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Jesús Lozano (dcha.) Arnelas
El reloj extremeño que detecta los olores

El reloj extremeño que detecta los olores

Investigadores de la UEx han logrado insertar una nariz electrónica en un dispositivo de pequeño tamaño

Domingo, 18 de diciembre 2022, 07:59

El primer reloj con olfato artificial. Investigadores de la Universidad de Extremadura presentaron con esta premisa la nariz electrónica que han insertado en un dispositivo de pequeño tamaño en el Meeting of Digital Olfaction Society en Tokio celebrado a finales de noviembre. «Hicimos una presentación que tuvo bastante éxito», afirma Jesús Lozano, ingeniero en Electrónica y responsable del proyecto.

Incluso hubo una demostración en la que los asistentes a la ponencia probaron a acercar distintos productos al reloj, como café, o a echarle el aliento para observar si detectaba correctamente los olores. Funcionó. «Hubo compañías especializadas que se mostraron muy interesadas; de hecho desde Alpha MOS vendrán en enero a Badajoz para ver los prototipos», expone Lozano, que fue el encargado de dar la charla durante el congreso.

El sistema olfativo artificial avisa de la presencia de CO2 en el ambiente e informa sobre la calidad del aire

La tecnología extremeña integrada en drones ha despertado el interés de la Armada francesa y de la griega

Lo que podrán comprobar los responsables de esta compañía, que centra su trabajo en las tecnologías relacionadas con las pruebas sensoriales, es que la nariz electrónica puede detectar la presencia de CO2 (dióxido de carbono), informar sobre la calidad del aire o distinguir la cantidad de olores que hay en el ambiente.

Eso hace que sea un dispositivo que resulta atractivo a empresas que realizan estudios o desarrollan aplicaciones sobre calidad del aire, pero también a las que desarrollan su labor en entornos en los que puede haber gases contaminantes que supongan un riesgo para la salud. «En un futuro esperamos seguir avanzando y conseguir aplicaciones sanitarias, como la detección de enfermedades a través del aliento», comenta el investigador de la UEx.

Es decir, el trabajo que les queda por delante es que el dispositivo aprenda para reconocer más olores. La nariz electrónica se asemeja al sentido del olfato humano y ‘huele’ mediante unos sensores de gas. Para identificar qué está oliendo, el dispositivo tiene una memoria en la que están almacenados diferentes olores. «El ‘hardware’ ya lo tenemos, pero tenemos que seguir entrenando a la nariz», añade Lozano, que reconoce que la idea final de todo el proyecto –como la de la innovación y el desarrollo en general– es que alguna compañía termine adquiriendo su diseño para que tenga una aplicación real.

El sistema olfativo electrónico es una línea de investigación en la que se lleva trabajando más de seis años en la UEx y para la que se han buscado distintas aplicaciones prácticas. «Es cierto que la tecnología va cambiando, porque los microprocesadores y los sensores de detección de gases son cada vez más potentes», señala Lozano, que añade que el objetivo en este caso era avanzar en la miniaturización de todo el sistema. Algo que han conseguido.

De esta forma se puede integrar la nariz electrónica en dispositivos de consumo, como pueden ser los ‘smartwatch’ en los que se ha fijado este equipo investigador de la UEx.

Esto facilita su uso, por ejemplo para los trabajadores que están expuestos a situaciones potencialmente peligrosas. Pueden llevar entre sus equipos de protección el reloj y que este les avise sobre la exposición a un determinado riesgo, como puede ser la alta concentración de gases en una industria o en un yacimiento minero.

Aplicaciones en Defensa

Lozano –junto con José Luis Herrero, también investigador de la UEx, y José Miguel Sánchez, que representaba en ese momento al grupo Tedax-NRBQ– recibió en diciembre de 2017 el premio de investigación de la Fundación Policía Española por el proyecto ‘Sistemas Olfativos Artificiales para la Detección de Agentes Peligrosos’.

En su desarrollo diseñaron y construyeron una nariz electrónica que estaba pensada desde el primer momento para detectar explosivos y agentes peligrosos. Para ello adaptaron el dispositivo que los investigadores habían creado a las necesidades del grupo policial. Es un camino que no se ha abandonado y desde la UEx han seguido experimentando. «Una de las pruebas fue generar artificialmente NO2 (dióxido de nitrógeno) y que la nariz buscase la fuente emisora», detalla Lozano.

La empresa Alpha parece haber encontrado aplicaciones en Defensa. «Desarrollan drones de gran tamaño para las Fuerzas Armadas», informa el investigador de la UEx. En sus aeronaves quiere instalar una nariz electrónica. «Estamos en contacto con ellos para encontrar la mejor forma de integrarla y por nuestra parte estamos trabajando en esa línea», indica Lozano.

Por el momento, ya hay países que siguen de cerca la evolución del dispositivo. «La idea se ha llevado a grandes ferias de Defensa y tanto la Armada francesa como la griega están interesadas en su adquisición», concluye orgulloso el investigador de la UEx.

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