![Teresa Sánchez: «Los problemas de salud mental son la pandemia de los adolescentes»](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202303/01/media/cortadas/Imagen%20Teresa%20Sanchez%20Web-RlkvC5sp7NC9UKxCXGVdCTO-1248x770@Hoy.jpg)
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La extremeña Teresa Sánchez Sánchez (Zarza-Capilla, 62 años) es la decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Es especialista de reconocido prestigio en asuntos como el suicidio, el duelo o las dolencias de la sociedad posmoderna. Es autora de ... ocho libros y más de 100 artículos en revistas de divulgación científica. Ha participado en numerosas conferencias y en el Día Mundial del Bienestar Mental de los Adolescentes, que se celebra hoy, alude al aumento de los malestares que se están dando cada vez más entre los jóvenes.
–¿Qué problemas de salud mental son los que más se dan entre los adolescentes?
–Ahora mismo los problemas de salud mental son la pandemia de los adolescentes. Hablamos de autolesiones, trastornos de alimentación, impulsividad, ira, conductas sociales muy disruptivas, problemas de autoestima y de identidad de genero. Mires donde mires hay problemas de toda índole. También hay muchos adolescentes con cuadros diversos de ansiedad y están aumentando los trastornos obsesivos.
–¿La pandemia es una de las causas de esos problemas?
–Ha sido un acelerador, pero no una causa. Los problemas de salud mental ya estaban ahí y tienen que ver con el funcionamiento global de la sociedad.
–¿A qué se refiere?
–Los malestares son muchos y los molestares también. La adolescencia se siente muy molesta con la sociedad en la que vive y no solo lo expresa con malestares. La adolescencia vive en una era de absoluta instantaneidad y hedonismo. Todo lo quiere y lo quiere ya. Tiene muy poca capacidad para tolerar la frustración, la incertidumbre, el fracaso y la soledad. Cuando se une eso el resultado es que cualquier incidencia en la familia o en el colegio se multiplica porque no tienen capacidad para contener esos problemas. Las causas y los disparadores de eso a veces son el 'bullying', pero también hay una necesidad desmesurada de aceptación por el grupo. Hay muchas causas. Se está consumiendo pornografía desde los nueve años, se usan masivamente redes sociales para transmitir, comunicar e incentivar formas muy tóxicas de relaciones y todo está espectacularizado, incluso el sufrimiento humano. A eso se une que además de la identidad real está el yo virtual en las redes sociales.
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–Entonces, ¿las redes sociales tienen parte de culpa de los problemas mentales?
–Sin duda. Hay una inducción, seducción y manipulación de la que los adolescentes no son conscientes y se genera un espacio de exploración que en una vivencia más íntima y dentro de su propia burbuja familiar no se hubiera dado. No quiero demonizar las redes sociales, pero sí que se hace un uso precoz, excesivo y que no tiene diques de contención. La familia ejerce un contrapeso mucho menos influyente que el grupo de iguales o incluso desconocidos que interactúan con los adolescentes por las redes. Ahora los jóvenes admiten que no son capaces de lidiar con los problemas. Magnifican enormemente las dificultades y sienten que no tienen recursos y entrenamiento para superar las adversidades.
–¿En ese proceso de superación, cree que los recursos que se ofrecen desde lo público funcionan?
–Desde lo público hay buena voluntad, pero ni tienen tiempo ni medios. A un adolescente que se está muriendo aquí y ahora por una angustia que le desborda, le dan una primera consulta en salud mental para tres meses y quizás en ese tiempo ya lo ha resuelto por sí mismo, ha hecho algo que le va a dejar secuelas mayores o se ha hecho daño a sí mismo. Reivindico siempre la figura de un psicólogo de cabecera, al igual que hay un médico de cabecera en los centros de salud, porque detrás de muchos problemas médicos hay problemas de salud mental que son incipientes y no están cristalizados. La solución pasa por aumentar plazas PIR, de psicólogos internos residentes, o habilitar psicólogos generales sanitarios. Debería haber 16 psicólogos especialistas por cada cien mil habitantes y hay 7,8.
–Las estadísticas demuestran que el suicidio de jóvenes ha aumentado. ¿Qué signos de alarma no se pueden dejar pasar?
–Los suicidios han aumentado. No cabe duda. Ahora son la segunda causa de muerte no natural en la población de entre 15 y 29 años. Por debajo de los diez años también han aumentado, pero la cifra sigue siendo pequeña. En cambio, está mucho más invisibilizado algo que en su día se destapará, que es el suicidio de ancianos. Cuando una persona se quiere suicidar normalmente aumenta mucho la introversión, abandona actividades que anteriormente le resultaban gratificantes o regala algunas posesiones valiosas a otras personas. También puede ser que esté sufriendo de forma obvia procesos de acoso o aislamiento por parte de otras personas, que tenga dificultades para identificarse a sí mismo, que pertenezca a colectividades que no sean las normativas, que duerma mal, que tenga en paralelo trastornos de la alimentación o de control de impulsos o que consuma desde hace tiempo alcohol u otras drogas.
024 Es un teléfono de ayuda a personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados, disponible las 24 horas.
112 En caso de emergencia vital inminente puede llamar al 112.
Extremadura Responde Servicio de atención psicológica para jóvenes de 10 a 30 años todos los días de 11.00 a 18.00 horas. Puede escribir a ayuda@extremaduraresponde.es o llamar al 900 06 01 01.
–¿Están preparados los colegios e institutos para atender estos problemas?
–No lo están y están muy alarmados y asustados porque cada poco tiempo les toca intervenir porque un adolescente se ha encerrado en un cuarto de baño y dice que se va a suicidar. Cada dos por tres surgen problemas y no tiene ni personas ni recursos ni cualificación. Por eso debería haber al menos un psicólogo especialista que dedicara un día a la semana a cada centro y se hartaría de trabajar. Otra cosa es que pueda crear el vínculo adecuado para que afloren esos problemas. Es verdad que una vez dentro del colegio el adolescente puede percibir al psicólogo como parte de la plantilla del centro y aquello que considera muy íntimo y le angustia, pero le avergüenza confesar, no lo revele como sí lo haría a un psicólogo privado.
–¿Sigue habiendo muchos mitos en torno al suicidio?
–Sí, por ejemplo, está muy extendido que el que tiene intención suicida no lo habla antes. Esto es demostradamente falso porque sabemos que en el año inmediatamente previo a consumarse el suicidio, el 70% de las personas han comunicado su intención a varias personas de su entorno. También destaca que la mayoría de los suicidios consumados no son el primer intento, entonces otro mito es que el que se suicida lo hace de una sola vez. Se calcula que por cada suicidio consumado puede haber alrededor de diez ideas, gestos, propósitos o intentos suicidas.
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