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Este sábado, el sol será protagonista en Almendralejo de un momento mágico y milenario. El sábado que viene, se producirá el solsticio de invierno. Será ... el día más corto del año, el sol estará en su nivel más bajo y en Almendralejo se producirá un episodio mirífico y simbólico. Un aviso: si se acercan ustedes hasta esta ciudad extremeña para participar del prodigio, cuidado al conducir por la tarde hacia el sur porque el sol, en caída crepuscular, estará tan bajo que les deslumbrará irremisiblemente.
Pero antes de que comience la noche más larga del año y se invierta el proceso decreciente de la luz diurna… Antes, en fin, de que llegue el invierno, los rayos solares penetrarán en el sepulcro prehistórico de Huerta Montero, en Almendralejo, y, durante una hora, llegarán por un corredor hasta el fondo de una cámara circular y la iluminarán completamente.
Huerta Montero es un panteón situado en la periferia de Almendralejo, al norte del casco urbano. Y si emocionante es el prodigio luminoso que se producirá este sábado, no menos fascinante es la historia del descubrimiento de este enclave, que se suma a tantos hallazgos arqueológicos que convierten Extremadura en uno de los paraísos mundiales de la historia antigua y la prehistoria: Turuñuelo (Guareña), Cancho Roano (Zalamea de la Serena), dolmen de Lácara (La Nava de Santiago), Torre del Águila (Barbaño-Montijo), Maltravieso (Cáceres), Castro de Villasviejas (Botija), Mérida, Regina, Cáparra, Medellín, dólmenes de Valencia de Alcántara…
El hallazgo de Huerta Montero se produjo como suelen empezar las apariciones y descubrimientos de la historia y la leyenda de Extremadura. Es decir, con dos protagonistas: un campesino y un arado. El agricultor labraba la tierra y tropezó con una piedra. Escarbó y descubrió una tumba en perfecto estado de conservación. Se trataba de un sepulcro colectivo que, a partir de los análisis de C14, se dató hace 4.650 años, siendo utilizado durante un milenio como cámara funeraria donde fueron enterradas 109 personas.
El objetivo era que Huerta Montero fuera morada eterna de los muertos, que recibirían cada 21 de diciembre la ofrenda del sol. En aquel tiempo, la esperanza de vida era de 21,5 años. A los 45, uno era requeteviejo. Cuando se construyó esta cámara funeraria, ya se aplicaba la geometría a la construcción, como demuestra que las medidas de la tumba están muy calibradas. Como curiosidad, Huerta Montero se levanta, más o menos, al mismo tiempo que la primera pirámide de Egipto.
El agricultor encontró la piedra en 1988 e inmediatamente la llevó al taller de arqueología municipal. Bastantes voluntarios de Almendralejo colaboraron en las excavaciones colectivas por amor al arte, a la historia y a su ciudad. Los voluntarios se entusiasmaban cada vez que encontraban un ídolo o que aparecía un silbato de hueso de ala de buitre, un cuchillo, una punta de flecha o una caracola de mar.
Si se animan a ir por allí el próximo sábado, pasarán un buen rato pues el lugar es muy agradable y está montado de manera didáctica y atractiva. Pero no fue fácil preservar el yacimiento. Se dijo que allí no había nada, que mucho mejor urbanizar que hacer prospecciones arqueológicas, pero pudo más el tesón, la conciencia y la pasión de los arqueólogos y los voluntarios. Gracias a ellos, este sábado, en Almendralejo, podremos asistir a un rito funerario que se repite desde el 2.650 antes de Cristo: los rayos del sol más bajo del año penetrarán en el sepulcro, llegarán por un corredor hasta el fondo de la cámara circular y, durante una hora, iluminarán nuestra historia.
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