REDACCIÓN
Miércoles, 1 de julio 2020, 11:57
Dehesas de encinas y sierras abruptas acogen a una cabaña ganadera caprina capaz de soportar duras condiciones de pastoreo, aportando una producción láctea de calidad que se traduce en unos excelentes quesos.
Publicidad
Se trata del Queso Ibores, elaborado exclusivamente con leche cruda de cabras autóctonas. El resultado es un queso de corteza semidura, con tonalidades de color que van desde el amarillo céreo al ocre oscuro, siendo tradicional la presentación pimentonada o untados en aceite. La pasta es de color blanco marfil, de suave textura, cremosa, mantecosa y húmeda.
La zona de producción de la Denominación de Origen Protegida Queso Ibores comprende las cuatro comarcas naturales de Ibores, Las Villuercas, La Jara y Trujillo, en el noreste de Extremadura. La orografía sorprende al viajero que descubrirá cómo se alternan cumbres de hasta 1.600 metros, encajados valles, bosques de alcornoques y encinas con excepcionales robledales e inmensos jarales con tierras cultivadas. La bellota es una de las principales fuentes de alimentación en la época invernal, unido al sotobosque de jaras, tomillo o brezo, que confieren a la alimentación del ganado unas características específicas que se traducen en unas producciones lácteas de reconocida calidad.
En la boca, el Queso Ibores es cremoso, mantecoso, y no presenta un gusto excesivamente fuerte. Tiene un ligero toque picante, un retrogusto persistente que recuerda a frutos secos y aromas florales.
El Queso Ibores es un alimento muy versátil que se puede consumir de múltiples formas: sin ningún tipo de transformación (en tablas, aperitivos...), o bien emplearlo con diferentes fines culinarios.
Publicidad
Por ejemplo, puede ser un entrante ideal para comenzar una comida, tanto en su forma natural como para la preparación de ensaladas, empanadas y tartas al horno ('craker' de queso). Además, da un sabor especial a los empanados si lo mezclamos con el pan rallado. También se puede utilizar como condimento o acompañamiento de diversos platos, como las pastas o gratinados de carnes, pescados y verduras, así como para la elaboración de salsas.
El Queso Ibores proporciona cremosidad, textura, aroma y sabor a las distintas elaboraciones en las que interviene. Además de los acompañamientos tradicionales, como el pan y las galletas saladas, también se pueden degustar junto con frutos secos tostados, como nueces, avellanas, almendras o piñones, frutas frescas de semilla, como manzanas y uvas, o con alimentos de mayor dulzor, como la miel, la mermelada, la jalea, el membrillo o las uvas pasas.
Publicidad
El queso curado combina perfectamente con los frutos secos, frutas frescas, y en todos los platos en los que intervengan carnes y caza. Es ideal para terminar cualquier comida y se puede acompañar con vinos de crianzas y reservas.
La variedad semicurada, por su parte, se complementa mejor con la cerveza (rubia y tostada), la sidra, el cava y los platos de pescado y marisco. Además, al ser más mantecosa, se puede servir con mermeladas.
Publicidad
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.