![Los regantes extremeños tendrán un 52% más de agua que la campaña anterior pero menos que una normal](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/04/04/Presa%20de%20Montijo_7-Rz19mlQ2PiyKlAcRY3bN8LP-1200x840@Hoy.jpg)
![Los regantes extremeños tendrán un 52% más de agua que la campaña anterior pero menos que una normal](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/04/04/Presa%20de%20Montijo_7-Rz19mlQ2PiyKlAcRY3bN8LP-1200x840@Hoy.jpg)
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El vaso medio lleno o medio vacío. Si la comparación se hace sobre la campaña del año pasado, los regantes de la cuenca del Guadiana, la que sostiene los cultivos de riego de Extremadura, pueden respirar. Tiene, de media, un 52% más de agua. Si ... la comparación se hace sobre la dotación de agua para una campaña absolutamente normal (la recogida en la concesión), el resultado es que tienen un 23% menos.
La Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) ha aprobado definitivamente esta mañana en Mérida los recursos hídricos disponibles para esta campaña de regadío. Hay 860 hectómetros cúbicos (hm3) embalsados en las presas extremeñas del Guadiana destinados exclusivamente para los cultivos. Son casi 300 hm3 más que el año pasado en estas fechas (fueron 566). Esa cantidad, no obstante, no da para una campaña de riego absolutamente normal sino que supone poder usar el 77% del agua que sería habitual.
Los regantes asumen la realidad. «Si algo bueno tiene la sequía, por decir la palabra bueno, es que sí o sí hay que amoldarse a lo que tenemos y ya no es una opción sino una necesidad la eficiencia en el uso del agua y la modernización de los regadíos. No queda otra», sentencia Luis Gutiérrez, presidente de la comunidad de regantes del Canal de Orellana. Es la mayor de Extremadura. La forman unos 6.000 agricultores y alrededor de 58.000 hectáreas.
«Nos hubieran hecho falta unos 130 hm3 para una campaña de riego completamente normal en función de las dotaciones consignadas. Pero si lo miramos respecto a cómo estábamos a noviembre, con los embalses en un situación muy delicada tras una campaña anterior mala, la perspectiva de esta es menos negativa», agrega Samuel Moraleda, presidente de la CHG. «Eso sí, si no llega a ser por Efrain (la borrasca que dejó abundantes precipitaciones en diciembre) no hubiéramos tenido para casi nada de cultivos en esta campaña», afianza.
Como es lógico, el agua embalsada, en primer lugar, es para abastecimiento humano. En segundo lugar, para uso industrial. Y, en tercer lugar, para usos agrarios. «La situación de salida es mejor que el año pasado pero tampoco es nada boyante. De hecho, estamos preparados para un escenario peor ni siguen las altas temperaturas y sin llover en el mes de abril», agrega el presidente de la Confederación del Guadiana.
Este diagnóstico tiene su plasmación en que la próxima semana, tras Semana Santa, los regantes tendrán ya que empezar a regar. Para cultivos permanentes, como los frutales, y para los de campaña, como el tomate. Así lo confirman tanto Moraleda como Gutiérrez. «La tierra está ya seca y se hace necesario los primeros riegos. Los cultivadores de tomate empiezan a plantar y necesitan el agua y los de frutales, también porque no ha llovido casi nada en los últimos tres meses y tampoco hay perspectivas de que lo agua a corto plazo», explica el presidente de los regantes de Orellana.
Que la campaña de riego es inminente explica el llenado de la llamada presa de Montijo, en el término de Mérida. Es, en realidad, un gran azud sobre el río Guadiana que sirve para elevar las aguas y derivarlas por los canales de Montijo (por la margen derecha) y Lobón (por la margen izquierda). Se trata de una de las presas más antiguas con las que cuenta la CHG, construida en la década de los cuarenta del siglo pasado. Es la pieza fundamental del reparto de agua en las 42.000 has que a partir de ella se riegan en las Vegas Bajas. Su capacidad de embalse es de 11 hm3.
O
Los regantes de la mayor comunidad de Extremadura, la de Orellana tendrán agua para todos los cultivos. Incluido el arroz. No obstante, no todo se podrá regar en la misma proporción. Se ha pactado que haya agua para un 60% como mucho de superficie regable. «Se trata de lograr un mínimo para que todos puedan regar», asevera Luis Gutiérrez. El año pasado, apenas pudieron plantar arroz y, de forma general, los regantes de Orellana solo pudieron disponer del 37,5% sobre su concesión hídrica habitual.
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