La rebelión de los lectores

Los lectores de HOY habrán notado que el pasado 11 de febrero cambiamos ligeramente el diseño del periódico. Un cambio suave, nada drástico, que pretende hacer más fácil y atractiva la lectura. Las reacciones al nuevo diseño han sido, en general, positivas. «Se ve más limpio, más elegante», han sido las opiniones que más hemos escuchado quienes hacemos HOY. Sin embargo, no todo han sido aplausos. En estos días hemos recibido cartas de lectores quejándose de uno de los cambios: la reducción de tres a dos columnas del espacio dedicado a Cartas a la directora. Los escritos, que hemos publicado, no han sido nada complacientes. Nos acusan de robarle espacio a sus opiniones y de querer arrinconarles. Algunos incluso expresan su temor a que esta reducción de espacio sea la antesala de su eliminación.

Debo reconocer que, aunque a nadie nos gustan las críticas, estas cartas han sido para mí una sorpresa muy agradable. Demuestran el apego que muchos de nuestros lectores tienen hacia el periódico, su periódico, y eso es enormemente gratificante en unos tiempos en que en cada esquina hay un Nostradamus que pronostica la muerte de la prensa de papel y del periodismo. Pues parece que no, que hay lectores que aprecian el periodismo serio que representa HOY y que el periódico es para ellos algo suyo y muy importante.

No solo nos leen a diario, sino que nos mandan sus opiniones y sus quejas en la confianza de que su publicación en HOY no es un simple desahogo, sino que sirve para algo.

Valoro esa confianza porque hoy existen muchas más vías que nunca para expresar una opinión. Es más fácil quejarse en Facebook que en HOY. En las redes sociales se puede hacer, -se hace a menudo- de manera anónima, sin dar la cara. Las cartas a HOY, sin embargo, deben tener su remitente identificado, con nombre y teléfono. Y no se permiten insultos ni ataques gratuitos a nadie. Por ello las cartas de los lectores tienen un inmenso valor. A pesar de que el número de cartas que se reciben en los periódicos ha caído en los últimos años, probablemente porque las redes sociales sirven de altavoz a muchos ciudadanos, en HOY se siguen recibiendo a diario cartas que nos ponen en la pista de los asuntos que interesan a nuestros lectores y reflejan el pálpito de nuestros pueblos y ciudades. Y no es mi intención acabar con una de las secciones más leídas.

En nuestra vanidad, los periodistas pensamos a veces que la noticia más leída es la información que denuncia el escándalo de un político o el ingenioso artículo de un columnista, y luego resulta que lo que ha interesado a más lectores es, por ejemplo, una carta de un padre, Juan Francisco Muñoz, que el pasado jueves nos contaba que su hijo biotecnólogo se tiene que ir a Madrid porque no encuentra empleo en Extremadura; un problema que afecta a tantos de nuestros jóvenes y que él cuenta en primera persona. O la carta de un joven atleta, Óscar González, que se queja de que en Badajoz no disponen de colchoneta para entrenar el salto con pértiga; o la carta íntima y emocionada de una lectora, Julia Cortés, que explica que ya no escribe cartas a HOY porque su padre, que era su lector fiel, ya no puede leerlas porque está enfermo, y eso le duele en el alma.

Los lectores de HOY reclaman con energía su espacio para contarnos quejas, opiniones, sentimientos, y así nos lo han hecho saber. Por eso vamos a ampliar de nuevo la sección de Cartas. Los domingos, desde hoy mismo, se recuperan las antiguas tres columnas. Y me comprometo ante ustedes a que si el espacio no es suficiente para acoger todas las cartas que nos llegan se ampliará más días a la semana. Queridos lectores, escriban. Les leeremos y les publicaremos.