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Espacio de césped para los visitantes, este verano separado por primera vez de la zona de baño:: J.L.G.

La Codosera: una playa junto a un bosque

RINCONES CON ENCANTO ·

Lunes, 5 de agosto 2019, 07:51

En la provincia de Badajoz se encuentra uno de los ecosistemas fluviales mejor conservados de Europa y casi nadie lo sabe. Sí se conoce en cambio que uno de los lugares más conocidos para el baño de agua dulce es la piscina de La Codosera, un tramo del río Gévora que ha sido acondicionado convenientemente y que está situada a la salida de este pueblo cuyo clima es más húmedo de lo habitual.

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Pasarela de madera río arriba para paseos por un bosque ribereño:: J.L.G.

Está a unos tres cuartos de hora de Badajoz capital y a hora y cuarto de Cáceres, siempre con carteles indicadores en cuanto el visitante se acerca a la zona. Salvo a la gente del pueblo, se cobra una entrada: coche y adulto un euro y medio cada uno, niños y pensionistas un euro. Este verano el complejo natural tiene novedades, como arena de playa al otro lado del curso del río, baños nuevos, iluminación, riego automático para el césped y plantas, sombra en el aparcamiento y una valla de seguridad que separa la zona de baño para que la instalación sea más segura. Pero lo que sin duda representa el mayor cambio es que se han prohibido las mascotas.

La piscina natural de La Codosera discurre por el río Gévora y tiene varios niveles de profundidad: J.L. G.

Esta piscina natural tiene una gran explanada de césped para repartirse, varios niveles de profundidad en la zona de baño pensando en los más pequeños y el típico puente con el cartel 'prohibido tirarse' desde donde saltan los niños al agua.

Además de un amplio y cómodo restaurante donde más allá de la carta típica se sirven caracoles o croquetas de rabo de toro, desde la piscina natural de La Codosera salen varias rutas de senderismo que discurren por alcornocales, encinares, castaños y olivares. La hay para todos los niveles, pero sin duda la más llevadera es la que sale de la propia piscina por una orilla y vuelve por la opuesta apenas trescientos metros río arriba después de adentrarse en la vegetación.

Esta breve caminata te aleja del bullicio del fin de semana por unos minutos, sirve para bajar la comida y hacer una mejor digestión y transcurre por una pasarela de madera que convierte en totalmente accesible un bosque ribereño con gran encanto que añade sombra a este enclave en los días más calurosos.

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