Extremadura su disposición a abordar el problema para dar soluciones reales. Es por eso que se está haciendo el puente de Alcántara, por ejemplo. Proyectos con precios exiguos, bajas ilógicas, nuestras o de la competencia, y direcciones de obras cada vez más exigentes y formalistas auguran un futuro no muy brillante.
–En la patronal se quejan de que cada vez es más complicado encontrar mano de obra cualificada, ¿está de acuerdo?
–Curioso el caso de la mano de obra. Es verdad, no encuentras mano de obra fácilmente, cualificada muy difícil, pero sin cualificación tampoco. La crisis de 15 años atrás tiene mucha culpa, arrasó el mercado laboral y obligó 'ipso facto' a buscar alternativas laborales a más del 50 por ciento de los empleados, que se reubicaron en otros sectores y no piensan volver, ni ganando más. Por otro lado, la disminución de matrículas en disciplinas técnicas vinculadas a la construcción hará que el problema se arrastre, por lo menos, una década mas.
–La empresa familiar tiene sus ventajas y sus riesgos, ¿usted qué opina por experiencia?
–A mí me ha ido bien. Senpa fue posible por un consejo de administración formado por hermanos que siempre estuvieron bien avenidos, con lógicos roces en momentos puntuales, pero donde el respeto y la confianza primaban. En próximas generaciones puede que sea otra cosa, ójala que no.
–¿Con qué momento se queda de su vida profesional, hay algún hecho que le haya hecho pensar que tantas horas merecieron la pena?
–Hay momentos buenos y otros en los que te desesperas. Antes de cumplir Senpa 25 años teníamos dificultades para contratar con la Junta de Extremadura por desavenencias con algún personajillo que, como le dije en su momento, ellos están de paso y las empresas se quedan. Tuvimos también problemas en los albores de la inversión en Portugal, donde en 1997 empezamos a alzar el vuelo y tras algún cambio de cromos en la Junta conseguimos ser adjudicatarios de la obra de Olivenza a Puente de Ajuda, curiosamente en la frontera de Portugal. Tengo buen recuerdo de aquello. También del inicio de los negocios en Chipre en 2010, donde nos mantenemos con nuevas inversiones y es motivo de orgullo.
–Me consta que también escribe, ¿por qué lo hace y qué temas aborda, tiene más aficiones?
–Siempre me he sentido muy vinculado a mi tierra y he escrito artículos aprovechando las publicaciones locales con motivo de las fiestas de San Juan. Me ha gustado opinar de lo divino y de lo humano, habitualmente de política con perspectivas territoriales, económicas, moralistas y no entrando en temas personales. Fuera de mi trabajo tengo pocas aficiones, pero la mayoría las practico con amigos, como el tenis, mi partida diaria de escoba con mi amigo Marcial, del Bobo de Coria, y de mus los fines de semana con mi amigo Calixto de pareja, con el que llegamos a ser campeones de Extremadura. A la lectura, tanto de prensa como de literatura, también le dedico muchas horas.
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