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JUAN LÓPEZ-LAGO
Domingo, 7 de agosto 2022, 07:34
Salvo que te encuentres cerca de las playas creadas a las orillas de embalses como el Cijara o García Sola, recorrer en pleno verano la comarca de la Siberia puede ser duro. Sin embargo, llegados a Siruela hay un rincón que merece una parada. Esta población es una de las que más ovejas tiene de Extremadura. De hecho, está considerada la capital de la trashumancia, pero en invierno. En estas fechas en cambio la parada se hace llevadera en la ermita de Nuestra Señora de Altagracia, un lugar pequeño, pero frondoso y con personalidad gracias a los cuidados que dispensa el matrimonio de ermitaños que vive al lado. Se nota disfrutan rodeados de plantas.
La virgen de Altragracia es patrona de Siruela, localidad de unos 1.900 habitantes cercana a poblaciones menores como Baterno o Tamurejo, donde abundan rehaleros que completan en las jornadas de caza que a menudo se organizan en la comarca.
En Siruela son conocidos los dulces que elaboran las monjas clarisas en su convento y de este pueblo su hijo más ilustre es José Moreno Nieto, nacido allí en 1825. Lingüista y político español, su figura se erige en una estatua frente al Teatro López de Ayala de Badajoz.
La ermita de Nuestra Señora de Altagracia está a dos kilómetros del pueblo convenientemente indicada. Se terminó de reconstruir a finales de 1974 y recientemente celebró allí una misa el arzobispo de Toledo Francisco Cerro.
Tiene su horario para rezar a la patrona, si bien el exterior ya es un lugar apropiado para el recogimiento tanto para fieles como para todo aquel que busque la tranquilidad bajo una sombra, paz que se romperá la semana que viene pues las fiestas patronales son del 13 al 16 de agosto. También por San Isidro los siroleños acuden a ver a su virgen.
Con contrafuertes de estilo románico, el estilo constructivo no parece claro pues ha sufrido modificaciones. Sobre la Capilla Mayor se puede decir que es de principios del siglo XVI, mientras que los frescos del interior, pintados en la bóveda se calcula que fueron realizados en el siglo XVIII y contienen inscripciones en latín.
Según la leyenda, la Virgen se apareció sobre un álamo a unos labriegos. La imagen estaba de espaldas al pueblo, en dirección a Almadén, donde también la reclamaron. Para resolver el conflicto, los vecinos de Almadén colocaron la imagen en una carreta para ver hacia dónde iba, pero esta se quedó parada, así que se acordó levantar en ese mismo lugar una ermita en su honor y su trono se colocaría sobre el álamo donde se apareció y por eso fue construida de espaldas al pueblo del cual es patrona.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Lucía Palacios | Madrid
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